Por otra parte, no es que la oposición carezca de ideas o propuestas sino que no ha logrado comunicarlas eficazmente; en parte por el cerco mediático que ha impuesto este gobierno -muy eficiente en esas lides- pero sobre todo por las grandes limitaciones de la oposición para actuar de manera unitaria. Usualmente, lejos de cohesionar fuerzas, vemos a algunos opositores descalificando y agrediendo a quienes están en la misma acera. Hoy salen raudos a atacar a Henrique Capriles, en vez de saludar el debate y aportar su opinión con sentido constructivo, sin mezquindad. El país se cae a pedazos y algunos están en una sórdida competencia personal. Sin duda, Capriles ha planteado un debate que el gobierno necesita silenciar para evadir su responsabilidad y algunos opositores procuran descalificar en beneficio de su ego y sus intereses facciosos.
Calificar la propuesta de Capriles como “populista” porque plantea un aumento del 50% en sueldos y salarios, es no comprender el drama que hoy viven vastos sectores para alimentarse, es desconocer el impacto real de la inflación en la economía familiar y obviar que para reactivar la economía hay que elevar la productividad –cierto- pero es imprescindible incrementar la capacidad adquisitiva de la población, de lo contrario ¿Quién va a comprar lo que produzca el país? Por supuesto, nadie puede pensar en elevar los salarios, sin generar las condiciones para ello: reorientación del gasto público, incentivos fiscales a las empresas para compensar esa inversión social, seguridad jurídica y estímulo a las inversiones, un fondo de financiamiento a la pequeña y mediana industria, revisión de la deuda pública, frenar la regaladera de petróleo, etc. Incluso, aumentar la gasolina para financiar en la coyuntura un “bono de productividad” a las empresas, con lo cual podrían cubrir el incremento salarial. En fin, pueden surgir miles de ideas para construir viabilidad a la propuesta, lo que resulta estúpido es negar al país el derecho a percibir una justa remuneración o creer que tal aspiración supone el cierre de las empresas que hoy sobreviven a la marabunta roja. Calificar de “populista” la propuesta de Capriles es desconocer que la economía debe estar al servicio de la gente y que no basta con los indicadores macroeconómicos sino que es necesario comprender la compleja realidad social… ¡Pa’lante Henrique!
Twitter: @richcasanova
(*) Dirigente progresista / Vicepresidente ANR del Colegio de Ingenieros de Vzla.