La política exterior venezolana: entre la ideología y el conflicto

La política exterior venezolana: entre la ideología y el conflicto

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El  lunes 6 de julio, el presidente de la República, Nicolás Maduro, cumplió lo que había pospuesto en varias ocasiones. En el hemiciclo de la Asamblea Nacional (AN), en cadena nacional, y ante integrantes de su tren Ejecutivo y los diputados, anunció que su gobierno procedería a “emprender una batalla” para “seguir levantando con más fuerza que nunca la reclamación justa del Esequibo por las vías del derecho internacional y reconquistarlo por la vía de la paz”.  Deisy Martínez/ El Tiempo  

De esta manera, el mandatario respondió ante la polémica que se mantiene alrededor de la tradicionalmente llamada Zona en Reclamación y cuya soberanía está en discusión.





Analistas consultados sostienen que este episodio, sumado a la polémica permanente con Estados Unidos y las escaramuzas con España, tiene su origen en el “personalismo” (durante la gestión de Hugo Chávez), la improvisación e ideologización que ha caracterizado la política exterior del gobierno venezolano desde la llegada del chavismo al poder en 1998 hasta la actualidad.

Al respecto,  el presidente del Colegio de Internacionalistas de Venezuela, Juan Francisco Contreras considera que si se toma  como referencia las tensiones con Guyana,  en las respuestas y acciones del Ejecutivo, “hay mucha improvisación y falta de seriedad (…) no hay claridad en el camino a tomar. Chávez no mostró mayor interés y pareció ceder ante Guyana, y con Maduro, más allá de decir que el Esequibo es nuestro, juega a darle largas a la situación en lugar de actuar ajustado al Derecho Internacional sin ser blandengue al mismo tiempo, en nuestra posición sobre ese territorio”.

El conflicto con el país vecino, con el que mantenemos una disputa territorial desde 1899, se agudizó desde principios de 2015, cuando la estadounidense Exxon Móbil inició exploraciones en busca de petróleo, el cual halló frente a la costa guyanesa, en plena zona en reclamación. El 27 de mayo,  Maduro decretó la creación de las Zonas Operativas de Defensa Integral Marítima e Insular, lo que provocó el rechazo no solo de Guyana sino de Colombia, por cuanto Venezuela se atribuía aguas de territorios en disputa que es el caso del Esequibo y el Golfo.

El 6 de julio desde la AN, Maduro anunció la rectificación de la medida y emitió un nuevo decreto, el 1859, en el que se aclara que no tiene por objeto fijar límites territoriales sino la defensa frente a amenazas. Bogotá aplaudió. Pero el presidente venezolano, por otro lado, llamó a consulta a la embajadora de Venezuela en Guyana, Reina Arratia, ordenó reducir el tamaño de la embajada en Georgetown y la revisión de las relaciones bilaterales. El presidente David Granger declaró a su país “víctima” de agresión desde Caracas.

Aliados contra el capitalismo  

Para Angelina Jaffé, jefa del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Metropolitana, la política exterior del chavismo no es la propia de un Estado y eso la hace “errática” desde que Chávez llegó a Miraflores hasta Maduro, porque obedece a la ideología, a la búsqueda de aliados contra el capitalismo como Rusia, China, Cuba e Irán y no a lo conveniente para el país en materia de intercambios comerciales, tecnológicos y culturales, aunque resaltó algunas diferencias.

El mandatario fallecido, apuntó, era su propio Canciller y lo demostró no sólo por la cantidad de viajes que realizó sino también por el carácter de sus visitas, amén de los recursos provenientes del petróleo con los que contó para realizar acuerdos y concretar alianzas como Petrocaribe, integrada por 17 naciones, incluida Venezuela, y mediante la cual países caribeños compran crudo venezolano en condiciones de pago preferencial.

“El gobierno actual está debilitado internacionalmente en lo que a recursos económicos se refiere. Por otro lado, el Presidente también sabe que no tiene el liderazgo de Chávez y a pesar de ello no ha procurado elegir a un ministro de Relaciones Exteriores de peso que le sirva de apoyo (…) Delcy Rodríguez no llena ese perfil, era preferible seguir con Rafael Ramírez por la influencia de Pdvsa en el exterior”, aseveró la también profesora de Derecho Internacional Público.

En contraste con esta opinión de Jaffé, el internacionalista Jesús Silva afirma que las diferencias casi permanentes con EE UU, sumadas a las de Colombia, España y ahora Guyana, buscan mantener irritado al gobierno venezolano y crear una situación de conflicto interno y externo como estrategia, de cara a las elecciones parlamentarias a realizarse el 6 de diciembre. “Se trata de una campaña nacional e internacional contra nuestro país. Pese a ello el gobierno está dispuesto a agotar las vías diplomáticas para superar los impasses, manteniendo los principios de soberanía y respeto”, dijo.