Judith Sukerman: ¿Quién va a ganar la guerra económica?

Judith Sukerman: ¿Quién va a ganar la guerra económica?

thumbnailjudithsukermanDesde hace algún tiempo, el gobierno habla de la existencia de una guerra económica, para tratar de explicar la grave crisis que él mismo ha provocado con su desacertada política intervencionista, el mal manejo del control cambiario, los subsidios insensatos, la inmensa corrupción existente en todos los estratos del poder público y la impunidad que la alienta cuando se trata de personeros rojos rojitos. 
Esa guerra de la que habla Maduro, la declaró el gobierno contra el sistema productivo nacional y las consecuencias las estamos pagando todos los venezolanos, ya es hora de detenerla.
Los índices económicos del país del primer semestre del 2015 son los peores de los últimos 100 años, a decir de los entendidos.
Después de casi 17 años de revolución, el 57 por ciento del producto interno bruto está comprometido en deuda. Más del 80 por ciento de los medios de producción pasaron de ser privados a públicos, tanto tierras como empresas. El precio del dólar pasó de 573 bs. en enero de 1999 –cuando el gobierno no le había eliminado tres ceros a la moneda-  a  199.90 bsf.(es decir 199.900bs de los de antes) por dólar SIMADI oficial, al que solo tiene acceso la alta  boliburguesía, porque el  dólar paralelo, que es el que pueden conseguir los ciudadanos de a pie se cotiza en 620.000 bs o lo que es lo mismo, 620  bsf, al día de hoy.
El gobierno expropió  empresas de cemento y no hay cemento, expropió tierras destinadas a la siembra de caña y no hay azúcar, expropió empresas Diana y no hay aceite ni mantequilla, expropió Fama de América y no hay café, Lácteos Los Andes y no hay leche, Monaca y no hay harina y así tantas otras. El 95 por ciento de las empresas expropiadas por el régimen, han disminuido en mucho su capacidad de producción y en consecuencia las plazas de empleo.
Doing Bussiness 2015, una publicación insignia del Banco Mundial  que anualmente mide las regulaciones que favorecen y restringen la actividad empresarial en 189 países, calificó a Venezuela, como la octava peor economía para hacer negocios, superada solo por Afganistán, República del Congo, Chad, República de Sudán del Sur, República Centroafricana, Libia, y Eritrea.
La vertiginosa corrupción merma la poca eficacia de algunas medidas que ha tomado el gobierno, por ejemplo, según cálculos realizados por Datanálisis, un millón de dólares entregados a Empresas Polar, producen cuatro veces más que un millón de dólares de importaciones del ministerio de alimentación
A las empresas no expropiadas se les dificulta operar con normalidad, se les cerca, se les limita y abarrota de trámites burocráticos y cargas impositivas. Podría decirse que se apuesta a su fracaso
En  2014 PDVSA, produjo menos de 2.8 millones de barriles diarios, según cifras OPEP, lo que significa una caída del 18 por ciento de lo producido en 1998, cuando  era la quinta empresa más importante del mundo. Hoy ni siquiera aparece en los 15 primeros puestos del ranking de empresas petroleras.
El régimen ha ido malgastando y regalando las enormes riquezas de nuestro país. Con políticas demagógicas  y aplicando modelos fracasados propuestos por el comunismo-socialismo,  ha llevado al país a unos niveles de subdesarrollo que había dejado atrás antes que ningún otro país latinoamericano.
Sin embargo, todavía hay un sector, por fortuna cada vez más pequeño, que todavía cree que realmente existe una guerra económica contra la revolución, que se deja engañar y celebra los “golpes al capitalismo” que da el gobierno cada vez que interviene una nueva empresa, o que establece un control irreal de precios, o que premia a los jerarcas, titulares de cuentas en bancos de andorra “porque son víctimas de una persecución del imperio contra nuestra soberanía”,  sin darse cuenta que las consecuencias de esas desacertadas políticas son un empobrecimiento generalizado, una caída abismal de los niveles de vida y la más alta inflación del continente.
A esos que todavía creen en el modelo revolucionario habrá que tratar de explicarles las razones de esta debacle y si aún así siguen convencidos de que se trata de una guerra económica, entonces apelemos al argumento de que en ese caso este régimen tiene 16 años perdiendo la batalla, es hora de darle la oportunidad a otros que si puedan ganarla. ¡¡La alternativa democrática podrá hacerlo!!
 
@judithsukerman / [email protected]