La crisis del país es consecuencia de un modelo económico fracasado, sin rumbo, caracterizado por los controles, la expropiación, el hostigamiento al capital nacional como ocurre con Polar y otros, privilegio de las importaciones en perjuicio de lo nacional, sin reglas claras que han espantado a los inversionistas. A ello se agrega niveles de endeudamiento nunca alcanzados, regaladera de petróleo a niveles irresponsables en Petrocaribe.
Han sido incapaces de revertir la inseguridad; convirtiéndose junto a la escasez de alimentos, medicinas, repuestos y otros en una pesadilla para la gente.
Secuestraron los poderes públicos, para utilizarlos en perseguir adversarios, inhabilitar dirigentes, encarcelar unos y abrirle expediente a otros.
Impusieron la hegemonía comunicacional y la censura poniendo en jaque a los medios y silenciando la crítica de los oponentes.
Frente a todo esto, la nación se cansó de tanta cháchara por lo cual busca salidas pacíficas; las elecciones parlamentarias del 6D son el mejor camino para ello.
La cúpula se ocupa de enrostrarle al país su poder, el control de todo y sutilmente dejan correr que ganan o se van a la calle, buscando asustar a la gente para que no vote. La abstención le sirve a los propósitos del “status” que pretende perpetuarse.
En Venezuela existe una larga historia de fraudes contra candidatos presidenciales que llegaron al corazón del pueblo; pero fueron ultimados en las chiquiticas: el Maestro Prieto, Andrés Velásquez y recientemente Capriles han sido los más ruidosos.
Hay ingenuos señalando que las críticas al CNE, procedimientos electorales torcidos y fraudes espantan la participación de los electores. Nada más lejos de la verdad; la gente quiere estar informada de las amenazas existentes.
La delincuencia electoral en el pasado usó la frase: “Acta mata votos” y se repartían los votos de los partidos ausentes a la hora del escrutinio. La modalidad cambió con la automatización; pero los delincuentes siguen en sus andanzas. La pregunta es ¿Cómo lo hacen ahora? El fraude no está en las máquinas, el sistema le permite a la casa del truco saber quienes no han votado, para que la maquinaria roja ejerza presiones indebidas y enganche algunos votos a partir de las 2:00pm.
El fraude está en la mesa; si el testigo de la MUD no asiste y/o abandona, el dedo malhechor vota por los abstencionistas duros, es decir electores con varios procesos sin ir a votar. Por ello el fraude es más fácil montarlo cuando la abstención es alta, porque facilita votar por quienes no asistieron.
Las encuestas señalan que entre el 80% y 85% acudirán a votar el 6D, con esta tendencia se le ponen las cosas más difíciles al Gobierno; con Maduro en un 20% de aceptación, el PSUV en una pelea a cuchillo olfateando la derrota y la crisis del país agravándose todos los días, tienen cantada la derrota en las parlamentarias.
@joseluismpv
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Dirigente del MPV