Sebastiana Barráez: Paramilitares vs. Politiquería

DiosdadoVielma

 

La periodista de investigación Sebastiana Barráez aborda hoy en su columna en el semanario Quinto Día detalles de la situación en el frontera del Táchira con Colombia en el marco de la declaratoria de estado de excepción en algunos de sus municipios





 

CONTRABANDO. Fue el martes. Mientras el vehículo se acerca a la alcabala El Pabellónel guardia permanece impasible. El joven chofer trata de ignorarlo. El guardia le pregunta hacia dónde va. “Hasta Delicias”, responde. ‘¿Vas lleno?’. El chofer asiente con la cabeza mientras ve el medidor de gasolina. El uniformado le dice que la tarifa es cinco mil, porque hay estado de excepción. No vale la protesta. ‘Paga tu novatada y aprende a trabajar, porque ya se les dijo que sólo pueden hacerlo en la madrugada’, es la justificación simple del guardia. Casi a punto de hacer pucheros el joven le extiende los Bs.5 mil y se aleja lentamente por la serpenteada carretera de montaña en el municipio Urdaneta del Táchira. Llega hasta la aldea La Honda donde un grupo de personas espera, con manguera sacan la gasolina del vehículo, y de inmediato bajan unos metros a través de una pronunciada cuesta y atraviesan el río para llegar a Ragonvalia (Colombia) con los bidones de combustible.

PERVERSIÓN. Ocurría desde hace tiempo. No sólo era el paso de combustible, luego de alimentos, se le sumaron los medicamentos y así sucesivamente. Son miles los colombianos que viven en varios municipios al otro lado de la frontera y vienen a Venezuela sólo a cobrar la pensión del Seguro Social. En poblaciones del norte tachirense, como La Fría, Guarumito y Colón se llevaban la comida preparada a territorio colombiano. En una famosa pollera todos en la población sabían que las tres primeras tandas de pollo se la llevaban un grupo de motorizados para Los Urabeños del otro lado de la frontera. En una almacenadora, en la vía al aeropuerto de San Antonio, hay dos gandolas detenidas por la fiscalía. Los militares venden ese cobre a contrabandistas o mafias de la chatarra.

DIOSDADO. Es el presidente de la Asamblea Nacional. A sólo días del decreto de excepción, llegó al Táchira. Se rodeó inmediatamente de los militares instalados en tierra andina. En el marco de una delicada situación como la que se vive en la frontera, él no tardó en concentrar esfuerzos para promocionar a los candidatos de su partido a la Asamblea Nacional. Más que recibir apoyo, el acto se ve oportunista en momentos en que la población espera con expectativa el desarrollo de los acontecimientos. Su verbo duro contra la oposición va dirigido a tratar de pregonar que los paramilitares están relacionados con sectores “de la derecha”. No sé si desconoce o pretende ignorar que el paramilitarismo se acentuó en Venezuela desde hace más de una década, que prosperó en revolución, que creció y se fortaleció mientras la Fuerza Armada no actuaba con la contundencia que debió hacerlo. No es un acto de nobleza aprovechar la circunstancia lamentable que viven los fronterizos para hacer campaña electoral.  Esa acción acentúa la desconfianza de los tachirenses en las medidas tomadas por el gobierno sobre la frontera. Más aun con la errada política económica y monetaria implementada en Venezuela.

MENTIR. Durante mucho tiempo funcionarios del gobierno se negaban a decir que la frontera estaba llena de colas para surtirse de combustible, de alimentos, de materiales de construcción, de medicamentos, de pañales, etc. Ahora descubrieron el agua tibia: Hay colas, hay contrabando, hay matraca, hay paracos, etc. Aún no se han dado cuenta que también hay guerrilla. El gobernador Vielma Mora dice que ya no hay colas, pero sí hay; las de alimentos se mantienen casi intactas. El gobernador de Mérida, Alexis Ramírez dijo que detuvieron a tres dizque paramilitares. De inmediato Cabello dijo que tenían relación con la oposición. En el lugar de allanamiento encontraron bastantes municiones de distintos calibres, fulminantes y tres latas de pólvora. Lo que no dijeron es que ese material habría sido extraído de Cavim.

SANTOS. El presidente colombiano, en consejo extraordinario y ampliado de ministros en Cúcuta (Norte de Santander), habló de lo que llama crisis humanitaria a causa del cierre unilateral de la frontera. Asistieron delegados de Naciones Unidas y de la OEA, así como 18 embajadores. Oyeron los testimonios de los afectados. Juan Manuel Santos tiene derecho a defender a su pueblo, pero también tiene la obligación de ocuparse de su pueblo, de esa frontera que se abastece de nuestros productos. Santos dice que presentarán una denuncia ante la Corte Penal Internacional (CPI) contra el gobierno venezolano.

FRONTERA. Es en los municipios afectados por el decreto de excepción. Los bacahaqueros o contrabandistas lanzan el combustible que tenían guardado, a las pocetas, los lavamanos, los cursos de agua. El diputado Ricardo Sanguino dijo que como el municipio García de Hevia tiene un alcalde oficialista, “el desabastecimiento y los actos de contrabando no fueran más grandes”. No sabe el parlamentario que en la quebrada Balastrera en La Fría, hay una mortandad de peces y culebras, porque los habitantes de los barrios Andrés Eloy Blanco, Barrio Nuevo y Las Américasle echaron la gasolina al caño. En esa población las gasolineras que hoy lucen vacías, antes dejaban los carros de un día para otro. “Había que pagar entre Bs.300 y 600 para surtirse”. Desde Guarumito y Tres Islas, en municipios García de Hevia yAyacucho, hay contrabandistas pasando por los camellones, en bestias y a riesgo hacia Colombia. Por Tres Islas hay un éxodo masivo de colombianos hacia territorio vecino. A un periodista que fue hasta la línea fronteriza le advirtieron, hombres armados colombianos, que si volvía se atuviera a las consecuencias.

 

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