Guatemala castiga a los políticos tradicionales y vota por un comediante

 REUTERS/Jorge Dan Lopez
REUTERS/Jorge Dan Lopez

La crisis generada por la corrupción estatal fue el detonante para que los guatemaltecos se volcaran a las urnas y derrotaran el abstencionismo y con el triunfo del comediante Jimmy Morales en la primera vuelta dieran un golpe de castigo a los políticos tradicionales.

A falta de computar el 5 % de las 19.582 juntas receptoras de votos, el candidato presidencial del opositor Frente de Convergencia Nacional (FCN-Nación) suma 1.147.645 votos, es decir el 24,45 % del total de sufragios válidos emitidos.

En estos comicios no solo quedó claro que perdió el abstencionismo, sino también la corrupción.





La afluencia de los votantes, según los resultados parciales del escrutinio, puede haber superado el 78 %, la cifra más alta en unas elecciones generales desde el retorno a la democracia hace ya 30 años.

Y es que muchos sectores no se atrevían a vaticinar ni siquiera que se iban a celebrar las votaciones por las manifestaciones que se iniciaron desde abril pasado para rechazar la corrupción y a la par pedir la suspensión del proceso electoral.

La falta de aprobación de las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos para evitar la reelección de diputados y alcaldes fue una de las razones de que los potenciales votantes se mantuvieran mucho tiempo indecisos sobre la asistencia a las urnas.

Sin embargo, parece que a última hora decidieron dar la “estocada mortal” al ausentismo y casi la mayoría de los 7,5 millones de habitantes empadronados, el 46 % de ellos entre los 18 y 30 años de edad, ejerció su derecho al voto pese a los intentos de boicotear el ingreso a los colegios electorales.

La más alta participación en unos comicios se había registrado en 2011, con un 69,34 % de asistencia de los 7,34 millones inscritos en el padrón en aquel entonces.

Esas elecciones fueron las que llevaron al poder al general Otto Pérez Molina, quien derrotó en la segunda vuelta al empresario Manuel Baldizón, de Libertad Democrática Renovada (Lider), quien cuatro años después parece ser el gran perdedor de la primera ronda celebrada este domingo.

Acusado de corrupción, Pérez Molina, militar retirado, se vio obligado a renunciar a la Presidencia la semana pasada y por ahora se encuentra en prisión provisional a la espera de que un juez decida el próximo martes si lo liga o no a un proceso judicial por los delitos de asociación ilícita, caso especial de defraudación aduanera y cohecho pasivo.

Su vicepresidenta, Roxana Baldetti, que también renunció al cargo el 8 de mayo pasado, ya fue acusada de esos delitos por el Ministerio Público (MP) con el respaldo de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), que el 16 de abril último desmanteló la trama de corrupción conocida como “La Línea”.

Y el más favorecido de la crisis política desatada por las denuncias de corrupción ha sido Jimmy Morales, que salió al ring poco después de que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) convocara a las elecciones generales el 2 de mayo pasado.

Desconocido en el mundo de la política y sin experiencia en la administración pública, Morales supo sacar provecho del malestar de la sociedad y lanzó su candidatura presidencial.

En poco menos de seis meses, este director de cine y actor ha ganado la primera vuelta electoral como producto, como él dice, de la coyuntura.

“Estoy emocionado por los resultados”. Esas fueron las primeras impresiones que Morales transmitió a los periodistas, aunque admitió que el hecho de estar participando en estos comicios se lo debe al pueblo, que está cansado de una corrupción endémica.

Aseguró que no tiene compromisos con ningún sector y que la única alianza que hizo fue con el pueblo, que este domingo le dio el respaldo en las urnas, aunque no el suficiente para evitar una segunda vuelta.

Los sondeos divulgados la víspera vaticinaban una victoria de Morales, de 46 años y evangélico, y también un triunfo en una segunda vuelta, el próximo 25 de octubre, con cualquiera que se enfrente, ya sea con Baldizón o con la exprimera dama Sandra Torres (2008-2012), de la opositora Unidad Nacional de la Esperanza (Une).

Torres y Baldizón se disputan de forma reñida el boleto para pasar a la segunda vuelta.

Según el presidente de la poderosa cúpula empresarial, Jorge Briz, el mensaje que ha dado la población en estas elecciones es que los corruptos deben estar en prisión y que esta vez los guatemaltecos sí pensaron su voto. EFE