Wikipedia fronterizo

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(foto archivo)
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El presidente de la AN, Diosdado Cabello, que gusta de posar para los medios como una autoridad militar inquebrantable e insustituible a punto de declarar una hecatombe mundial, parece no estar dispuesto a medir ninguna consecuencia a la hora de cerrar todas las fronteras posibles, justo ahora cuando la presión parece convertir la salida y entrada por Paraguachón y las cientos de trochas que se cuentan hasta la sierra de Perijá y Catatumbo en un infierno incontrolable.

Dámaso Jiménez | Biendateao

Ahora cuando las acciones mezquinas en el Táchira contra más de mil desplazados colombianos cedulados han dado la vuelta al mundo,  en su mayoría ancianos, mujeres y niños, nadie parece poner en duda que fueron calculadas para culpar como “paramilitares per se” a los neogranadinos por las 7 plagas que sufren los venezolanos en las colas de la amargura, sacar un Dakaso sorpresivo de alimentos del sombrero del contrabando sinvergüenza que hace estragos en nuestra economía, y recortar el inmenso diferencial de votos que tiene el gobierno de Maduro en su contra de cara a las parlamentarias.

Pero dicen los expertos que la formula usada en el Táchira no tendría el mismo efecto en la frontera wayuu. Dos semanas de cierre y estado de excepción solo han dejado un intenso colapso, caos, imágenes humillantes, mayores controles y alambres de púas, pero las colas, la escasez, el desabastecimiento y la inseguridad siguen igual o peor.

Con solo sobrevolar la zona el vicepresidente Arreaza considera estudiada la situación para determinar el cierre fronterizo en la región guajira, sin reparar que no se trata de una línea limítrofe cualquiera que puede obstaculizarse con una cerca de alambre de púas y una tanqueta bloqueando el paso, sino un complicado eje telúrico que bombea coágulos de situaciones inflamables que nadie escucha pero que siempre amenaza con autoactivarse como una bomba de tiempo. Es un desierto habitado por ciudadanos mezclados hasta la médula. Un fragmento de país con dos nacionalidades.

No se puede negar que la metralla del verbo de los voceros del gobierno logra encender y confundir los términos hasta el punto de considerar paramilitar y bachaquero a todo aquel individuo que no simpatice con la revolución y se atreva andar por ahí con dos productos de cualquier alimento desaparecido en una bolsa raída y transparente. Es por eso que nos atrevimos a emitir algunos conceptos al estilo wikipedia para confrontar  la jerga oficial fronteriza, mezclada y utilizada con odio por la dupla presidencial y el trío de voceros incapaces de responsabilizarse por los desastres que dejan a su paso.

Bachaquero. Es la persona que trafica azúcar, papel “toilette”, leche, entre otros productos de higiene y alimentos que escasean por el colapso económico y que pocas veces se encuentra en un supermercado en Venezuela. Es un término que nació en el Zulia y sugiere el trabajo que llevan las hormigas y los bachacos que trasladan hojas y migas hasta sus colonias, para señalar principalmente a miembros de la etnia wayuu, pero que ahora alcanza a “muchos” que abundan en las largas colas a la caza de productos casi desaparecidos para venderlos en el buhonerismo nacional con un precio hasta 5 y más veces por encima de su valor regulado.

Contrabando: Es la entrada, salida y venta clandestina de mercancías prohibidas o sometidas a derechos o que defraudan las especificaciones legales de las autoridades. Según la canciller colombiana María Ángela Holguín, la diferencia de precios en la gasolina y algunos productos alimenticios hace inviable la posibilidad de erradicar el contrabando. Para Maduro, todo se debe a la guerra económica que desatan las autoridades colombianas como títeres del imperialismo para desaparecer los productos de primera necesidad de Venezuela, pero el contrabando existe y opera bajo la lógica de que los subsidios hacen mucho más baratos productos que aún se consiguen en Venezuela, lo que no justifica la escasez que padecen los venezolanos como consecuencia del colapso del control cambiario.

Paramilitares: Son organizaciones particulares que tienen entrenamiento y estructura militar pero no forman parte de las fuerzas militares del Estado, aunque en la mayoría de los casos son colectivos armados ubicados en determinados territorios que sirven a los intereses del Estado o a los grupos de poder para realizar el trabajo sucio que está fuera de la Ley. Dentro de sus miembros pueden estar miembros de las fuerzas policiales y militares. Son tropas irregulares que actúan más como fuerza de choque y persecución de intereses muy particulares

Guerrilla: La guerrilla está apostada a todo lo largo de la frontera principalmente del Zulia. En una oportunidad el presidente Chávez aseguró que Venezuela no limitaba al oeste con Colombia sino con la FARC. Aún parece ser así aunque algunos puntos álgidos entre la Guajira, sierra de Perijá y sur del lago son controlados por otros grupos bastante violentos como el ELP y otros de menos desempeño. Desde que comenzó este nuevo conflicto por la muerte de tres militares, el gobierno no ha tocado la existencia de guerrilla en la zona ni con el pétalo de una rosa. Según la periodista e investigadora Sebastiana Barráez, aunque el gobierno parece haber controlado la actividad delictiva y el contrabando de extracción en el Táchira, parece haberlo abordado solamente por zonas con presencia paramilitar no así donde se ha denunciado una intensa actividad de la guerrilla colombiana en Venezuela. Incluso en Urdaneta, el único municipio que tiene presencia reconocida de estos grupos y que fue incluido entre los lugares con estado de excepción, el abordaje militar ha sido muy flexible a diferencia del resto de los municipios expuestos a la conflictividad de la medida, a pesar que estos irregulares también controlan el contrabando de combustible y alimentos.

Datos y cifras: Técnicos de Pdvsa informaron al alto gobierno que de cada 100 litros de combustible que se distribuyen en el Zulia 57 se van para Colombia y que el 90 % de este negocio es controlado por los insurgentes. El ministro general de la alimentación escaza, Carlos Osorio, a su vez informó que de cada 100 toneladas de alimentos correspondientes al Zulia, 41.5 se va a Colombia, en su mayoría manejado por las mismas FARC que negocian la paz con Colombia y Venezuela desde La Habana. Nunca se ha desmentido que lo largo de la frontera del Zulia sea aliviadero de esta insurgencia que ha logrado apoyos considerables de la revolución que gobierna en Venezuela.

Datos adicionales: El Sebin explicó en una información reciente que de cada mil bolívares que pagan en vacunas los ganaderos zulianos, a las FARC le ingresan 620 bolívares. No se tienen datos sobre el negocio de las armas ni quiénes manejan las ganancias, pero lo que sí se sabe es que la frontera zuliana es la base fundamental de toda industria clandestina. Tanto el gobierno de Arias Cárdenas como el de Maduro saben que desmovilizar estos grupos apostados en la frontera zuliana no se realiza a través de una medida de excepción, y en caso de un acuerdo de buena voluntad llevaría varios meses tratar de desactivar la violenta bomba incrustada en ese fragmento geográfico donde conviven víctimas y victimarios y donde el miedo se respira en las paredes de las casas, en los rostros, en la mano en la boca para hablar casi en susurro, las alcabalas, los puentes, las trochas, el motor de las gandolas, las luces del próximo vehículo, en la llegada de los uniformados.

 

Wayuu: o guajiro, del arahuaco señor, hombre poderoso, con más de 500 años de historia y convivencia en la península ubicada entre la frontera de ambos países. Ocupan 15.300 km2 del departamento de la Guajira de Colombia y 12.000 km2 del estado Zulia. Son el pueblo indígena más numeroso de Venezuela y Colombia, el 97% habla su idioma ancestral wayuunaiki, 32 % habla castellano y un 66 % no ha recibido educación formal. A pesar del contrabando todo es más caro en la Guajira y mucho más difícil de encontrar. Señalan que las autoridades civiles de la región y del municipio Guajira son un cero a la izquierda desde que la zona fue declarada “Distrito Militar 1” por parte del gobierno venezolano. Saben que sin haber implementado aún el estado de excepción y el cierre fronterizo es una zona llena de controles, donde no se mueve ni una iguana sin permiso militar. La Guajira es una de las 10 regiones de Venezuela convertidas por decreto desde el 2011 en Distrito Militar, tras detectarse “una serie de amenazas que atentaban contra la seguridad, la defensa y el desarrollo integral de la nación”, pero aún se desconoce qué pasó con la situación de peligro hacia nuestra soberanía que existía entonces, o el logro alcanzado por este decreto, sin embargo nadie puede poner en duda que el contrabando de gasolina y alimentos lejos de exterminarse se incrementó en esta zona en los últimos 4 años. El Decreto Presidencial ordenó acabar con la venta ilegal de combustible y garantizar protección a la población, “en especial la indígena”, pero aún ningún alto funcionario ha dado explicaciones por las decenas de muertes, persecuciones y torturas sufridas por muchos habitantes de la guajira desde la implementación del Distrito Militar. Decretar ahora un estado de excepción y cierre fronterizo sería admitir el fracaso de estas operaciones en la frontera y la certeza de que “de estos negocios viven los militares, gobernantes regionales, familiares y todos los que se aprovechan del control en la zona”. Los wayuu están cansados de ser los chivos expiatorios de toda esta pléyade de corruptos.

 

 

Dámaso Jiménez es periodista venezolano. Editor del portal de noticias Biendateao

@damasojimenez

 

 

 

 

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