Manuel Malaver: Santos, el presidente que no aprendió de sus aciertos

Manuel Malaver: Santos, el presidente que no aprendió de sus aciertos

thumbnailmanuelmalaverEs evidente que, a 20 días de la crisis fronteriza, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, no sabe cuál es la solución y, mucho menos, si terminará.

La razón de ello estriba en que, Santos, y los líderes políticos y militares que lo acompañan en el gobierno, esperaron hasta el 19 de agosto pasado -cuando, Maduro, ordenó la deportación de 10.000 colombianos que vivían en cuatro municipios del Estado Táchira- para enterarse que su par venezolano era un anticolombiano de tomo y lomo, y, lo que es peor, de la estirpe totalitaria, socialista y marxista leninista.

Quiere decir que, ni Santos, ni sus ministros, ni los generales del poderoso ejército neogranadino tenían un plan de contingencia para un evento que, pudo fácilmente ser evitado para no abrir cauce a una derrota política y diplomática, de la cual, ni el presidente, ni su administración saldrán ilesos.





Es cierto que Santos reaccionó tres días después de iniciadas las deportaciones, pero para adoptar a partir de ahí una posición ambigua que lenta, pero implacablemente, lo ha ido convirtiendo en un prisionero de una política de hecho (“realpolitik” también la llaman).

Recordando, fue exactamente lo que le sucedió a las FARC, a Chávez y a Correa con la operación militar que fue a buscar a Raúl Reyes al territorio ecuatoriano produciéndole la muerte que, por mucho que protestaron, amenazaron y convocaron plenarias de la OEA y el “Grupo de los 20”, no pudieron evitar lo obvio: Marulanda y sus irregulares había recibido un golpe que pudo ser el principio del fin.

En muchas otras situaciones de este carácter se vio, Santos, envuelto durante los años que fue ministro de la Defensa, de Uribe, pero sorprendentemente, las ha olvidado desde el ejercicio de la presidencia de Colombia, por supuesto, para proporcionarle un enorme daño a su país y a él mismo.

Definitivamente, pienso que ya puede escribirse el epitafio político de Santos y que no puede ser otro que: “Santos, el presidente que no aprendió de sus aciertos”.