Petra László, la reportera que zancadilleó y golpeó a algunos refugiados mientras huían de la policía en Röszke, cerca de la frontera con Serbia, no solo ha sido despedida. Se ha convertido en diana de las críticas en las redes sociales y será denunciada por los partidos de la oposición de su país. Se puede enfrentar a hasta cinco años de prisión por incitación a la violencia, el máximo castigo por este delito. Por el momento ha decidido desaparecer, cuentan en Nemzeti 1 (N1tv), la televisión para la que trabajaba hasta el martes cuando, para muchos, László comenzó a personificar el maltrato de Europa contra los refugiados, publica EL PAÍS.
Fotos Reuters
La empresa rescindió su contrato con un comunicado escueto, pasando casi de puntillas, sin dar el nombre de la trabajadora y sin pedir perdón por su comportamiento, el cual se consideró “inaceptable”. En declaraciones a EL PAÍS, el director de la cadena húngara, Szabolcs Kisberk, de 38 años, ha asegurado que el comportamiento de László “no se corresponde con los valores que representa la cadena, tanto a nivel humano, como profesional. Es inadmisible”.