Buenos Aires en cuatro tragos

Buenos Aires en cuatro tragos

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Lo de que uno se siente como en casa cuando viaja a Buenos Aires, además de ser un topicazo casi tan grande como el de “que se conoce Nueva York antes de ir”, el “que habrá que ver a Scarlett Johanson recién levantada” o que” la natación es el deporte más completo”, es una verdad como un templo. Por eso Buenos Aires es adictivo. En especial para los madrileños, que nos cuesta encontrar ciudades tan hiperactivas y sonámbulas como la nuestra, Buenos Aires es el lugar perfecto para ser noctámbulo y disfrutar de los mejores tres bares cocteleros en la avenida 9 de julio.

Sentimos una hermandad instantánea, justificamos el quilombo de su tráfico, agradecemos los horarios, reconocemos nombres, como la Avenida Callao, el paseo Colón, la Plaza de Ruben Darío… y la 9 de julio, salvo por el obelisco, no nos parece ni tan lejana a nuestro paseo de la Castellana. Incluso tenemos otro Retiro. Que aquí no es un parque gigante y regio (para eso están los Bosques de Palermo) sino un distrito residencial y financiero, de hoteles históricos y restaurantes de lujo, que no es, ni mucho menos, el que más “onda” tiene de la ciudad.  Traveler.es





Sin embargo, se ha convertido en lugar de peregrinaje nocturno porque en pocas “cuadras” aglutina cuatro de las mejores coctelerías de la ciudad, y probablemente, la mejor de toda Sudamérica, según aseguran aquellos que coleccionan veladas en el cono sur.

Cocktail Florería Atlántico

Cocktelería Florería Atlántico con creaciones propias/ Florería Atlántico

LA FLORERÍA ATLÁNTICO

Y se llama así porque, efectivamente, se encuentra en dentro de una extraña floristería que abre hasta las tantas y vende además botellas de vino. El gato encerrado de tan extraño negocio se desvela a partir de las 22.00 horas, cuando la puerta frigorífica da acceso a un subterráneo que entraña un garitazo porteño al 400%, que parece un antro portuario con grafitos de animales mitológicos en las paredes. Un combinado (y valga la redundancia) de música, ambiente y coctelería de altísimo nivel al que no se le puede poner un pero (ni siquiera el francés melindroso).

Además de una coctelería equilibrada y clásica (en uno de los apartados de la carta hay una divertida entrada que incluye “Los que no deberían estar: con tópicos y típicos como elmojito o la caipirinha“), se hace un guiño a las raíces de Argentina, con creaciones propias ytwisteadas de los países que han colonizado el país (España, Italia, Polonia, Gran bretaña y Francia, según la base alcohólica: Aperitivos, Gin, Champagne, Vino y Vodka) y tambiéncriollos-argentinos, que recuperan algunos típicos que se habían quedado en el olvido. Se pueden acompañar con algún plato delicioso como los boquerones con salsa criolla,pescados a la parrilla con verduras o carnes (ojo en el mismísimo Buenos Aires, el parrillero es peruano).

La Florería Atlántico

Extraña floristerís wie abre hasta las tantas/ La Florería Atlántico

OCHO7OCHO

Por si no les bastara con tener el garito más “canchero” de Buenos Aires, Tato Giovannoni y Julián Díaz (creador del Ocho7Ocho, otro imprescindible, pero esta vez en el barrio de Palermo), sus dueños, han tenido la osadía de crear su propia ginebra (Casa de los Apóstoles) y su propia tónica (Pulpo Blanco), con los que hacen el que, en boca de granesbartenders, es uno de los mejores gin tonics del mundo. Lo cierto es que es muy argentino: con toques de pomelo (cítrico nacional), eucalipto, yerba mate y botánicos patagónicos… Huele a Argentina y sabe a Argentina.

Ocho7Ocho

En Ocho7Ocho, hacen los mejores gintonics del mundo/ Ocho7Ocho

PONY LINE

De la Floristería nos vamos a las cuadras, al Pony Line, el bar del Four seasons (Posadas 1086). Tanto el hotel como la coctelería (y el restaurante Elena, con estrella Michelin incluida) fueron el capricho de un jeque árabe enamorado de los caballos. De ahí el nombre, Pony Line. Como también la decoración, ambientada en una caballeriza, con bridas, monturas y estribos, inspirada en el “estilo de vida del polo de La Dolfina” y que requirió una inversión de alredor de tres millones de euros.

Los cócteles son muy equilibrados. Super frescos. Y, aunque no hay posibilidad de error, si solo se va a tomar uno, hay que pedir el Backhanger que se sirve en bombilla (tereré de té verde, lemon grass, cítricos y limonada de vodka), además de las cervezas que ellos mismos elaboran.

Tapas, pizzas, sándwiches y ensaladas… Cada décima de segundo van y vienen platos con mini hamburguesas (acordaos de matizar muy bien el punto en el que la queréis, que aquí tiende a la alza, y que llevan chipotle). Es recomendable para la primera copa, pero conviene llegar pronto porque se llena (el ambiente aquí es más cheto -pijo-).

Pony Line

Pony Line, no vamos a las cuadras a beber gintonics/ Pony Line

EL BASA

El último de los bares de la zona es el Basa. Aquí puede parecer que estamos en Nueva York, tanto por su decoración moderna y elegante donde mandan el ladrillo visto, el cemento, el cuero, el hierro, una iluminación medida a milímetro y una barra de más de 10 metros, como por su clientela, ejecutivos (está en pleno meollo del centro financiero) y celebrities locales.

Lo más sorprendente es la juventud de su bartender, Ludovico De Biaggi, con suscombinados contemporáneos y súper creativos en los que siempre hay elementos hechos en casa que si un bitter, que si un almíbar… Lo mismo que sucede en el restaurante, que sirve comida mediterránea, pastas y mariscos en el plato: chipirones con limón, hierbas y alioli, hamburguesa de cordero o arroz negro con rabas, langostinos y tomatitos son algunas de las opciones para acompañar cada uno de los 26 tragos de autor que además de saber bien tienen presentaciones divertidas y cuidadísimas.