Inseguridad y caos del transporte público mutilan comercio de Ciudad Guayana

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Un par de maleantes merodearon por tres horas -el sábado- los pasillos del Centro Comercial Trébol III, en el centro de Puerto Ordaz, desde las 11:00 de la mañana aproximadamente. Caminaban y descansaban en una de las escaleras del mall, buscando una presa. Ese día tocó el turno a una mujer, que caminaba tranquila con su celular en la mano viendo vitrinas. Se lo arrebataron, publica Correo del Caroní.

Ocurrió a plena luz del día, cuentan locatarios del centro comercial, que aseguran que desde hace meses la vigilancia privada no es suficiente porque no están armados y los delincuentes operan impunemente.





La película de la inseguridad se filma todos los días, dentro y fuera de los espacios comerciales, lo que ha obligado a recortar la actividad en todos los centros comerciales de Ciudad Guayana. Al problema de los asaltos, se suma otra variable que es el déficit de transporte público y que complica el traslado de los empleados a sus viviendas, y juntas son las dos causas señaladas por los empresarios para reducir su horario de funcionamiento.

El caos generado por la inseguridad toca a todos los espacios comerciales, sin importar su ubicación. En la fértil Alta Vista, desteñida actualmente y atiborrada de basura, huecos y maleza, son frecuentes las correderas de clientes dentro del Centro Comercial Ciudad Alta Vista I y II y Orinokia Mall y, acto seguido, el cierre de santamarías por hechos delictivos o su presunción.

“Todos los días hay una corredera, que si los malandros se metieron en una tienda o asaltan a la gente en los pasillos, es todos los días”, comentó Yomaris Guevara, vendedora de Mundo Chichitos en el Centro Comercial Ciudad Alta Vista II, en el que originalmente, al momento de la apertura del mall, las tiendas cerraban a las 9:00 de la noche.

Desde hace un par de meses, Mundo Chichitos cierra a las 6;00 de la tarde y así otro lote de tiendas como Picardías, cuya encargada Milagros Zabala, explica que los clientes se quejan porque salen de sus trabajos a esas horas y encuentran buena parte de las tiendas cerradas. Para ella, la inseguridad y la falta de transporte son las raíces del recorte en los horarios.

La chica vive en 25 de Marzo y recuerda que antes, a las 9:00 de la noche, las camioneticas y los pisteros trabajaban a esa hora. “Ahora, a las siete y media ya es más difícil agarrar transporte y en las camionetas quieren cobrar hasta Bs. 80 y los pisteros, hasta Bs. 150”.

En el Centro Comercial Trébol, el cierre de tiendas empieza a las 5:00 de la tarde, una hora en la que aún la luz del sol está a plenitud. Los cierres se leen en carteles pegados en las puertas de las tiendas, entre 5:15 y 6:00 de la tarde en su mayoría, aunque algunos establecimientos conservan el recuerdo del ayer, cuando cerraban a las ocho de la noche. Quizás con la esperanza de que vuelva.

“Lo más tarde que cierran los negocios en el Trébol es a las 6:30 de la tarde, ya a esa hora el centro comercial está solo y quienes quedan por acá quedan expuestos a la inseguridad”, contó Rosa Hernández, vendedora de un establecimiento comercial.

En un país sin cifras oficiales, pero con proyecciones de intenso retroceso económico, merma de la oferta de productos y escalada de precios, preocupa el cerco a la actividad comercial. “En vez de avanzar como otras ciudades del mundo, vamos para atrás porque esto significa retroceso económico (…) incluso, cuando se recortaron las jornadas laborales por la Ley Orgánica del Trabajo, el objetivo era que los trabajadores dedicaran el tiempo extra al entretenimiento y resulta que al salir de todas maneras todo está cerrado”, expresó el comerciante Orlando Contasti de la tienda Cupido del Centro Comercial Ciudad Alta Vista II.

Suben costos por vigilancia

El presidente de la Cámara de Comercio e Industrias del municipio Caroní, Yormán Hernández, sostuvo que el cerco impuesto por la inseguridad ha obligado a los comerciantes a adoptar su propio horario, sumándose al cambio de hábitos de los venezolanos por el aumento del hampa, la inflación y la escasez.

“El impacto viene por varias vías, uno en la reducción de los horarios nocturnos, incluso, en el funcionamiento al mediodía, porque algunos locales cierran porque quedan en zonas que quedan solas; sin embargo, la preocupación aumenta cuando ves el hecho de que atracan en restaurantes, café, clínicas y en plenos pasillos de centros comerciales y eso ha motivado a que haya inversiones adicionales en seguridad privada que tampoco son suficientes porque hasta los mismos vigilantes se ven atemorizados por represalias posteriores”, destacó.

El dirigente empresarial sostuvo que producto de la inflación los costos de seguridad privada han escalado y la inversión en equipos tecnológicos como cámaras y sensores de movimiento, contratando respuesta inmediata si se activan, puede alcanzar a 500 mil bolívares inicialmente, debido al precio de equipos como computadoras, cámaras, software, entre otros.

“Lo importante es hacer un llamado a todos los actores sociales para buscar consenso en las soluciones a los diferentes problemas que hay en la sociedad, porque si no nos sentamos y lo abordamos será difícil solucionarlo (…) los empresarios estamos enfrentando secuestros, tuvimos dos empresarios víctimas de un secuestro exprés recientemente, pero además estamos enfrentando una severa crisis moral y ética de la ciudadanía en general que ha hecho que se pierdan valores como el reconocimiento, el respeto y la tolerancia”.

A su juicio, se debe rescatar con fuerza la educación en valores en el país a todo nivel, aunque admite que la atención a esta área es escasa “porque la educación no da resultados electorales en el corto plazo”. Entretanto, han recomendado a sus afiliados a reforzar sus sistemas de seguridad privada y a evitar estar a altas horas de la noche en la calle.

Venezuela, la más costosa por inseguridad

Ese auge delictivo que ha llevado al comercio a bajar sus santamarías muy temprano, como también ocurre en San Félix y sectores como Castillito y Unare, fue retratado en el Informe de Competitividad Global 2015, realizado por el Foro Económico Mundial, que ubicó a Venezuela en la posición 131 de 144 países estudiados en el ranking, lo que devela el ambiente poco propicio para hacer negocios en el país.

Pero el panorama puede ser peor. Según el estudio, Venezuela ocupa la posición 144 -es decir, la peor- en costos comerciales atribuidos a la delincuencia y violencia y en fiabilidad de los servicios policiales; de modo que las empresas en Venezuela sufren altos costos en materia de seguridad. Además, se encuentra en el lugar 141 en crimen organizado, lo que devela el afianzamiento de la delincuencia organizada con repercusión en la vida empresarial.

Para más detalles, la investigación precisa que el crimen y el robo ocupa el séptimo lugar entre los factores que más complican hacer negocios en Venezuela, después del control de cambio, regulaciones laborales, inflación, inestabilidad política, burocracia gubernamental y corrupción.

No es el único informe que muestra la peligrosidad de Venezuela. El Índice de Seguridad Pública en América Latina 2014, llevado a cabo por la consultora privada FTI Consulting, con base en Nueva York, indica que Venezuela es el país con mayor inseguridad para el desarrollo de los negocios en la región.

La nación fue ubicada en el primer lugar de peligrosidad, según el estudio, por encima de Honduras, Guatemala, Haití y México, con tendencia a empeorar la situación.

El estudio indica que América Latina ha demostrado un sólido crecimiento económico con “mejor integración, mayor compromiso con los sectores sociales más débiles y con gobiernos democráticos más afianzados”; pero la inclusión y la movilidad social no han eliminado el azote de la inseguridad pública.

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