En el 2013 el entonces presidente de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), Carlos Osorio, aseguraba que las inversiones en las industrias del aluminio del sur de Venezuela tenían como propósito lograr entre el 2014 y el 2015 la “plena estabilidad y sustentabilidad” de todas las empresas de Guayana, publica Correo del Caroní.
La reductora de aluminio Alcasa debía empezar el año “siendo 100% sustentable”, dejando atrás años de pérdidas e improductividad y Bauxilum, el primer eslabón del sector aluminio, ya caminaba en esa senda, aseveraba. Todas las industrias del aluminio, en general, debían ser capaces de pagar sus beneficios laborales en 2014.
El deseo no se materializó, y en lugar de buscar las fallas, el presidente Nicolás Maduro -ciego de la realidad- abonó un poco más los sueños al anunciar el subsidio de los contratos colectivos durante dos años, es decir, hasta 2015, periodo a partir del cual las compañías debían tomar las riendas de sus gastos, cada vez más gruesos.
Pero llegó un nubarrón. Al cierre de septiembre, los números del primer eslabón de la cadena del aluminio, CVG Bauxilum, registran una estrepitosa caída en la producción de bauxita, materia prima para la obtención de alúmina.
Hasta el 13 de octubre de este año, la trituración del mineral alcanzó a 723 mil 500 toneladas, según fuentes de la factoría. Con un ritmo de trituración acorde con el promedio mensual hasta el noveno mes del año, la empresa cerraría con una producción cercana a las 950 mil toneladas de bauxita, apenas poco más de un tercio de la registrada en el 2014.
Ese año la estatal alcanzó una producción de 2 millones 346 mil 160 toneladas, según la memoria y cuenta de la industria. Las cifras oficiales fueron colocadas en duda por fuentes del sector.
La proyección al cierre del 2015 es un retroceso respecto al 2014 y aleja a la compañía de la meta de producción para este año de 1,4 millones de toneladas, que fuentes de la empresa creen imposible de alcanzar “por la baja gestión hecha hasta ahora y la baja disponibilidad de equipos (camiones, palas, tractores, etc.)”.
“Se está jugando a mantenerse así: baja producción de alúmina y trasladar lo máximo por gabarras, para no importar bauxita”.
Comparada con la capacidad instalada de la empresa, la diferencia es mucho mayor pues con una capacidad de producción de 6 millones de toneladas, la industria estaría operando a 16% de su potencial, una situación “difícil”, que según el presidente de CVG Bauxilum, José China, coloca a la empresa en una posición que no es “ajena a otras empresas del sector a nivel mundial, es una incidencia mundial”. Así lo justificó a mediados de año.
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