Ovidio Lozada: Tibi, ¡la trampa sale!   

Ovidio Lozada: Tibi, ¡la trampa sale!   

Cuando éramos niños solíamos decir “tranquilo que la trampa sale” para reclamarle a aquel amiguito que, irrespetando las reglas del juego que compartíamos, se valía de alguna “trampita” para ganarnos. Acuñábamos esa frase en tono de venganza en respuesta a aquel juego sucio y para proyectar la ilusión que en una próxima oportunidad, todos respetando las mismas reglas del juego, los resultados cambiarían y se impondría, con justicia, el que realmente lo hacía mejor, el que realmente era el ganador. Entonces después muy contentos decíamos… “¡viste, que la trampa sale!

Lo que intento con esto es parafrasear lo que el CNE viene haciendo o permitiendo para manchar el proceso electoral del 6D  con una estela de juego sucio que nos pone a dudar por adelantado sobre la transparencia de lo que serán los resultados.

El proceso de esta elección del 6D inició conjuntamente con el cronograma electoral del CNE, incluso para algunos algo antes, porque la transparencia a juzgar sobre el mismo debe estar referida a todo ese largo camino que venimos transitando desde que presionábamos al CNE para que fijara la fecha de estas elecciones parlamentarias y que sin justificación alguna el 22/06, sólo 4 meses y medio antes, por fin informó que eran el 6D. Un primer gesto de ese juego nada transparente.





Desde ese momento no cesan un sinnúmero de acciones y omisiones por parte del CNE que lo que hacen es llenar de dudas el camino electoral y contradecir una serie de principios que supuestamente definen este organismo y que están establecidos en la propia Ley Orgánica del Poder Electoral que lo regula, a juzgar por ustedes mismos amigos lectores, tales como: Autonomía (art. 1), preservador de la voluntad popular (art.2), despartidización, imparcialidad, transparencia y celeridad (art.3) e igualdad, confiabilidad, imparcialidad, transparencia y eficacia (art.4).

Lo someto a la evaluación de los lectores (y electores) ya que se me ocurre pensar, y no creo especular, que lo que ha hecho estos días el CNE en combinación, “a veces”, con el gobierno y/o con el TSJ, es contradecirse en su esencia:

No acepta Observación Internacional Electoral (prevista en el Art. 33, numeral 14 de la Ley Orgánica del Poder Electoral) sino un acompañamiento, con el TSJ se mete en los asuntos internos de COPEI y deciden sacar a su directiva y sustituirla por otra justo cuando se decidía la maqueta de candidatos de la MUD, con el gobierno incide en el saboteo de la campaña en los estados fronterizos donde están en juego 30 diputados a la A.N. por elegir el 6D.

Además el CNE permite el uso descarado de los bienes públicos que administra el gobierno en la campaña, no investiga el uso de tantos recursos de parte de los candidatos y del partido oficialista, ni chistea para privar el abuso de las cadenas nacionales de radio y Tv para hacer campaña, tampoco nada dice del uso de los canales del estado, especialmente VTV, para promover la opción del gobierno y atacar a los opositores, impide que movimientos vinculados al chavismo y liderados por ex ministros y ex dirigentes del chavismo puedan participar en estas elecciones para evitar dividir la votación oficialista, le quita a la oposición la tarjeta del MIN siempre opuesta al gobierno y se la da a oficialistas salta talanqueras como William Ojeda para confundir.

El CNE también le facilita a los nuevos responsables de la tarjeta del MIN, que lleva la palabra UNIDAD muy visiblemente y sobre el fondo azul que es característico de la oposición, ubicarse justo en el espacio al lado de la MUD (abajo y a la izquierda), decide tarde la paridad de género cuando ya las maquetas de los candidatos estaban elaboradas pudiendo haberlo decidido antes y sin traumas y otras tantas trampitas.

A todas estas marramucias vividas recientemente se le sumarán otras por venir, como extender sin justificación el horario de cierre de las mesas, permitir abusos de ciertos personajes del Plan República durante la jornada electoral, permitir excesos de los testigos oficialistas dentro de los centros y de los colectivos armados en la calle ese mismo día, hacerse la vista gorda con el uso grosero de los bienes y recursos públicos, entre otras irregularidades que muestran su talante de permisividad perversa.

El CNE, con estas acciones y las que faltan, va goteando y quebrando la paciencia de los electores que quisieran contar con un organismo electoral que juegue limpio y haga exactamente lo contrario a lo que su directiva está haciendo en contra de la calidad de la democracia y particularmente en contra de un proceso trasparente, imparcial, igualitario y confiable para el 6D, como rezan los principios establecidos en la ley que lo regula.

Además se espera que continúe su intromisión interesada en los asuntos de COPEI imponiendo a través del TSJ la posible decisión de obligar a la MUD la inclusión de candidatos de este partido en su maqueta para sabotear ya no solo los acuerdos sino la propia campaña opositora de candidatos que ya tienen rato visitando a sus electores y que podrían ser sustituidos por otros a última hora, lo que generaría tremenda confusión en el electorado, difícil de explicar por falta de tiempo y recursos y además, estarían sembrando algunos saltalanqueras que en un futuro se sumarían a la fracción oficialista para evitar la ejecución del programa legislativo ya previsto por el bloque opositor.

Me detengo en la Observación Electoral Internacional para plantear que no se trata de sugerir la observación que le interesa a unos (PSUV: Unasur, Celac, Mercosur, Alba y Unión Africana) o a otros (MUD: OEA, UE y ONU), podríamos decir incluso que estamos de acuerdo que vengan las que proponen unos y otros y ya, pero lo realmente conveniente para todos y sobre todo para la democracia venezolana es que vengan las necesarias, es decir, aquellas que cumplan con los estándares reconocidos internacionalmente y preferiblemente aquellas que las partes en contienda acepten, de lo contrario que vengan las que cumplan siempre estos estándares pero que algunas sean avaladas por el oficialismo y otras por la oposición, considerando la misma cantidad para ambos.

Los estándares internacionales de la Observación Electoral Internacional desde hace mas de 25 años y que Venezuela ha suscrito, establecen que “debe seguir un protocolo de actuación y observar antes, durante y después de la jornada electoral. Debe ser un mecanismo objetivo de evaluación imparcial e independiente de los procesos electorales que actúa bajo las premisas de la independencia, imparcialidad y neutralidad además que los potenciales beneficios derivados serán: la reducción de los niveles de fraude, mitigación de los conflictos, fortalecimiento de la confianza del electorado en el proceso electoral, una función testimonial esencial, fortalecimiento institucional y mejora de los procesos electorales mediante la elaboración de recomendaciones, es decir, es la expresión más visible del compromiso de la comunidad internacional con la promoción de los derechos humanos y los valores democráticos”

 

@ovidiolozada