Vladimiro Mujica: Nuevas del Frente de Guerra contra el Pueblo

Vladimiro Mujica: Nuevas del Frente de Guerra contra el Pueblo

thumbnailvladimiromujicaPienso que quienes seguimos creyendo en la democracia y la libertad, haríamos bien en adoptar el lenguaje belicista del chavismo para describir sus acciones. La única variante importante es que el objetivo de la guerra de la nueva oligarquía que gobierna a Venezuela es mantenerse a toda costa en el poder, independientemente de que una de las víctimas principales de este proceso corrupto de sobrevivencia sea la destrucción del presente y el futuro del país.

Es un ejercicio interesante pasearse por el impacto de cada una de las iniciativas mayores del chavismo, para establecer una robusta e inequívoca correlación entre el avance de la revolución y la destrucción del país. Veamos algunos ejemplos de este entramado perverso de iniciativas que vistas en conjunto conforman una traición de dimensiones históricas y trascendentes a al pueblo venezolano.

Democracia participativa y protagónica





La aniquilación de todo vestigio de independencia de los poderes públicos y las instituciones del Estado comenzó conceptualmente con el desprestigio de las fórmulas de la democracia representativa y del proceso de descentralización del país. Ello para favorecer la visión de la democracia tumultuaria y arbitraria impulsada por la revolución. Los resultados están a la vista en  el estado lamentable del poder legislativo y el poder judicial como herramientas de control de la población y no como instancias de defensa del pueblo.

Estado comunal

La ampliación de las ideas de la democracia participativa y protagónica ha llevado a la revolución a crear gobiernos paralelos a toda la institucionalidad establecida en la Constitución. El así llamado “estado comunal” es una de las traducciones más perversas porque opera como mecanismo de control al nivel de las comunidades, compitiendo con las alcaldías y otros órganos del poder municipal.

Las Misiones

Originalmente concebidas como un excelente programa de atención a problemas específicos que requerían una inversión masiva de recursos focalizadas, las misiones terminaron por pervertirse y se convirtieron en el epicentro del populismo, ampliando el esquema de dádivas del estado todopoderoso a la población de menores recursos y profundizando la cultura rentista que tanto daño le ha hecho al tejido cultural del venezolano. El resultado más perverso de este manejo del gasto social es que la inversión pública en sectores claves como la hospitales, energía y transporte se ha debilitado aceleradamente, contribuyendo de manera decisiva a la depauperación de la nación y el decaimiento de su infraestructura.

Ahora PDVSA es de todos

Con el peregrino argumento de que PDVSA estaba secuestrada por la cultura meritocrática y exclusivista,  la revolución la transformó en la caja de financiamiento del populismo y abrió la puerta para que la otrora pujante empresa se convirtiera en un mastodonte lento y proclive a la corrupción.

La hegemonía comunicacional

Una de las más horrendas creaciones de la revolución, que con el resabiado argumento de contener el manejo de los medios de comunicación por la “derecha apátrida” ha transformado el libre flujo de ideas y de información, esenciales para la democracia, en un cansón y repetitivo coro de alabanzas a la revolución y en un poderoso sistema de fabricación de “realidades ficticias” a la medida del poder.

 

La alianza cívico-militar

La retorcida doctrina de una revolución pacífica pero armada descansa en la idea de una alianza cívico-militar que, en última instancia, funciona como un poder supraconstitucional, como nos lo recordó recientemente el presidente Maduro a propósito de analizar la posibilidad cierta de que el chavismo perdiera las elecciones para la Asamblea Nacional.

Autogestión obrera en las empresas

Bajo el argumento de poner los medios de producción en manos del pueblo, la nefasta política de expropiaciones, conjuntamente con la importación masiva de bienes de consumo, ha arruinado a las empresas que operaban en el país. Es precisamente esta destrucción del tejido económico y de las redes de distribución, lo que ha creado las colas y el bachaqueo. A esto hay que añadirle la política de creación de sindicatos paralelos y el desconocimiento de las contrataciones colectivas del gobierno del presidente “obrero”.

Educación para el pueblo

Dejo para el último lugar en la larga lista de acciones destructivas de lo que significa ser venezolano, la pretensión revolucionaria de tener educación  a la medida de sus intereses. Esta perversa acción tiende a ideologizar la educación primaria y secundaria y a distorsionar la enseñanza de la historia. Un ejemplo de está política es la exaltación en los libros escolares del Comandante Eterno y su presunta gesta de continuación de la obra inconclusa de Bolívar.

Pero probablemente donde mayor es el alcance de la traición de la revolución es en su pretensión de destruir a la universidad del pueblo, a la universidad autónoma, democrática y libre. La reciente resolución de la AN sugiriéndole al Gobierno una serie de acciones contra la universidad no solamente está mal escrita y peor concebida, como lo señaló recientemente el presidente de la APUCV Víctor Márquez, sino que su propia esencia constituye una confesión superior de hasta que punto están enfrentados los intereses de la oligarquía chavista con los intereses del pueblo venezolano.

Vladimiro Mujica