Marcos Hernández López: ¡Populismo electoral!


Contexto electoral 6D / Noviembre 2015 /
¿Usted cree populismo electoral que practica el gobierno le asegure ganar la mayoría de diputados nacionales?

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En América Latina los originarios gobiernos democráticos considerados populistas fueron por ejemplo Lázaro Cárdenas en México, Juan Domingo Perón en Argentina y Getúlio Vargas en Brasil.  Luego de la era de las dictaduras en los años 1970 y 1980, y de la recuperación de la democracia, implícitamente todos los gobiernos o medidas de gobierno que han contado con apoyo popular en elecciones libres, han sido definidos por los opositores a los mismos, como populistas, al punto que “populismo” y “democracia” han llegado casi a identificarse.

Para muchos especialistas, el populismo podría resumirse en pocas palabras como: decirle al pueblo lo que el pueblo quiere escuchar, independientemente de la realidad objetiva”. En este sentido, todo político es un populista. De lo contrario no tendría esperanza de ganar ninguna elección. Cualquier duda al respecto de esta última afirmación puede ser aclarada proyectándole un vistazo a las promesas que hacen los candidatos presidenciales, gobernadores, alcaldes, concejales y diputados a los venezolanos en momentos electorales.

La aparición del populismo como fenómeno social se liga a procesos de rápida modernización o cambio como una postura crítica ante los distintos grados de desarrollo que estos procesos pueden generar en las diversas clases o regiones de un país y en consecuencia una desigualdad en varios ámbitos de la sociedad. El término populismo se ha usado en política con dos acepciones diferentes; una de ellas tiene un significado positivo, pero principalmente se usa con una connotación negativa.

En algunos casos se identifica erróneamente el populismo con la demagogia: mientras ésta última está referida al discurso del político buscando influir en las emociones de los votantes, el populismo está referido a las medidas que toma un político, buscando la aceptación de los votantes.

Por ejemplo, la victoria de Chávez en Diciembre de 1998 se apuntalo en un discurso populista el cual se articulaba a las necesidades de cambio y expectativas frustradas durante años por las políticas liberales y neoliberales de la cuarta republica, desde ese primer momento de desplazar del escenario a los partidos tradicionales y otras organizaciones mediadoras, no obstante, emergía una nueva esperanza parecían desaparecer las murallas de corrupción y exclusión social que distanciaban al pueblo del bienestar y la justicia social, 16 años después todo se resume en una frustración más, la quinta no supo llenar las expectativa de un pueblo que confió su futuro en una compleja e ineficiente revolución Bolivariana, es decir, desde un primer instante el gobierno de Chávez, las políticas económicas y sociales no fueron suficientes para canalizar la cantidad de demandas de aquellos venezolanos que soñaron con el verdadero cambio social, el populismo electoral del gobierno en sus momentos históricos ha transitado por varios niveles hasta llegar a un neopopulismo tan ineficiente como las practicas iniciales.

La Venezuela del siglo XXI debe luchar por  erradicar del pensamiento de sus dirigentes políticos la acción de la miseria del populismo electoral como estrategia pragmática de captar votos o respaldos, las nuevas generaciones tienen el desafío el próximo 6D desmontar una práctica tan perversa como la del populismo electoral, lo que necesitan los venezolanos es que se creen nuevas fuentes de trabajo y no que pase parte de su vida esperando alguna dadiva que lo recree por tiempo determinado y tenga que esperar un nuevo evento electoral para poder  tener acceso alguna política nacional de contenido social que dignifique su vida.

Lo grave, el concepto de populismo es tan complejo los propios dirigentes oficialistas lo han visto como una especie de nacionalismo cuyo rasgo distintivo es la equiparación de la nación y el pueblo, pareciendo este ultimo al universo social integrado por la gente. El nacionalismo inducido por el gobierno agota sus esfuerzos en dar la sensación de unión nación con el pueblo, teniendo como los protagonistas a los excluidos, es decir en nombre de este colectivo es que el presidente Maduro se erige como el defensor de los intereses nacionales frente a la supuesta invasión del imperio Americano.

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