La falsa kamikaze de Saint-Denis que todos creen muerta

La falsa kamikaze de Saint-Denis que todos creen muerta

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Nabila no se inmoló aquel miércoles 18 de noviembre en París, como medio mundo cree. Nabila Bakkatha vive, sobrevive como puede, traumatizada, en Beni Mellal, un pueblo situado en el Atlas Medio, la cordillera más alta de Marruecos. Se ha quedado sin trabajo, sin familia y no puede salir a la calle porque es señalada con el dedo. Su cara representa la viva imagen de una terrorista suicida. Su rostro es, para la mayoría, el de la kamikaze de Saint-Denis, publica El Mundo de España.

Esa tez morena, los ojos negros adornados con kohl oscuro y esas cejas estrechas y perfectamente depiladas ya no se asocian a Nabila, la niña que emigró a Francia con 15 años para estudiar y volvió a Marruecos con 25, convertida en una madre de tres hijos dispuesta a trabajar duro para sacar a su familia adelante. Nabila ya no es propietaria de su cara…

Sus facciones siempre serán recordadas como las de otra mujer de rostro desconocido: Hasna Ait Boulachen, la verdadera terrorista, la auténtica yihadista suicida, la primera mujer que se ha hecho volar por los aires en Europa, cuando las autoridades francesas desmantelaron el apartamento en el que se escondían varios terroristas afines al autoproclamado Estado Islámico. Entre ellos Abdelhamid Abaaoud, el cerebro del 13-N en París y primo de Hasna Ait Boulachen, la verdadera kamikaze a la que Nabila pone cara desde que vendieron sus fotos a la prensa por venganza.

“Me enteré de que la gente me había dado por muerta porque me llamaron unos amigos. Habían visto mis fotos en los periódicos marroquíes. Me quedé traumatizada, en shock. Después llamé al portal web marroquí que había publicado las fotos, muy nerviosa, para decirles que seguía con vida y que las retiraran”, reconoce Nabila a Crónica, sin muchas ganas de hablar y harta de que la gente, incluidos los periodistas, la persigan. Todavía no sabía que sus fotos habían sido publicadas en casi todos los medios internacionales, sobre todo ingleses y franceses.

“Para mucha gente el único problema es esa foto, no que me hayan identificado como una terrorista”, dice. Gran parte de su familia le ha dado la espalda por ella, incluso sus amigos la rechazan. No puede caminar por la calle sin sentirse avergonzada. “Me paso el día en casa, ya no puedo salir ni ir a los cafés como antes”, explica. Sus hijos -dos de ellos viven en Francia- se enfrentan día a día a sus compañeros, que les acosan e insultan porque “su madre es una terrorista”. Y su teléfono no para de sonar.

Fue una amiga de su etapa en Francia, Fouzia Elfane, quien vendió el material gráfico a la prensa. “Por venganza”, dice Nabila. “Y por dinero, claro”, añade. El primero en difundir sus fotos acompañadas de un texto sobre Hasna Ait Boulachen, la kamikaze de Saint-Denis, fue el Daily Mail. Nabila está furiosa con Fouzia, esa enemiga íntima con la que compartió confidencias, instantáneas y risas en algún momento de su vida en Francia.

El caso ya está en manos de la justicia. Nabila ha demandado a la vengativa Fouzia Elfane tanto en Marruecos como en Francia. También al Daily Mail. Y se ha propuesto seguir llevando ante los tribunales a todos aquellos medios que la señalen como una terrorista o publiquen fotos que correspondan a su vida íntima, como la famosa foto del hammam, el baño en árabe, por la que ha sido repudiada.

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