Reveses y descontento fortalecieron a la oposición

Reveses y descontento fortalecieron a la oposición

 

(Foto Reuters)
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Aún sin grandes liderazgos y pese a divisiones internas, la oposición venezolana amenaza por primera vez con arrebatarle al chavismo la mayoría legislativa el domingo, fortalecida por el descontento popular y reveses como encarcelamientos e inhabilitaciones de dirigentes, que le dieron proyección internacional, reseña AFP.





“Al gobierno le ha perjudicado mucho esa estrategia tan agresiva, descalificadora, de inhabilitaciones (políticas)”, asegura la politóloga Elsa Cardozo, profesora de la Universidad Simón Bolívar.

Siete opositores, entre ellos María Corina Machado, fueron inhabilitados para aspirar a cargos públicos, acusados por la Contraloría -según ellos afín al chavismo- por supuesta corrupción o conspiración.

Además, Leopoldo López, fue condenado a casi 14 años de cárcel en septiembre por protestas que dejaron 43 muertos en 2014; el alcalde de Caracas Antonio Ledezma se encuentra detenido desde febrero acusado de conspirar contra el presidente Nicolás Maduro. La oposición asegura tener 75 “presos políticos”.

“Un país chavista descontento”

¿Cómo ha ocurrido esto? Cardozo sostiene que la MUD se ha beneficiado del “balance negativo” en el manejo de la crisis económica -con aguda escasez de productos básicos y alta inflación- y el profundo deterioro de la seguridad.

“Hay un país chavista descontento con Maduro, y la oposición está capitalizando esto”, afirma Luis Vicente León, presidente de la encuestadora Datánalisis.

Ante ello, la oposición no ha necesitado un gran despliegue electoral.

Integrada por una treintena de partidos de izquierda, centro y derecha que se agruparon en 2009 con el objetivo de derrotar al entonces presidente Hugo Chávez, la MUD ha buscado disimular y minimizar sus históricas divisiones aglutinándose en torno al discurso de “cambio”.

“No han hecho campaña, tienen a sus candidatos escondidos. Nadie los conoce”, critica Jorge Rodríguez, jefe de campaña del oficialismo.

La condena a López, en ese contexto, parecería un fallo de cálculo del chavismo, acusado por sus detractores de uso de recursos del Estado para promover a sus candidatos y de desplegar un lenguaje agresivo para atemorizar frente a un eventual triunfo opositor.

“El gobierno cometió un error porque lo convirtió en un mártir que motiva a votar”, si lo hubiera liberado habría “reducido su impacto en la política”, opinó León.

La oposición, según León y otros analistas, sumó así un elemento de unidad aunque algunos, como el excandidato presidencial Henrique Capriles, estén en desacuerdo con el proceder de López, cuyo liderazgo en las protestas buscaba la renuncia de Maduro.

Gonzalo Gómez, líder de un movimiento chavista crítico de Maduro, defiende que el caso de López no podía quedar impune, pero critica inhabilitaciones como la de Machado, quien también lideró las protestas de 2014.

“No busques una vuelta para hacer trampa”, dice Gómez en referencia al chavismo al que le objeta que “en lugar de juzgarla (a Machado) la inhabilita”.

Machado fue una de las diputadas más votadas en las anteriores legislativas de 2010.

– Visibilidad internacional –

Las acciones frente a la oposición también “deterioraron la capacidad del gobierno de relacionarse con el mundo”, pues, por ejemplo, “quedaron dudas de un soporte jurídico real” en el juicio a López, advirtió León.

Mientras, la MUD ganó espacios de interlocución. La esposa de López, Lilian Tintori, fue recibida por el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, y tuvo un breve encuentro con el papa Francisco en la Plaza de San Pedro, en Roma.

También Capriles, líder del ala moderada de la MUD, se entrevistó en Washington con el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, crítico del oficialismo venezolano.

Almagro, el Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, el Parlamento Europeo y los gobiernos de Estados Unidos y España han cuestionado la imparcialidad de la justicia venezolana en procesos contra la oposición, motivando duras reacciones del gobierno.

Recientemente, Maduro acusó al responsable de la oficina de la ONU, Zeid Ra’ad Al Hussein, de “proteger a quienes atentan contra el Estado”, y entró en franca colisión con Almagro, a quien llamó “basura”.

Todo ello “favoreció internacionalmente la visibilidad” de la oposición, mientras que el gobierno ha tenido que asumir “un alto costo” tras el estallido de las protestas de 2014 que llamaron la atención sobre las “fragilidades democráticas” en el país.

La fortaleza ganada por la MUD le hace pensar incluso en buscar la revocatoria de Maduro en 2016. Pero el gobierno les advierte que no canten victoria, seguro de tener un voto duro de 40%.

por Alexander MARTINEZ/AFP