William Anseume: Despedida (de) la Asamblea Nacional Bolivariana de Venezuela

William Anseume: Despedida (de) la Asamblea Nacional Bolivariana de Venezuela

thumbnailWilliamAnseumeSe va. Finalmente, se va. Pase lo que pase, se va. Así mismo es. Se va la Asamblea Nacional roja. No es cualquier cosa ésta. Es como salir de la diezmada producida  por una inmensa nube de plagas durante varios años. Y el plago mayor se va también. Así que, como sea, hay que celebrar que se acabó su período grotesco al frente de un poder, el legislativo, que debería estar integrado por seres de virtud, para procurar con la creación o modificación de leyes el mejoramiento vital colectivo, social y político. No esta situación actual de gladiadores inescrupulosos que intentaron hasta el cansancio imponer su criterio y sólo ése, sin negociación, sin diálogo, sin aperturas ni entregas de ninguna índole. Era el arrase, pero no lo lograron del todo.

Sale Cabello. Muy mala experiencia de un militar, con toda su formación cuartelaría, sanguinaria y cruel, al frente de un poder que debería ser detentado siempre por un civil civilista. Pero se va. A estorbar a algún otro lado, en alguna otra silla, el crecimiento nacional, si es que algo así podemos considerar ahora, desde ahora. Hay quien dice que hasta pierde la posibilidad de su curul en su propia tierra natal, porque de aquí de Miranda lo sacamos sin retorno posible.

No se van lisos. Impensable posibilidad. Aceleran sus “procesos” en procura de dejar sentado de algún modo que hicieron algo más por la preservación del poder. Su único y último norte. Así, se apresuran en la aprobación de leyes que procuren satisfacer sus ímpetus y sus realizaciones, muy concretas, dictatoriales. Me concentro en una. Terrible. La denominan “Ley de cooperación internacional”, con ella pretenden regular y controlar las operaciones de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG`s). El control lo tendrá, nada menos, el Presidente o Presidenta de la República, creo que ya piensan en María Corina en el eje sucesorio, la golpeada por la Asamblea, la expulsada por Diosdado Cabello como rival incontenible aún hoy. Será él, o ella, quien decida, según esa ley, la conveniencia nacional o no del apoyo que puedan recibir las organizaciones deportivas, culturales, universitarias, fundaciones, y, muy especialmente aquellas instituciones que dedican su accionar y sus objetivos a la protección de los derechos humanos o los derechos políticos.





Esa ley ha pasado a la gaveta en diversas ocasiones y de allí no ha debido volver a salir. Pero la sacan en su desmesurada lucha humana contra el terrorismo, contra la invasión yanqui, contra los intentos desestabilizadores de la nación y todas esas tantas otras babiecadas que se inventan y ven contenidas en organizaciones que, como Foro Penal, por ejemplo, se dedican a defender y a hacer visibles los casos de los detenidos políticos o los perseguidos, o las organizaciones políticas que carecen del erario público para sufragar sus gastos, o aquellas que defienden a las organizaciones políticas, como Súmate y pare usted de contar, que ahora tendrán que pedir autorización oficial para financiar su funcionamiento y deberán rendir cuenta ante el ejecutivo nacional de todo su accionar, hasta de los intercambios de recursos humanos. Una pelusita. Atención aquí OEA, UNASUR, Almagro, Macri, UNESCO, ONU, CEE y todo aquello que siglas tenga o algún interés específico sobre nuestro país tenga..

Ya Amnistía Internacional y Cofavic han vuelto a alzar su voz contra una ley como ésta, y otros articulistas se han pronunciado para tratar de parar este otro despropósito que señala parte sustancial de cómo será la despedida de la Asamblea Nacional de inconveniente, en su último sorbo agónico, para el país. Es, éste intento, un preámbulo. Nada más. Es una gota del derrame incontenible que falta. Tal vez una habilitante perpetua, tal vez la neutralización de la próxima Asamblea o su intento, por la vía que sea. Lisos no salen. No serían ellos, focos y focas de alientos fecales, dispuestos a seguir, ciegos, las órdenes “superiores”, bajas.

Pero se van. Hay cambio. Y ello es bastante. Ida sin retorno. Luego, habrá tiempo para hacer leyes para todos, amplias, certeras, necesarias, inclusivas. Habrá tiempo para la recomposición del país, en la cual la Asamblea Nacional juega un papel importante, poderoso. Actualmente se juega allí el destino de todos. Es ésta, la del domingo, sí, una elección plebiscitaria, sin duda. Se van y pierden ahora y después.

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