Víctor Vielma Molina: ¿Por qué hay que votar?

Víctor Vielma Molina: ¿Por qué hay que votar?

thumbnailvictorvielmamolinaLos grandes padres de la civilización universal impulsaron el voto por la capacidad resolutoria que tiene. Justamente, el acto de votar, en toda su extensión, deposita  la confianza  de un pueblo sobre hombres, que por sus capacidades previamente demostradas, se comprometen   a dirigir, para bien, los destinos de organismos, instituciones y Poderes Públicos de una nación. Bajo estos precedentes, los pueblos, regidos por su profundo saber, encontraron políticamente como combatir el abuso de poder. En consonancia, no en vano, con esta línea de pensamiento, entre muchos, el francés Charles Louis de Secondat, Señor de la Brède y Barón de Montesquieu, conocido mundialmente como  Montesquieu (16891755), propone la importancia, de que los poderes Legislativo, Ejecutivo y judicial, no estén en manos de un solo hombre o de un grupo de poder. Además, de igual modo, habla de la necesidad de que estos sean separados para que haya equilibrio, autocontrol, y así, evitar la tiranía. He aquí la importancia de darle especial interés a las elecciones parlamentarias de este domingo.

En Venezuela, hoy más que nunca, votar es necesidad democrática. Las mayorías exigen mejor nivel de vida, más bienestar, seguridad y cambios en la formas de dirigir al país. En estas elecciones, están fundadas todas las esperanzas del pueblo venezolano. Pues con este voto, se percibe el resultado de una energía distinta, se siente el pálpito de que el cambio de hombres y del concepto de legislar  de una nueva Asamblea Nacional, será el inicio  para resolver muchos de los problemas y conflictos del país. Además, de contribuir a anular la segregación política y la simpatía por lo ridículo, hasta evitar tantos enfrentamientos, conflagraciones, estados de excepción y guerras. Es por ello, que sobre el CNE recae, la más ineludible de las responsabilidades, la de garantizar la más efectiva e inequívoca trasparencia.  La organización y la entereza actual de la ciudadanía del pueblo venezolano no permitirán irregularidades de ningún tipo. Votar, además de la procreación y el sentido ético de la vida, es el más sublime de los actos de la civilización humana; enajenarlo, es por demás, ofensa universal.

Por ello, que este 6 de diciembre, la multitud agredida en su expresión diversa, elegirá a los candidatos que hayan demostrado, en su trayectoria política, capacidad  para defender, en paz, a esa diversidad, sin dejar de resolver los problemas del país humano y territorial. Por consiguiente, la sabia disposición de los sufragantes, seleccionarán  a un grupo mayoritario de parlamentarios amantes de la democracia y de la libertad para que activen al gigantesco e idóneo equipo de la nación. Y así, poder crear las auténticas vías del desarrollo nacional, que proteja y modernice a los diferentes factores de producción, apoye a la empresa privada y active, en  abierto progreso óptimo, el desarrollo del individuo y de las comunidades sin segregación ni exclusión ni violación de los DDHH. En consecuencia, este apoyo o preferencia de la población, por estos candidatos que ofrecen su disposición de legislar, proactiva y políticamente, a favor de todos los futuros viables y posibles del país, busca, que cada individuo pueda ejercer y consolidar su soberanía ciudadana en consonancia con el presente y el futuro. Y es justamente por ello, que nadie se quedará sin emitir su voto.