Oswaldo Páez-Pumar: De buena fe

Oswaldo Páez-Pumar: De buena fe

thumbnailcolaboradores-190x1301El usurpador debe renunciar. Sin embargo, de sus palabras a raíz de la derrota no parece que esa idea pase por su mente. La enumeración de las leyes que de acuerdo con su criterio la oposición tiene proyectado derogar o reformar, como parte de su arenga a los seguidores necesitados de ánimo, es prueba absoluta de su ceguera, de que no hay la menor posibilidad de autocrítica. Cree que lo está haciendo bien. Cree que el país marcha adecuadamente con la revolución.

Un analista perspicaz bien pudiera decir que Castro (el petit), supo para el tiempo de la reelección de Chávez del fracaso de la ‘revolución’ por la sencilla razón de haberla sufrido más de una vez en Cuba; y que por lo tanto  la escogencia del sustituto, que desde luego no fue obra de Chávez ya imposibilitado para hacerlo, no tuvo otra razón que tener a su disposición un elemento desechable. Para sostener el mito de Chávez ante el fracaso monstruoso hay que tener un responsable a quien echarle la culpa. Ese es el usurpador.

Si él no renuncia se expondrá al revocatorio y de darse éste no tendrá más futuro. En cambio separándose del poder voluntariamente puede albergar alguna esperanza, no mucha siendo que ya desempeñó el más alto cargo de la república, pero al menos para no caer en el olvido. Quienes lo quieren colocar de mascarón de proa saben que no resistirá el embate de las olas, pero lo quieren ahí para que se chupe toda el agua y toda la espuma que ellas provocan.





Lo van a alentar a enfrentarse. Él sólo contra el mundo. Que el desgaste de esa pelea lo agote a él y no a ellos. Por supuesto él no lo puede ver, porque desde que asumió el cargo, cree que es él quien manda. Su capacidad intelectual y su preparación en las materias de gobierno del estado son muy exiguas, y la parafernalia que lo rodea está hecha justamente para que quien la disfruta ¿o debo decir quien la padece? crea que efectivamente ejerce el poder.

No tengo la más mínima consideración para con el usurpador, puedo incluso decir que siento desprecio hacia lo que hace y lo que dice, pero siento que es indispensable decir lo que dejo escrito. Quizá él no llegue a saber jamás que esto se escribió. Lo sé porque hasta lo que dice la prensa se le filtra a quien gobierna, para que no lea cosas molestas.