Es un discurso para sus huestes. Ya amenazó durante la campaña y el país hizo caso omiso, volcándose a votar masivamente por el cambio. Ahora que los resultados confirman la extrema debilidad del gobierno y que la FAN ratificó la voluntad expresada en las urnas electorales ¿Quién puede creer en nuevas amenazas? Quizás tengan un efecto en el plano interno pero de cara al país, será contraproducente para Maduro obstruir y sabotear a la AN que mayoritariamente el pueblo apoyó con su voto. Además, la gente no sólo votó por un cambio sino que anhela tranquilidad, un poco de sosiego y con sus amenazas, Maduro demuestra que es incapaz de garantizar la paz y la convivencia en Venezuela. Al contrario, es la principal fuente de conflicto aunque todos saben que no tiene fuerza real –pueblo, pues- para “profundizar la revolución” o en nombre del poder popular intentar alguna barrabasada contra la institucionalidad democrática. El colmo del desespero es acusar de traidor al pueblo que voto por el cambio y vengarse de los pobres diciendo que ahora no va a construir 500 mil casas porque no le dieron apoyo, dejando en evidencia la demagogia, irresponsabilidad e indolencia de esta falsa revolución. La fábula de que el Poder Comunal va a liquidar a la AN, los fantasiosos cuentos del mundo militar y todas esas fanfarronadas, intentan alimentar también a los radicales de oposición que siempre piensan que el gobierno las gana todas y nunca han creído en la construcción de una sólida mayoría que derrote política y electoralmente al régimen. La retórica radical del gobierno aspira mostrar una fuerza que no tiene, generar confusión, desaliento y minimizar una glamorosa victoria del pueblo venezolano. Pero si insisten en esa ruta, quedarán aislados y muy lejos del sentimiento popular. Diría nuestro estimado Yordano: “te veo venir, soledad”.
Twitter: @richcasanova
(*) Dirigente progresista / Vicepresidente ANR del Colegio de Ingenieros de Vzla.