Precio del queso blanco superó los mil bolívares

(foto alexander sanchez)
(foto alexander sanchez)

El tradicional queso blanco duro que suele acompañar las alacenas de los hogares valencianos, se transformó en un exótico producto debido a su costo. En forma gradual el valor del rubro tiende a incrementarse. Así lo reseña notitarde.com / Marianela Rodríguez

Un breve recorrido realizado por Notitarde en diversos establecimientos situados en el norte y sur de Valencia, permitió constatar que el precio por kilo se encuentra en Bs. mil 400.

Los charcuteros del Mercado Periférico La Candelaria coinciden en afirmar que se trata del producto más solicitado por sus clientes quienes prefieren el duro o llanero, para rallarlo en sus casas y así rendir el alimento. Sin embargo, los comerciantes también concuerdan en que el precio osciló entre los mil 400 y mil 490 bolívares, según el establecimiento.





El tradicional derivado de la leche ha experimentado un indetenible incremento. El pasado mes de marzo el kilo se cotizaba en 250 bolívares; en las primeras semanas de mayo se ubicó en 580 y finalizando el mes se valoraba en 700; en agosto descendió y su precio osciló entre los 539 y 679, pero en octubre se ubicó en 950 hasta que rompió la barrera de los mil bolívares. El tipo mozzarella rebasó los mil 600 bolívares. En cuanto a los pasteurizados en general se tarifan en 2 mil 120 y mil 750 bolívares.

Compradores y vendedores también admiten que los quesos amarillos se han convertido en otra extravagancia debido a su precio. Un kilo de este dorado insumo se tasa en los supermercados del norte de Valencia en 2 mil 857,14; 3 mil 201,23 y 3 mil 8 según su maduración, marca o variedad. En La Candelaria el mismo producto tiene un costo entre 3 mil 980 y 4 mil 200 bolívares.

El kilo del delicioso parmesano fluctúa en los establecimientos del norte de Valencia entre 4 mil 330 y 4 mil 464,26 y en La Candelaria 6 mil 470 bolívares. El pecorino alterna en los mismos lugares entre los 3 mil 1 y 4 mil 190.

“Rellenar una arepa es cada día más costoso, le rompe el bolsillo a cualquiera y todas las semanas aumenta de precio. Para nosotras las amas de casa comprar un kilo de queso se convirtió en un insensato ejercicio de excentricidad”, dijo la maestra Laura Rondón, quien augura un difícil asueto decembrino para su familia, pues sus hijos tienen el hábito de abrir la nevera con frecuencia en búsqueda de un pedazo de queso.

La docente admitió además que, adquirir otros productos lácteos constituye una debacle económica para ella, pues no le cuadran las cuentas. La leche, en polvo o líquida, sigue marcada por la escasez.