Alexei Guerra Sotillo: Reincidencia suicida

Alexei Guerra Sotillo: Reincidencia suicida

El cinismo como vocación. La ignorancia como estandarte. El delirio ideológico como irreductible lastre. La irresponsabilidad como filosofía de gestión. Y una vocación de poder desbocada, que se aferra a las grietas del fracaso de promesas que ya no soportan más reciclaje. Sólo estos ingredientes pueden explicar la manera en la cual Nicolás Maduro y quienes le acompañan aún en el gobierno, se empeñan en seguir transitando un camino equivocado en materia económica, negándose a reconocer que la causa del actual desastre que padecen los venezolanos es el modelo de controles, regulaciones y represión a la actividad económica y productiva que mantienen y aspiran reforzar.
El Decreto de Emergencia Económica, publicado en la Gaceta Oficial número 6.214 el pasado jueves 14-01-16, es la prueba más fehaciente y cruda de la ausencia total de sensatez y disposición a la rectificación por parte del Ejecutivo Nacional. El capricho ideológico de sus considerandos, en el que se hace referencia a una “inflación inducida”, a “acciones de desestabilización”, a un “malestar social inducido”, a una crisis “coyuntural”, a un “valor ficticio de la moneda”, o a una “lucha de clases” contra los “intereses particulares de la burguesía”, le dan al decreto un aroma de panfleto marxista que salpica algunos de los objetivos que se propone. La realidad es entonces una gran mentira que se ha confabulado para atacar a la “revolución”. Las colas, el hambre, la escasez, el padecimiento de enfermos sin medicinas, el autobús parado sin cauchos ni repuestos, el hospital sin insumos, el malandro actuando a sus anchas, el uniformado que matraquea, el juez que se paga y se da el vuelto, son todas acciones de conspiración y sabotaje de la derecha. Al no reconocerlas como lo que son, consecuencias de una realidad ruinosa y lamentable, efectos de un deterioro generado por un modelo inviable y fracasado, son entonces esencial y básicamente para el gobierno, mentiras.
Como bien ha indicado Francisco Martínez, presidente de Fedecamaras, el Gobierno tiene la potestad legal de corregir la economía sin recurrir a decretos de emergencia. Según el gremio empresarial, la producción de cemento, controlada por el Estado, cayó 63% durante 2015; Agroisleña abastecía 40% del mercado nacional de agroquímicos, pero luego del nacimiento de Agropatria, la estatal solo logra abastecer un 5% del mercado; el gobierno controla el 52% de la producción de harina precocida de maíz y el 90% del café, cuya escasez es notoria y creciente.
Mientras persista en la élite militar-cívil que gobierna en Venezuela, un claro sesgo anti-empresa, una pretensión de eliminar o suprimir la actividad privada empresarial en el país, calificándola de enemiga, no habrá confianza, no habrá condiciones para la inversión y la producción. Las distorsiones actuales en la economía nacional, son en buena medida el resultado de esa visión, de esas premisas. Luego de más de tres lustros, está claro que este gobierno no puede solucionar el problema, porque lamentablemente, es EL problema. Mientras tanto, somos testigos de una terquedad destructiva. O más bien, de una reincidencia suicida.
@alexeiguerra

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