Leonardo Morales: Mañana es ya

thumbnailleonardomoralesLas circunstancias del país requieren ser consideradas en consonancia con la realidad expresada a través de sus indicadores en todos los órdenes: social, económico y político. Una visión de conjunto de las tres pondrá de relieve la gravedad de los momentos que vive la República, quizá, la más terrible en la historia democrática.

Insistir en la descripción de lo que estamos viviendo, materia sobre la cual se ha venido hablando y escribiendo desde hace mucho tiempo, parece un ejercicio innecesario.

Unos cuantos meses atrás el tema de la transición fue tratado profusamente, no siempre adecuadamente pero tratada. Hoy, una vez que la oposición democrática logrará asestar una derrota colosal al PSUV, mamporro al centro del modelo socialista pretendido, unido al analfabetismo funcional que revela la actuación del gobierno en la comprensión tanto de los resultados electorales como de la gravedad de la crisis, obligan, ahora con carácter de absoluta urgencia, a discutir sobre un acelerado cambio político.





La discusión sobre la transición o cambio del régimen político debe ser una materia que debe ser abordada por diferentes sectores del país. No se trata de una consigna, de un eslogan o tema asumido exclusivamente por la oposición; la tarea del cambio político y de la solución a la monumental crisis exige la búsqueda de interlocutores dentro del mismo oficialismo que faciliten el tránsito por tan pantanoso camino.

La tarea, muy urgente -insisto- exige la convocatoria además de las fuerzas partidistas de diversos sectores claves para poder enfrentar el drama nacional, los trabajadores juegan un papel relevante así como los sectores productivos y empresariales del país. Ambos sectores, cada uno en su rol, pero acordados sobre un plan común y consensuado, podrán hacer posible la recuperación del aparato productivo nacional y con ello el bienestar nacional. La FAN habrá de cumplir su rol subordinadas al poder civil y político, en fin de cuentas es ésta la que la acepta y la paga.

El presidente Maduro, que nunca se preparó para ejercer tales funciones ni para muchas otras cosas, da muestras de su escasez de ideas, de la ausencia de la auctoritas necesaria para llevar adelante las funciones irresponsablemente heredadas; no es posible dirigir el país con una retórica vacua y cargada de poses, lugares comunes y a la espera de soluciones venidas del más allá.

El liderazgo político responsable tiene en sus manos la posibilidad de allanar el camino hacia una transición política pacífica, profundamente civilista y popular. En el alto gobierno no se observa comprensión de la crisis y su inacción conduce al país hacia senderos inciertos.

Corresponde al liderazgo nacional y democrático colocarse a la cabeza de los cambios y no dejar que la barbarie se apodere del rumbo social.

@LeoMoralesP.