Descendiente de portugueses, José Luis de Souza se mudó a Brasil desde su nativa Venezuela en el 2007.
La “saudade” por los tequeños (un bocadillo muy popular en su país de origen, a base de harina de trigo y queso), lo motivó a recrearlos en su nuevo lugar de residencia.
“Aquí existen las coxinhas (saladitos rellenos de pollo), y allá en Venezuela los tequeños, que le gustan a todos”, dijo De Souza al blog MURAL, de periodismo comunitario.
En agosto de 2015, José Luis decidió abrir el kiosco Tequebueno! en un shopping de alta circulación, en el metro de Tucuruvi, zona norte de Sao Paulo. El empresario venezolano cree que la iniciativa fue exitosa desde el primer momento porque “a los brasileños les gusta probar cosas nuevas” y recuerda que en cuanto se abrió el kiosco se empezaron a formar filas. Cada tequeño se vende a dos reales, o nueve reales si se compran seis unidades.
Con una fábrica en Guarulhos (periferia de Sao Paulo), Tequebueno! ya produce 2.500 unidades por día, con la participación de la familia De Souza en la producción de los saladitos. Y ya se sumaron tres nuevos puntos de venta, en formato de franquicia.
Julimer Ballarales -ingeniera venezolana- es una de las franquiciadas, que abrió su punto de venta en el shopping Metro Itaquera, en la zona este de Sao Paulo, donde recibe unos 200 clientes por día. Las otras dos tiendas Tequebueno! están en Osasco y Barueri, en la Gran Sao Paulo.
Vanderli Verona, dueño del kiosco de Barueri -que vende helados en el mismo local-, dice haber invertido 10.000 reales para entrar en el negocio de la venta de tequeños, es decir, cerca de 2.500 dólares.
“No lo considero un gasto alto”, dijo Verona a MURAL. Según el comerciante, el tequeño es un bocadillo perfecto para tiempos economía menguante, como los que atraviesa Brasil: “alcanza el objetivo de vencer a la crisis porque es accesible a todas las clases sociales”.
Con informaciòn de Brasil247 y Folha