Alexei Guerra Sotillo: Economía de Guerra

Alexei Guerra Sotillo: Economía de Guerra

thumbnailcolaboradores-190x1301Se entiende por economía de guerra, aquel estado de conmoción que se genera en un país en medio o luego de un conflicto bélico de grandes proporciones, o también como consecuencia de un fenómeno o desastre natural cuyos efectos resulten catastróficos por la destrucción parcial de su infraestructura y tejido productivo. ¿Puede catalogarse hoy la economía de Venezuela como una economía de guerra? No faltarán los obcecados oficialistas que desde su silla al lado de Alicia en el país de las Maravillas, se lancen a criticar o tildar de exagerado y subversivo este calificativo. El país se encuentra hoy sumido en una economía de guerra, pero no a causa de algún conflicto armado con algún país vecino o enemigo. No. La causa del actual cuadro de devastación material, económica, social, de parálisis productiva y casi nula actividad fabril o industrial, de escasez generalizada, de crisis sanitaria y de medicamentos, de empobrecimiento acelerado e inflación más elevada en el globo terráqueo, se resume en dos palabras: “revolución” y “socialismo”.

El empeño ya inercial de mantener el actual modelo de controles-regulaciones-corrupción-supresión de la empresa privada pese a la constatación dramática e inocultable de su fracaso e inviabilidad en el tiempo, remite sin duda a un gobierno secuestrado por una pulsión suicida y una irresponsabilidad cuya persistencia van colocando al país en una situación preocupante en el plano de la gobernabilidad y la convivencia política.

Ya no hay anuncio que valga. La magnitud del drama cotidiano de los venezolanos es directamente proporcional al grado de disociación y podredumbre que parece ya dominar el círculo de quienes intentan ejercer el poder en el país a estas horas. Es intento, porque el respaldo de las armas, o de esa instancia judicial que es el TSJ, devenido brazo cómplice y partidista de un empeño cada día más infructuoso de someter una nación  a la miseria, parece no ser ya suficiente ante el malestar social y económico que su delirio colectivista de rapiña ha generado estos últimos años.





El desconocimiento de la Asamblea Nacional, de múltiples formas manifestada y por expresarse por parte del Ejecutivo, nos traslada a escenarios inmediatos donde la palabra “dictadura”, se despoja de disfraces retóricos para hacerse condición y afán, en quienes desde la boliburguesía militar y civil, se aferran al poder y al control del país.

Ello, ha llevado a la oposición, (¿Y a factores dentro del chavismo?) a debatir abiertamente sobre los mecanismos políticos y constitucionales que conduzcan a la salida de Miraflores de Nicolás Maduro. Puede preverse sin duda, que el gobierno hablará y actuará señalando cualquiera de estas acciones como subversivas y golpistas.

En este cuadro de enfrentamiento de poderes, de choques políticos e institucionales, la economía continúa su deterioro. Se hace común denominador en el clima nacional, un deseo de superar esta trágica administración, un anhelo mayoritario de olvidar esta dañina ambición de poder. Amanecerá…y ¿Veremos?

@alexeiguerra