Brote de Paludismo y Fiebre Amarilla azota al oeste de Bolívar

Brote de Paludismo y Fiebre Amarilla azota al oeste de Bolívar

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Un incremento en los casos de paludismo y fiebre amarilla fue reportado por habitantes de los municipios del oeste del estado Bolívar al líder de la Unidad Democrática en la entidad, Andrés Velásquez, durante un recorrido realizado este fin de semana para, entre otras cosas, conocer de primera mano lo que ocurre en estas poblaciones.

Prensa Causa R
En Guarataro, la odontólogo Nuriangela Castro compartió una serie de relatos alarmantes sobre lo que padecen diariamente centenares de pacientes en esa zona del estado, luego de ser diagnosticados con Paludismo, Fiebre Amarilla y Zika.

“Las cifras reales de personas infectadas son impresionantes, aquí nos obligan a controlar los números, a enviar datos falsos para no hacerse responsables de esto, necesitamos que se sepa la verdad de lo que pasa aquí, es mi pueblo y me duele ver a mi gente pasando esto”, aseguró.

Castro explicó que trabajar con reseñas irreales agrava aún más la situación, ya que entes gubernamentales encargados en enviar insumos, hacen envíos con base en cifras falsas y de paso, ni siquiera hay regularidad en el suministro de los tratamientos.

“Una persona infectada debe tener suministro de medicamento intravenoso durante 15 días, y nunca alcanza, por lo que el paciente solo recibe tratamiento por 7 días, hacer eso solo causa que el parásito se haga resistente a los antibióticos, no hay cura, la situación está fuera de control”, detalló.

Ruina y agonía

Velásquez visitó comunidades de los municipios Sucre y Cedeño para explicar la importancia de la enmienda constitucional como una salida a la actual crisis política que vive el país, paso necesario para avanzar en la construcción de soluciones a la terrible situación económica y social que afecta a todos los venezolanos.
Durante el recorrido conversó con la voluntaria de salud de la parroquia Guaniamo, Ismaily Campero, quien informó que gran cantidad de indígenas están muriendo por el extremo abandono que hay en el sector salud.

“Estamos hablando de 20 nuevos casos de paludismo y malaria diarios, eso entre mujeres, hombres, niños y recién nacidos, es un brote sumamente peligroso y alarmante, la parasitosis esta fuera de control, aquí nos han desamparado por completo”, indicó.

Campero reveló que hay centenares de fallecidos por esta enfermedades en zonas rurales como Las Monjitas, Los Pijiguaos, Guaniamo, Sabana Cardona, El Milagro, Guadalaje, Tiro Loco y Salvación. Subrayó que la principal causa de muerte es la despreocupación y olvido de los gobernantes por las comunidades más necesitadas. “Es que no tenemos ni transporte para intentar buscar ayuda por nuestros propios medios”.
Por su parte, Tony Torres, especialista en malariología, aseveró que a Caicara del Orinoco llegan aproximadamente de 100 a 300 casos semanales, y no solo de habitantes de la población, sino que también llegan de minas cercanas.
“Esto pasó de grave a ser una crisis, son demasiados casos y no existe suministro alguno de medicamentos, no estamos preparados para tantos casos, no contamos con tratamientos, químicos para fumigar ni camas para tener a los enfermos”, denunció.

Ismaily Campero y Tony Torres, quienes fueron recibidos receptivamente por Andrés Velásquez, recordaron su exitosa gestión y le agradecieron por ser el gobernador que construyó el Hospital Arnoldo Gabaldón, centro médico que actualmente está destruido por el gobierno de turno.

Abandono total
Durante la asamblea ciudadana realizada en Santa Rosalía con Andrés Velásquez, los habitantes de este poblado notificaron que el Centro de Diagnostico Integral (CDI) que debió estar a la orden de la comunidad hace más de siete años, aun es una obra inconclusa.

El profesor de matemática -jubilado- Luis Oleaga, recalcó que además de la ineficiencia del gobierno regional con el CDI, también está el penoso y precario estado del ambulatorio de la localidad. “El techo se nos va a venir encima, ni los trabajadores pueden estar ahí, en cualquier momento ocurre una desgracia mayor a la que ya vivimos, no tenemos garantía de vida”.

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