Falta de agua desata brote de sarna y diarrea en Ciudad Guayana

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“La responsabilidad por el respeto y garantía de los Derechos Humanos es exclusiva del Estado, quien los debe garantizar a todas las personas por igual”. La Constitución es el principal instrumento jurídico de Venezuela desde donde se protegen y promueven los Derechos Humanos (ONU, 1948), como reza el citado artículo 19 de la Carta Magna.





El acceso al agua potable es reconocido como un Derecho Humano por la Organización de Naciones Unidas (ONU) el 28 de julio de 2010 por constituir la base para la realización de los demás derechos: La vida, la educación, la salud, la alimentación… En Ciudad Guayana hace meses que estas garantías están siendo menoscabadas por falta de distribución adecuada del recurso hídrico.

Varias protestas por falta de agua potable en tuberías ocurrieron esta semana en San Félix: Buen Retiro I y II, Luis Hurtado Higuera, asentamientos de la vía a Upata y de la vía a El Triunfo, fueron las pruebas de que un grueso de la población de Ciudad Guayana está hastiado de estar a secas.

Vecinos mostraron erupciones cutáneas y aumento de casos de vómitos y diarreas en Buen Retiro, a raíz de la situación. En Palo Grande, los residentes aseguraban tener un brote de escabiosis (sarna), y revelaron bañarse en una laguna del río Yocoima por no disponer de agua en sus hogares ni poder comprarla en cisternas.

Riesgo sanitario

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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el agua puede transmitir enfermedades per sé (por bacterias en el líquido como cólera, diarrea, hepatitis…), pero también están las que se relacionan a la escasez de agua (dermatitis y otras erupciones).

La doctora Deisy Castillo, médico dermatólogo infantil y general, explicó que la escabiosis se transmite por contacto directo de humano a humano del ácaro parásito sarcoptesscabiei y no por el contacto con agua, “pero si no hay agua la gente se baña menos o no se baña bien, tampoco hay jabón… todas esas son cosas que están ocasionando una epidemia de sarna” en Caroní y el resto del país.

“Así como hay epidemia de zika hay epidemia de sarna”, aseguró la doctora Castillo, toda vez que en su consulta atiende 10 casos diarios de escabiosis. No es una enfermedad grave, pero “en las farmacias lo único que hay para tratar eso es azufre”. Fármacos como la Ivermeptina están desaparecidos.

Castillo participa en jornadas médico-asistenciales en comunidades populares, promovidas por distintas organizaciones sin fines de lucro de la ciudad. En la última, realizada en Chirica Vieja, “atendimos como 80 pacientes y todos tenían sarna”, aseveró. El poco acceso al sistema sanitario condena a los sectores desfavorecidos a no contar con diagnósticos oportunos, ya que las consultas privadas pueden llegar a costar 5 mil bolívares.

La escasez de jabón de baño desde hace varios meses en Venezuela agrava la situación, impidiendo que las personas puedan asearse de forma adecuada y diaria. Mientras la barra está regulada en escasos 20 bolívares, los revendedores lo ofertan en 400 bolívares o más.

“Yo prefiero que se me vaya la luz a que se me vaya el agua”, sentenciaba Lisbelis Abreu, vecina de Buen Retiro. “¿Cómo limpio? ¿Cómo preparo la comida?”, se preguntaba la mujer que manifestó en la avenida Gumilla. Su hija presenta vómitos y diarreas por utilizar el agua que les suministra la cisterna de Hidrobolívar “porque el agua que nos traen es hediondísima”.

Un informe de la OMS (2007) titulado Lucha contra las enfermedades transmitidas por el agua en los hogares, en todo el mundo se registran, anualmente, 4 mil millones de casos de diarrea, 88 por ciento de ellos “por insalubridad del agua y deficiencias de saneamiento e higiene (…) La OMS estima que el 94 por ciento de los casos de diarrea podrían evitarse mediante modificaciones del medio”, que permitan más y mejor acceso al agua potable”.

La presidenta del Movimiento Ecológico de Venezuela en Bolívar, Pastora Medina, denunció el martes 1 de marzo que San Félix recibe agua no tratada, puesto que en el acueducto de Macagua se dañaron los 18 filtros y el sistema de gas cloro, hace 20 días. Según la ex alcaldesa y ex parlamentaria, dicha situación eleve los riesgos de erupciones cutáneas y diarreas, de acuerdo con lo que han observado en los hospitales.

En contraposición, y sin referirse al tratamiento del agua potable, el gobernador Francisco Rangel Gómez felicitó la gestión de Hidrobolívar en cuanto a los esfuerzos por suministrar el recurso en la entidad, de acuerdo con una nota de prensa publicada por varios medios regionales.

¿Soluciones?

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Vecinos de Palo Grande, 19 de Abril y otros asentamientos de la vía a Upata toman agua, lavan ropa y hasta se bañan en el río por falta del servicio / Foto Aníbal Barreto

Hace dos semanas que Hidrobolívar compareció en la Asamblea Nacional (AN) ante el llamado del Parlamento a las hidrológicas del país, y aseveró suministrar agua potable al 96 por ciento del estado. Sin embargo, ciudades como Upata y Santa Elena pasaron la segunda mitad de febrero a secas y gran parte de Ciudad Guayana tiene un suministro irregular del servicio.

Según Medina, la comisión contralora ya se aproximó a Bolívar para contrastar la información suministrada por la estatal, y Movev enviará sus informes sobre la calidad del agua en Guayana. Se espera el pronunciamiento de la AN sobre la investigación.

Ante la falta de tratamiento adecuado del agua por parte del Estado, la OMS recomienda la “Gestión del agua en el lugar de uso”, que incluye soluciones con cloro para purificar el líquido, filtros domésticos y hervir el agua para el consumo, así como el almacenamiento seguro en envases tapados y de boca estrecha.

Los problemas de agua potable se verán solventados cuando el Estado venezolano asuma que no es un logro llevar agua a las comunidades para disolver una protesta: El logro es que ninguna comunidad proteste y padezca por falta de agua.


Educación sin agua

La educación es un Derecho Humano protegido por los artículos 201 y 103 de la Constitución. Por falta de agua, la escuela Juana de Campo (300 alumnos), en Palo Grande, en la vía a Upata, ve clases de forma esporádica. “Nos piden una pimpina de agua por niño para poder recibirlos”, dijo Yamilet López, vecina de la comunidad que tiene un año y seis meses sin agua potable por tuberías.

Una docente de la institución reveló que muchas veces “teniendo la comida del SAE (Sistema de Alimentación Escolar), no podemos cocinar porque no tenemos agua y la comida se nos queda ahí”.

En Buen Retiro I, la escuela Fe y Alegría Pablo VI (700 alumnos) también está afectada por la sequía que precariza a la comunidad desde hace 13 semanas. Aproximadamente mil estudiantes no ven clases adecuadamente por la carencia de agua: No la hay higiene debida en el baño, en la cocina, o en las aulas y el derecho a la salud y la educación en los sectores campesinos y populares pareciera inexistente en Caroní.