Robert Carmona-Borjas: La corrupción del siglo XXI y los beneficiarios regionales

Robert Carmona-Borjas: La corrupción del siglo XXI y los beneficiarios regionales

El aniversario de la muerte del dictador golpista Hugo Chávez fue el espacio más apropiado para que los pocos beneficiarios que quedan visitaran el templo de la deshonra y rezaran por su vida eterna.

Estuvieron presentes el dictador Daniel Ortega quien concentra el poder en Nicaragua y abusa y persigue a sus opositores, de la misma manera que el chavismo-madurismo en Venezuela, desde 1999. La familia Ortega ha recibido cientos de millones de dólares del régimen venezolano, como ayuda a Nicaragua, de los cuales muchos se quedaron en los bolsillos de su familia, su esposa, principalmente, considerada hoy una de las personas más ricas en ese país empobrecido por las políticas erradas de un régimen que desprestigiado como nunca se aferra al poder, con un dominio absoluto sobre la Corte Suprema de Justicia, el ente electoral y las otras instituciones del Estado.

Muy animado estuvo el recién derrotado Evo Morales, involucrado también en escándalos de corrupción, esta vez a través de su ex compañera Gabriela Zapata Montaño, hoy en prisión, quien se habría aprovechado de las influencias del alto gobierno y de Evo Morales mismo para acumular una riqueza superior a los 500 millones de dólares según señala los medios bolivianos e internacionales.

Asistió también a la fiesta del difunto, bandera de los vivos del socialismo del siglo XXI, representada por el dúo Maduro-Cabello, apoyado por los militares del alto mando, el nuevo Presidente de El Salvador Salvador Sánchez Cerén. También otros beneficiarios del Caribe anglo-parlante.

También tomarán parte los primeros ministros de San Vicente y las Granadinas Ralph Gonsalves, Antigua y Barbuda, Gaston Browney Dominica, Roosevelt Skerrit.

El Primer Ministro de Antigua y Barbuda Gaston Browney, país que ha recibido desde hace años enormes recursos del régimen venezolano, cuyo destino no es fácil de detectar. Otro de los presentes, el “izquierdista” Ralph Gonsalves, Primer Ministro de San Vicente y Granadinas y el Primer Ministro de Dominica, Roosevelt Skerrit igualmente beneficiarios de los tantos actos de corrupción que caracterizaron al régimen chavista y ahora al madurista.

No estuvo el Presidente cubano Raúl Castro quizás por sus compromisos con el imperio, en este período de transición que parecen ahora no controlar. Pero si estuvo en nombre de la revolución que desaparece piano piano el vicepresidente Ricardo Cabrisas quien se lanzó un inusitado discurso anti-imperialista que a juicio de muchos podría empañar la anunciada y esperada visita de Obama quien encontrará, pese a la oposición de la dictadura de los Castro, a la disidencia cubana, a las víctimas de la represión.

Algunas ausencias, sin embargo. Entre ellas, la del presuntuoso Rafael Correa, responsable de la violación de los derechos humanos en Ecuador desde que llegó al Poder con su “revolución ciudadana” cuyo régimen practica, especialmente después del sangriento ataque al Hospital de la Policía de Quito, el 30 de Septiembre de 2010, con énfasis hoy con la persecución que ha seguido desde entonces en perjuicio de opositores a su monárquico proyecto, que configura, según el Derecho Internacional Penal, un crimen de lesa humanidad que algún día la justicia conocerá.

Ni Lula da Silva ni Rousseff estuvieron presentes. La verdad es que tienen tanto plomo encima que les hubiera costado despegar desde Brasilia. Notoria la ausencia del expresidente y dirigente trabajador Lula, promotor del desastre regional, hoy enfurecido por los señalamientos en su contra por actos de corrupción, en los que está involucrada la empresa Odelbrecht, empresa brasileña que aprovechó las debilidades y las vagabunderías del régimen venezolano y de la dirigencia corrupta del chavismo, y se enriqueció por años con contratos otorgados a dedo, sin consulta y en perjuicio de los empresarios venezolanos y de los intereses de la nación. También notoria la ausencia de Rousseff, acorralada por su ineficiencia y por la corrupción que parece acabar con el una vez gigante del sur que aspiraba convertirse en el gendarme de la región e incluso, en un miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Sin pretender hacer una crónica social, propia de los corruptos chavistas que viven en el imperio o en Europa, disfrutando de la impunidad que hasta ahora ha reinado en el país más corrupto del mundo, debemos lamentar que el entorno del poder venezolano, de la unión cívico-militar señalada por muchos como agentes y beneficiarios de corrupción de todo tipo, esté ligada a la corrupción regional lo que en su conjunto se puede definir como la corrupción del siglo XXI que se llevaron los recursos que hoy los venezolanos necesitan para comer, para salvarse de la muerte por enfermedad o por la inseguridad reinante.

@CarmonaBorjas

Exit mobile version