Valencia se sume en el caos embargada por colas, especulación y el repunte del descontento

Valencia se sume en el caos embargada por colas, especulación y el repunte del descontento

foo:saul zerpa/el carabobeño
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Cada vez son más largas las colas afuera de los supermercados de la avenida Bolívar Norte, en Valencia. Este sábado un ciudadano gritaba: “Al señor Presidente no le falta comida, él come bien todas las semanas. Somos nosotros los que tenemos que hacer cola desde la madrugada”. Las personas estaban indignadas, publica El Carabobeño.

Y es que deben ir de mercado en mercado desde muy temprano para conseguir al menos algunos productos de primera necesidad.

En aproximadamente 100 metros de fila, compradores coincidieron en que no han conseguido leche desde el año pasado.

En sus listas de productos escasos destacaron el café y el azúcar.





Quienes consiguen algunos de los productos tras visitar varios establecimientos, deben enfrentarse a la venta de solo 3 productos regulados, de los cuales únicamente pueden llevar 2 unidades de cada uno por persona.

Los que corrieron con suerte este sábado, luego de al menos 4 horas de colas, lograron comprar 2 paquetes de un kilo de harina de trigo, dos de harina de maíz y 2 de arroz.

Varios observaron que comprar un kilo de pasta, uno de arroz y una mantequilla de quinientos gramos, cuesta al menos 400 bolívares si se trata de precios regulados. Esto implica que con un sueldo mínimo, ubicado 11 mil 578 bolívares, solo se podrían comprar 28 unidades de cada producto.

Una señora que se definió como oficialista aseguró que inicialmente el sueldo le alcanzaba para hacer mercado, sin embargo al tomar en cuenta que con el salario mínimo apenas se podían comprar menos de 30 kilos de pasta al mes, reconoció que la realidad del bajo poder adquisitivo. “Es verdad el sueldo no alcanza para hacer mercado, pero al Presidente no lo dejan trabajar”, fustigó.

Yoana Marín tuvo que correr del Abasto Bicentenario a otro mercado el Centro Comercial Profesional Avenida Bolívar para conseguir la comida que necesitaba en su hogar. Observó que los precios aumentan cada semana. “No puede ser que en un Bicentenario los precios estén tan altos, todo debe estar regulado”, criticó.

Especulación

Una mujer que sostenía un bebé en sus brazos, indicó que los denominados “bachaqueros” aprovechan la acentuada escasez para imponer hasta 2 mil por ciento de sobreprecio por cualquier producto que compraron regulado.

Como ejemplo citó la leche, que se puede conseguir en mil 800 bolívares, el café en mil 600 bolívares el kilogramo. “Si no es haciendo cola, tomar café con leche es un lujo”, notó.

Trabajar o comprar

Son muchas las personas a las que no les coincide el día libre en sus trabajos con el día establecido para comprar productos regulados de acuerdo con el terminal de su cédula. Hay quienes deben elegir entre faltar al empleo para garantizar la comida en casa. Otros se las arreglan para dejar sus puestos de trabajo antes de la hora de salida.

También hay trabajadores que deben sacrificar los fines de semana en familia para hacer colas kilométricas desde la madrugada, sin la certeza de encontrar lo que requieren.

Las multitudes que se aglomeran en las calles y avenidas de Valencia cada semana crecen, al igual que el descontento por la desmejora de la calidad de vida.