Se cumplen 162 años de la abolición de la esclavitud en Venezuela

Se cumplen 162 años de la abolición de la esclavitud en Venezuela

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La abolición de la esclavitud es uno de los momentos más gloriosos en la historia de Venezuela. Fue una bandera a través de la cual algunos políticos intentaron obtener el apoyo popular, para otros constituyó uno de sus más fuertes motivos de lucha, y para los libertados significó el inicio de una nueva vida.

Antes de la llegada de los españoles, los indígenas no conocían la esclavitud. Lo más parecido que existía eran los macos e itotos, prisioneros de guerra a quienes ponían a trabajar los vencedores del conflicto para su beneficio durante un lapso, publica Boletín BC Digital.

La esclavitud llegó a América a comienzos del siglo XVI, cuando Alonso de Ojeda fue autorizado por los reyes para traer seis esclavos blancos provenientes de Castilla. Para ese entonces, algunos europeos se vendían como esclavos por razones económicas durante un período determinado.

El tráfico de negros africanos empezó en 1441 de España hacia Portugal. Según los estudiosos Mannix y Cowley, eran hechos esclavos quienes eran vendidos por los jefes nativos como castigo por ser criminales, individuos que se vendían o eran comercializados por sus familias en momentos de hambre, personas secuestradas por las cuadrillas esclavistas, esclavos cedidos por sus amos, y prisioneros de guerra.

Los portugueses, ingleses, holandeses, franceses y españoles llevaban los cargamentos de esclavos negros a los puertos de La Habana, Veracruz, Portobelo, Cartagena de Indias, Santo Domingo y La Guaira. Allí con cadenas en el cuello, y luego de viajar en las bodegas de los barcos, eran medidos a través del palmeo (aquellos cuya estatura fuese inferior a siete cuartas eran rechazados), examinados con el fin de asegurarse de que no tuvieran defectos físicos y, finalmente, se les practicaba la carimba, es decir, eran marcados con un hierro candente en el cuerpo.
De África y Europa a Venezuela

Los primeros en ser sometidos fueron los indígenas. Sin embargo, pronto los hacendados se vieron obligados a importar negros africanos, pues la población nativa estaba desapareciendo.

Los Welser introdujeron en Venezuela los primeros esclavos en el siglo XVI. Para ese entonces, tanto los blancos peninsulares como los criollos participaban de este negocio, y los ingleses eran los proveedores por excelencia. Ellos tenían el compromiso de introducir anualmente unos 4.800 esclavos.

Inicialmente, los dedicaron a someter a los indios, pescar perlas y explotar las minas. Posteriormente, fueron empleados para abrir caminos de penetración. Ya en el siglo XVIII había esclavos pintores, carpinteros, albañiles, doradores, plateros, criadores, agricultores, herreros, verdugos, cocineras, lavanderas, planchadoras y ayas.

Cabe destacar que el esclavo en Venezuela estaba en mejores condiciones que los de otros países latinoamericanos. Éste nunca constituyó un objeto propiedad de su amo, por lo que contaba con algunos derechos: estaba en capacidad de casarse, comprar su libertad, vender el producto de su siembra, hacer un contrato de manumisión con su amo y asilarse, pues un esclavo que se refugiara en una iglesia tenía que ser respetado.

Abajo cadenas

A partir de 1810 se iniciaron en Venezuela actividades para disminuir paulatinamente la esclavitud. La Junta de Gobierno que se creó a raíz del movimiento independentista del 19 de abril prohibió el 14 de agosto de ese año la introducción y venta de esclavos en el país. Luego se incluyó en la Constitución Federal de 1811.

A su vez, el Generalísimo Francisco de Miranda les ofreció a los esclavos su libertad si se unían al ejército patriota. Simón Bolívar proclamó el 2 de junio de 1816 en Carúpano, y lo ratificó el 6 de julio de ese mismo año en Ocumare de la Costa, que aquellos esclavos que se alistasen en el ejército y combatieran a favor de la República, durante un determinado número de años, obtendrían su libertad y la de sus familiares directos.

Tres años más tarde en su Discurso de Angostura, El Libertador, actuando como jefe supremo de la República, le pidió al Congreso que decretara la abolición de la esclavitud. Sin embargo, lo que logró fue que se trabajara en su gradual extinción, sin perjudicar a los dueños de esclavos.
Simón Bolívar, un mantuano y propietario de haciendas y de esclavos, fue uno de los primeros en darles la libertad y considerarlos ciudadanos.

Poco después de la Batalla de Carabobo, actuando como general en jefe del ejército vencedor, solicitó el 14 de julio de 1821 al Congreso Constituyente de la Gran Colombia reunido en Cúcuta que decretara la libertad absoluta de todos los colombianos y de aquellos que nacieran en la República. Días después, este congreso aprobó una ley que preveía la gradual extinción de la esclavitud. Todos los hijos de esclavos nacidos a partir de esa fecha serían declarados libres al venir al mundo (se llamó libertad de vientres); no obstante, tenían que permanecer al servicio del amo de su madre con la finalidad de que aprendieran un oficio y tuvieran como ganarse la vida siendo libres, hasta su mayoría de edad, a los 18 años cumplidos. Estos hijos de esclavos fueron llamados manumisos.

Por otra parte, cada provincia iba a contar con una Junta de Manumisión, a la cual había que pagarle un impuesto. Dicha junta determinaba anualmente los esclavos que debían obtener su libertad, y les pagaba a los dueños el valor de cada uno de ellos con los fondos recaudados.

El 2 de octubre de 1830 en el Congreso de Venezuela reunido en Valencia ratificó lo decretado en Cúcuta, pero aumentó a 21 años la mayoría de edad exigida para ser manumitido. Igualmente dispuso que el Estado contribuyera económicamente para libertar a 20 esclavos por año. Venezuela e Inglaterra suscribieron un tratado en 1839, en el que declaraban abolido el tráfico de esclavos.

Sin embargo, no fue hasta el 1854 cuando se trabajo para legalizar la abolición de la esclavitud. El 3 de marzo de ese año, 30 diputados liderados por el también diputado José María Luyando llevaron a discusión al Congreso Nacional un proyecto de ley que tenía tal fin. Fue ardua la discusión, pero finalmente se logró que la mayoría aprobara la ley. Ésta fue sancionada el 23 de marzo siguiente, y el presidente para la época, José Gregorio Monagas, le puso el ejecútese un día más tarde. Así, a partir del 24 de marzo de 1854 obtuvieron su libertad unos cuarenta mil ciudadanos.

Esta medida fue acogida sin inconvenientes pues no afectó los intereses de los amos de esclavos, sino que más bien les favoreció. Para esa época la esclavitud no era rentable para los hacendados, ya que tenían que mantenerlos a todos. Resultaba más económico contratar la mano de obra que tenerla. Además, la demanda de trabajadores crecía a una mayor velocidad que el número de esclavos, dado que hacía años que se había prohibido la importación.

Por si fuera poco, se les dio la libertad de los esclavos y se indemnizó a los dueños por ello, lo cual constituyó un gran negocio para muchos. La tarifa de indemnización era aproximadamente de entre 50 pesos para los recién nacidos y 300 pesos para el esclavo sano de 39 años de edad. Quienes tuviesen una edad mayor a esa tenían un precio menor que llegaba hasta los cinco pesos. Se dice que algunos dueños llegaron a recibir del gobierno más de tres millones de pesos.

Desde ese momento, los dueños de las tierras comenzaron a contratar la mano de obra, fijando un sueldo y unas condiciones de trabajo a las que debían apegarse los hombres y mujeres recién libertados.

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