Víctor Simone de La Cruz: El optimismo razonado

Víctor Simone de La Cruz: El optimismo razonado

“Timing is everything”: Johnny Carson

 

 





thumbnailvíctorsimoneNuestra historia está plagada de acciones de destacados personajes de nuestra política que actuaron conforme al buen o mal timing y eso, a la postre, resultaría en un triunfo o una calamidad para ellos. Basta remitirnos al fatídico 4 de febrero de 1992, cuando el comandante supremo lideró el golpe de estado que dio inicio al largo trajinar que nos conduciría hasta el actual desastre. Recordemos la madrugada de aquel día, cuando Eduardo Fernández, también conocido con el nombre de guerra El Tigre y quien a partir de ese día pasó a ser un cunaguaro, se presentó, en un gesto que debería enaltecerlo, en todas las pantallas de TV del país, asumiendo una férrea defensa de la democracia, lo cual la gente interpretó como una defensa del régimen de Carlos Andrés Pérez. Esa falta de timing selló su carrera política para siempre.

Luego, alrededor del mediodía, un espigado y huesudo Teniente Coronel, calzando una boina roja de medio lado y afectado por un fuerte tic en el rostro, se dirigió al país pidiéndole a sus compañeros de asonada que se rindieran, que el golpe había fracasado y en medio de su perorata pronunció las palabras: “por ahora”, frase que cambiaria la fortuna del hasta entonces desconocido Hugo Rafael Chávez Frías, padre de la ruina ética, moral y económica de Venezuela. He aquí alguien que si supo actuar conforme al timing.

Horas después, en el Palacio Federal se reunieron los congresistas, quienes habían sido convocados de urgencia para evaluar la situación nacional. Entre ellos, el viejo caudillo Rafael Caldera, quien pronunciaría un discurso dentro del mejor estilo de la antipolítica, habiendo sido él uno de los políticos más connotados del Siglo XX. El si supo aprovechar el timing para catapultarse cuatro años después a la presidencia. Esa misma tarde y en ese mismo espacio, en medio de los discursos, tronó la voz del diputado David Morales Bello, quién gritó a todo pulmón: “¡Muerte a los golpistas!” palabras que lo condenarían a su muerte social, ya que después nunca más se supo de él. Ese fue una muestra de un pésimo timing.

Los ejemplos anteriores son de un timing tropical, azaroso, improvisado, sin planificación previa, al mejor estilo latinoamericano. Pero el timing de los gringos es totalmente diferente. Ellos tienen la paciencia que enseña la naturaleza, la que se aprende con el cambio de las estaciones. Y por eso es que se dedican a construir pacientemente el futuro, mediante la planificación y la estrategia y saben esperar el timing preciso para actuar.

Como buen ejemplo de este proceder de los gringos, paseémonos por el pasado reciente, cuando en abril de 2015, el presidente Obama, camino a la Cumbre de Panamá, hizo una escala en Kingston, Jamaica; donde se reunió con los mandatarios de 15 países del Caricom beneficiarios del convenio Petrocaribe. Él refrendó las palabras del Secretario de Estado John Kerry, cuando en enero de ese año les dijo: “Es una vergüenza que un país utilice el petróleo como arma para chantajear a otros”. También les presentó a los mandatarios planes concretos para poner fin a la dependencia del petróleo venezolano. Todos sabemos que el voto del país más pequeño de la OEA tiene el mismo peso que el voto de los Estados Unidos. Por tanto, no es aventurado especular que los gringos estén preparado el terreno, si ocurre, como le pidió Luis Almagro a la Asamblea Nacional que elevase el pedido formal para proceder a activar la Carta Democrática. Para ello se necesitan los 2/3 de los votos de los 35 países miembros.

Hoy Venezuela no es el país que más o menos se comportaba según las reglas cuando el galáctico estaba al mando. El país se salió de madre y se convirtió para muchas de las naciones más poderosas del mundo en lo que los gringos llaman un “pain in the ass”, que se podría traducir como “una piedra en el zapato” Falta poco para que nos cataloguen como narco estado, por la sospecha de que altos funcionarios del ejecutivo controlan el tránsito a través de nuestro territorio del 60% de la droga que produce Colombia. Estamos entre los países más corruptos del mundo. Somos el último reducto en Latinoamérica del antinorteamericanismo trasnochado. Aquí se refugian terroristas de la ETA, las FARC, el ELN y de varios grupos del Medio Oriente. Muchos de ellos a menudo viajan con pasaportes venezolanos, normales o diplomáticos. Son incontables los compatriotas que se dedican a blanquear capitales en el sistema bancario mundial, incluyendo al estadounidense. Además de muchas otras máculas, un país que pone en riesgo a la región en caso de continuar por el camino trazado por estos ineptos que nos está conduciendo directo hacia una crisis humanitaria que podría afectar a todo el continente. Y por si fuera poco, también representamos un riesgo para los mercados de capitales mundiales en caso que tanto el país como PDVSA caigan en default. Que de paso sería el mayor default de un país registrado en la historia. Otro record de la revolución.

Por eso es que no tendría nada de raro que, en los próximos tiempos, se sigan conociendo más casos de corrupción, de tráfico de drogas y de muchos otros delitos, información que los gringos han venido acumulando desde que el primer soplón rojo rojito les abrió el camino a los demás desertores de la revolución quienes se han refugiado en el Imperio para contarle a los funcionarios de inteligencia norteamericanos todas las intimidades de esta cleptocracia, mal llamada revolución.

No hace falta tener mucha imaginación para pensar que entre la nomenclatura del régimen debe haber mucho miedo. Ellos saben que no pueden detener lo que se les viene encima. Allí están las palabras que dijo Obama antes de viajar a Cuba: “Que cuanto antes los venezolanos elijan un gobierno que consideren legítimo, será mejor para todos”. Igualmente podríamos inferir que el compromiso que asumió ante el pueblo argentino cuando dijo que “Estados Unidos está listo para trabajar conjuntamente con Argentina en la transición”, también están dirigidas a nosotros para cuando salgamos de este régimen, por cualquiera de los métodos presentados por la MUD.

Es de suponer que muchos oficialistas estén negociando su futuro post chavismo. Se negociarán impunidades, como ocurrió en Argentina con los militares, después que asesinaron a más de 20.000 personas, pero será muy difícil para quienes se involucraron en negocios de drogas, los que cometieron delitos de lesa humanidad, los que apoyaron al terrorismo y los que robaron cientos de millones de dólares que puedan disfrutar sus fortunas. Actualmente, para preservar la salud financiera de los bancos, corazón del sistema capitalista, las trasgresiones financieras vinculados a esos delitos están entre los más perseguidos por la justicia internacional.

Los Venezolanos sabemos que somos nosotros los llamados a cambiar este gobierno, pero por primera vez en 17 años de lucha, los demócratas sentimos que no estamos solos enfrentando a este régimen, como ocurrió en el pasado, cuando muchos países fueron cómplices o se hicieron los pendejos frente a las numerosas violaciones a la democracia de parte de estos felones que nos gobiernan.