José Machillanda: La responsabilidad de los 112, mayoría calificada

José Machillanda: La responsabilidad de los 112, mayoría calificada

thumbnailjosemachillandaA ciento veinte días del hecho electoral extraordinario del 6D el cuerpo societal se muestra confundido, y en cierta forma, desesperanzado por la falta de respuesta categórica de los 112 Diputados mayoría calificada, responsables por diseñar, activar y conducir el tránsito político que permita el cambio político categórico. Cambio político categórico causado por el mandato del poder comitente o poder natural de los casi ocho millones de venezolanos que aspiran la reinstalación de la democracia en contra del régimen autocrático-militarista que ha gobernado la República durante lo últimos diecisiete años.

La mayoría calificada ha sido poco diligente en transmitir a los venezolanos las maromas jurídicas, políticas y comunicacionales de un régimen que boquea ante la corrupción, el latrocinio, la incapacidad y el desprestigio de una masa de ineptos que fungen de directores en el desgobierno de los asuntos públicos de la República. Es tiempo ya, entonces, para que esa mayoría calificada haga inmersión en lo que significa el voto ético del 6D, que accionó como un plebiscito para mostrar que ya no se soporta más a un supuesto extranjero dirigiendo la República, que le asquea la militarización de la política y de la sociedad y que sufre de escasez, escasez extrema, criminalidad exponencial e ineptitud total de quienes dicen ser hoy gobernantes.

La mayoría calificada tiene que comprender que, sin el menoscabo de sus funciones constitucionales de legislar, controlar y debatir, están impuestos por hecho político único: el voto ético, a expresarse como un liderazgo político de coyuntura, el cambio político categórico. El cambio político categórico significa el cambio de gobierno de Nicolás Maduro por la vía constitucional, por la vía y tiempo más pronto por cuanto resulta asfixiante e intransitable para los venezolanos que creen definitivamente en la democracia que este gobierno, señores Diputados, entendido como un mal gobierno no pueda ser remplazado.





La mayoría calificada tiene que hacer inmersión en el significado del voto ético, pero tiene además que oír el clamor nacional sobre la condición de insoportable e insostenible de este régimen ofensivo, dantesco, primitivo que además se jacta de realizar maromas y descentrar las ejecutorias de la Asamblea Nacional. La mayoría calificada está impuesta, entonces, a descubrir y activar un nuevo modo de liderazgo desde el Poder Legislativo que contenga la confusión y desesperanza, pero sobretodo, que dibuje el tránsito de la manera más diáfana y clara. Esto se llama liderar, tiene que ver con la política como ejercicio del poder, está vinculada a la ética de la mayoría calificada virtud fundamental en la crisis, ya no política sino humana y de dolor que viven más de ocho millones de venezolanos.

El 6D es una expresión tajante, definitoria y –sobre todo- política, por cuanto es la representación de la soberanía, y ello no tiene que ver con la negación de los cinco millones de votos del régimen fracasado. No. Se trata sencillamente de que la mayoría está reclamando al Poder Legislativo que se ajuste al crítico y delicado momento político creado por un régimen irresponsable, que demanda ingenio, talento y genio de sus Diputados, pero además de la inventiva de un liderazgo específico, coyuntural y necesario para resolver el grave dilema del tránsito político.

Los Diputados demócratas del 6D devienen de una alianza de partidos para construir una organización supra-partido que le dictó una cátedra de participación política al mundo, todos quienes votamos lo hicimos por la Unidad y sus expectativas se deben canalizar en que la tríada del liderazgo de las 112 Diputados, más la organización supra-partido MUD, más la sociedad civil organizada hagan cierto el tránsito ya. Tránsito ya por cuanto resulta insoportable seguir asumiendo y aceptando las maniobras, descalificaciones y graves limitaciones en la resolución de las necesidades que tiene un país mientras verifica los enormes latrocinios, inflación y alarmante corrupción a la que es sometida de manera insolente el resto de los venezolanos.

La tríada mayoría calificada-MUD-sociedad civil organizada no tiene más tiempo que esperar para obtener el cambio político categórico. No queda más tiempo, por Dios, por cuanto los niveles de pobreza, criminalidad, corrupción, bandidaje cada día crecen y hacen la vida intolerable en Venezuela. La República de Venezuela como un caso extraordinario de fracaso de un régimen demanda a la mayoría calificada a que inteligencie, defina una estrategia, la haga conocer al cuerpo social y presione progresivamente al régimen. Presione para que entienda ese régimen que no tiene espacio ni tolerancia, ni puede seguir burlando el constructo diálogo, que no entiende por ignaro y torpe, tiene sellado su fracaso por incapaz, por depravado en el ejercicio del poder y por errático durante diecisiete años de propaganda, engaño e incompetencia.

El cuerpo social, señores Diputados mayoría calificada, no tiene más tiempo de espera, su participación contendiente como acción electoral tiene motivo, dirección y sentido. El motivo fue cambiar el régimen, la dirección por la vía del cumplimiento de la Constitución y el sentido para la reconstrucción de la democracia. La mayoría calificada está obligada a comprender, internalizar y reaccionar frente a esta decisión electoral ejemplar, que habla de la madurez de una sociedad política que entiende al espacio público, como espacio donde se confrontan posiciones disímiles, que requiere un liderazgo con tonicidad y fortaleza en el interpretación del hecho. El hecho que demanda el 6D es que se produzca el cambio político categórico.

Los 112 Diputados de la mayoría calificada más la MUD más la sociedad civil organizada, que sabe le asiste en el derecho constitucional a la protesta y si ella falla a la resistencia civil, han decretado que sus Diputados legislen, controlen y debatan, pero además… hoy articulen un modo de conexión, de direccionamiento sobre el cuerpo social para clarificar la confusión y contener la desesperanza. Contener la confusión y la desesperanza implica que ambas mutarán a la participación activa, dirigida, controlada y entusiasta por parte de los 112 líderes críticos que hoy son la esperanza para el restablecimiento de la democracia postmoderna.