“Comisión de la verdad” de Maduro es un montaje para tratar de ganar puntos

“Comisión de la verdad” de Maduro es un montaje para tratar de ganar puntos

LUIS-SALAMANCA-editada

Como “otro montaje de Nicolás Maduro para tratar de ganarse unos puntos ante la opinión pública, mejorar en las encuestas y su imagen internacional”, calificó el politólogo Luis Salamanca la “comisión de la verdad” propuesta por el presidente de la República.

Nota de prensa





El experto justificó la posición de la Unidad Democrática de negarse a formar parte de dicha comisión al señalar que, por lo que se conoce hasta ahora, la conformación de la misma carece de la imparcialidad política que suele distinguir a estos mecanismos.

“Lo que Maduro está buscando no es tanto esclarecer la verdad, sino demostrarle al mundo que él montó un diálogo y que éste es tan serio que hasta la oposición más recalcitrante está sentada en esa mesa que él puso. Pero la oposición sabe que las comisiones de la verdad no se conforman de esa manera ni bajo esos discursos, ni dirigidas por una persona (el vicepresidente, Aristóbulo Istúriz) que es abiertamente partidaria del gobierno”, indicó.

“Eso no es más que otro montaje de Maduro para tratar de ganarse unos puntos ante la opinión pública, mejorar en las encuestas y su imagen internacional. Pero seriamente hablando, eso no se puede abordar así. Entiendo que la oposición no quiera asistir a una nueva manipulación del gobierno de Maduro”, dijo.

Refirió que la figura de la llamada “comisión de la verdad” nació internacionalmente para investigar situaciones de graves violaciones de Derechos Humanos, lo que después vino a llamarse, con la Corte Penal Internacional, delitos de lesa humanidad o crímenes de guerra.
“Estas comisiones generalmente se conforman con personas del país o del ámbito internacional que no son sesgadas políticamente, sino que se caracterizan más por su experticia jurídico penal en la materia. Normalmente, al final de su labor arrojan informes que suelen ser bien acogidos por los gobiernos y el mundo en general”, explicó.

“Se llaman comisión de la verdad porque se entiende que solo de esa manera – con independencia y autonomía, con capacidad técnica y sin sesgo político-partidista – se puede llegar a la verdad en materia de violación de derechos humanos”, apuntó.
“Da la impresión de que esta no se está conformando de acuerdo con esos parámetros, pues se ve muy sesgada políticamente. El gobierno está buscando tener una mayoría dentro de la comisión y que la oposición esté representada, pero en plano minoritario. Si esta comisión nace conformada de esa manera, y bajo el discurso que ha dado Maduro, no creo que vaya a tener un resultado que satisfaga a la colectividad”, agregó.

Añadió que, en su opinión, el presidente Maduro “ha llevado la manipulación a unos niveles realmente escandalosos. Toda su gestión ha estado montada sobre su versión de la realidad: desde la invención de la guerra económica hasta la atribución a la oposición de intenciones de golpe, de magnicidio. Todo el posicionamiento de Maduro en estos tres años que lleva de gobierno ha sido para descalificar a la oposición y colocarla como un monstruo que se va a comer a todo el mundo y que va a destruir todo”.
“Mi temor – prosiguió – es que surja de allí un resultado que ya conocemos, que es el mismo que han transmitido los gobiernos venezolanos desde (Hugo) Chávez hasta Maduro acerca de que siempre hay un culpable preferido, un culpable favorito, de tal manera que los verdaderos culpables están libres y no son castigados”.

En ese sentido recordó que aún no se han investigado por completo los homicidios que se registraron durante los sucesos de 2002, ni tampoco “se han investigado a profundidad los de 2014, aunque para el gobierno ya haya un culpable”.

“Cuando las cosas nacen así, están condenadas al fracaso”, agregó, refiriéndose a lo que será el resultado de dicha comisión.

Añadió que también resulta irónico que esta comisión haya sido anunciada luego de que el gobierno “le haya pedido al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), mostrando la sujeción del alto tribunal respecto del gobierno, que esa ley no pasara”, pese a que fue aprobada por la Asamblea Nacional en el ejercicio exclusivo de sus funciones de dictar leyes y dentro “de su competencia exclusiva de dictar una ley o decreto de amnistía”.

“El TSJ, de manera escandalosa, lo cumplió, aunque no tiene competencias para llegar hasta donde llegó. El TSJ se está asumiendo como una especie de gran liquidador de todas las iniciativas que nazcan de la Asamblea Nacional, en un papel que no le corresponde de acuerdo a nuestro estado de derecho”, concluyó.