Félix Seijas: Quién gana estos choques

FelixSeijasRLa coalición opositora incluyó la Ley de Amnistía y Reconciliación Nacional como parte de su campaña para la elección del 6 de diciembre. Luego de que ésta se alzara con la victoria, el Ejecutivo Nacional dejó claro que jamás permitiría que dicha Ley se ejecutara. La oposición cumplió sancionando la Ley y enviándola al Presidente de la República, quien a su vez cumplió lo prometido acudiendo al Tribunal Supremo de Justicia para que éste la declarase inconstitucional.

A nadie puede sorprender esta suerte de “Crónica de una Muerte Anunciada”. Así ha ocurrido y así seguirá ocurriendo por algún tiempo en este choque de poderes en el cuál, hasta el momento, pareciera haber un solo vencedor: el Ejecutivo. Y digo “pareciera” porque el bloqueo de leyes sancionadas por la Asamblea o la ejecución de leyes no aprobadas por ésta, son hechos sobre los cuales declarar un favorecido no constituye una operación simple. Al hacer estas cosas, el Gobierno Nacional trata de imponer una imagen de fortaleza que es bien recibida por su sector radical, que constituye la mayor parte de la fidelidad electoral con la que cuentan hoy en día. Sin embargo, estos hechos a su vez confirman en la población el carácter hegemónico del Ejecutivo, lo que si bien en tiempos de abundancia favorecía a la revolución, hoy en día están socavando sus bases. Veamos por qué.

Existe dos elementos que dominan el sentir de la gran mayoría de los venezolanos: una profunda molestia por la situación económica del país ?y la angustia que esta les genera?, y el convencimiento de que es a través de un proceso electoral que se puede y se debe producir la salida de la crisis. Cuando a la nueva Asamblea Nacional se le percibe de manos atadas, su imagen se ve afectada a los ojos de aquellos que la pueden considerar débil y ante sus críticos crónicos. Para otros ?la mayoría?, los diputados opositores están dando la pelea en una batalla en la que, bajos las actuales condiciones, es imposible vencer. A la final, todos estos argumentos ratifican que es el Ejecutivo quien mantiene el control del país y las cosas continúan empeorando. Sin duda, esto va desgastando de manera sostenida el apoyo de la gente hacia la propuesta roja, profundizando el deseo de cambio. Ahora bien, mientras que el mercado perciba que la oferta se resume a dos opciones, Revolución y MUD, la segunda se ve favorecida ante una inminente confrontación electoral.





Los números son claros: en los actuales momentos el Gran Polo Patriótico perdería bajo cualquier escenario que se dirima por conteo de votos. Es por esto que, mientras que incluso el perder no le reporte la mejor parte, la fracción oficialista evitará a toda costa medirse en las urnas. Pero estos mismos números también dejan claro que el sentimiento que domina es el cambio a lo que existe, lo que no necesariamente se traduce en confianza en la alternativa. La oposición concentrada en la MUD debe continuar trabajando para fortalecer su imagen y afianzar la credibilidad en las instituciones políticas del país, cerrando la puerta a posibles “paracaidistas” que pretendan pescar en río revuelto, como ocurrió en los noventa, con las bien conocidas consecuencias. Demostraciones de unidad y trabajo por el bien común, apartando pretensiones personales, deben prevalecer. La sociedad está sensible. Es vital elegir bien qué batalla se coloca sobre la vitrina y cuál se pelea tras bastidores. No importan las intenciones, cualquier cosa que se asemeje a políticos trabajando para políticos será penalizada de manera contundente.