Víctor Vielma Molina: Señor presidente, ¿quién genera violencia?

Víctor Vielma Molina: Señor presidente, ¿quién genera violencia?

Víctor Vielma MolinaSe supone que Venezuela debería ser un país civilizado, independiente, integral, descentralizado, donde prevalece el estado de derecho y funcione, de manera equitativa, para bien de cada estado y de cada venezolano, la Constitución Nacional de 1999. Pero, por contradicción, el gobierno la viola cuando margina, da tratamiento distinto a la provincia y al habitante de la frontera, respecto al que ofrece a capitalinos. Además, sustrae los derechos a oponentes, cuando desconoce a la Asamblea Nacional y no vende bolsas de comida a disidentes. Y lo peor, para vendérsela, es obligado a firmar documentos, en renuncia de sus derechos ciudadanos. ¿Acaso, esto no es forzar a la gente a callarse, a no protestar y a vivir bajo la férula de la segregación, de la torturante escasez y de la hambreadora inflación?

¿Cómo hacen madres y padres de familia para que el salario mínimo de 11.577,81 bolívares, más la cesta ticket de 13.275 bolívares, que suman un total de 24.853, 80 bolívares, les dure un mes, si solo les alcanza para menos de una semana? En Venezuela se necesitan más de 18 sueldos mínimos para medio cubrir la canasta básica. Es decir, un aproximado de 176.975,04 bolívares, mensuales. Esto indica, que muchos hogares venezolanos están aguantando hambre, grandes limitaciones y necesidades esclavizantes.

Además, por imprevisión e improvisación, se desata el caos del transporte, apagones y cortes programados de electricidad, esto sin dejar de mencionar la recurrente suspensión del servicio de agua. Algo más, ¿qué podemos decir de la falta de acierto de las políticas contra del asedio hostil y criminal de la delincuencia, que asesina a la masa trabajadora, a los jóvenes y enluta a la familia venezolana? Entonces, señor presidente, en este dantesco retrato, ¿quién genera violencia? ¿Acaso la injusticia, por sí misma, no es violencia? Todos estos acontecimientos son los factores que empujan a la población a pronunciarse en contra. Y hemos de recordar que pueblo descontento no pide permiso para protestar.





Víctor Vielma Molina/Edicador/[email protected]