En una muestra más de irracionalidad el diputado y exministro de Vivienda, Ricardo Molina, dijo este miércoles que es “indigno” trabajar para el Estado y no ser chavista.
Durante una entrevista en Globovisión aseguró que no es legal botar a alguien por no militar con el chavismo, pero a su parecer “es un indigno” quien no apoye al gobierno “revolucionario” y trabaje en una institución pública.
Parece que a Molina se le olvidó que el Estado debe ofrecer óptimas condiciones de vida a sus ciudadanos. El trabajo forma parte de ello sin que los venezolanos deban quedar en deuda, pues es parte de la obligación de quienes dirigen el país. Es más, la Constitución venezolana en sus artículos 87, 88, 89, 90, 91 y 97 establece los derechos de los ciudadanos a un trabajo que les proporcione una existencia digna.
Todo esto, sin mencionar que todos los venezolanos “tienen el derecho a expresar libremente sus pensamientos, sus ideas u opiniones de viva voz”, dice el artículo 57 de la Carta Magna.
Entonces, según la (i)lógica de Molina, ¿Los venezolanos también deberían ser chavistas si consiguen comida para sus hogares o por ser atendidos (si lo logran) en algún hospital público?.