Juan Guerrero: Maduro huele a formol

Juan Guerrero: Maduro huele a formol

thumbnailjuanguerreroEl ejército de ocupación cubano ya está de retirada. Fue entrando de a poquito, entre un tropel de sanitaristas, especialistas en medicina deportiva, asesores culturales, deportólogos y asesores militares quienes fueron copando una infinidad de áreas, desde ser choferes de taxis hasta sesudos conocedores de ultrasofisticados sistemas eléctricos, colocados en gabarras.

Resultado de todo ello ha sido el control corrupto de puertos y aeropuertos, notarías y la compra de alimentos y medicinas. En todo ello, hubo las llamadas triangulaciones, para que la isla de la felicidad se quedara con altos porcentajes en dólares.

Pero mientras ello ocurría, por los caminos verdes ese ejército iba desfilando su huella de miserable incapacidad. Me comentaba hace unas semanas el técnico de electrodomésticos, con su locuaz manera de ser, que una vez le tocó ir a revisar el aire acondicionado en el CDI de Loma del león, en una zona alejada de Barquisimeto.





Ahí, entre viento, soledad y cardones los cubanos pasaban las de Caín. Mientras arreglaba el aparato del salón donde estaba el equipo odontológico, veía las caras lánguidas de esas almas casi en pena.

-Pero al menos sacan muelas, le comenté. -¿Muelas? Pues fíjese que no. Esos aparatos están casi como los trajeron. Y esa gente no sabe de eso. La otra vez, cuando estaba por allá, comenté que tenía un familiar por los lados de Barinas. Enseguida se entusiasmaron para hablar.

-Al final comprendí lo que querían. –Era que necesitaban saber cómo diablos se llegaba a la frontera con Colombia para largarse de aquí.

Y eso mismo está pasando desde hace varios años en casi todos los sitios donde esa gente se encuentra. Ahora vienen de Cuba cargados de comida y artículos de uso personal.

El resto de los disfrazados milicianos los han estado sacando por Cubana de Aviación. Al principio superaban los 34.000 efectivos internacionalistas, más el contingente de nicaragüenses e iraníes. Estos últimos sí que son bichos malos.

La razón principal de la retirada a cuenta gotas del ejército de milicianos cubanos y de otras nacionalidades, está claramente demostrada. Ya el petróleo cayó en picada. Además, los acuerdos entre el Estado norteamericano y los cubanos, implica algo más que la cercanía de unas caravanas de barcos cargados con turistas y dólares.

La presión que sobre Cuba han tenido, tanto los EE.UU., Europa, y el mismo Vaticano, implica haberles demostrado a los exbarbudos hijos de Fidel, que en Venezuela existen bases de entrenamiento donde grupos terroristas realizan sus ejercicios como guerrilleros de Alá.

No es tanto el tráfico de drogas y la inundación de la banca internacional con el lavado de dinero. Es, concretamente, la existencia de una red de terroristas basados en suelo venezolano, que están cercanos a los intereses norteamericanos y europeos.

Por esto Cuba, estratégicamente, se acerca y muy diplomáticamente recibe a los hijos del Tío Sam. Quiere alinearse con Occidente frente a la mancha verde que se mueve hacia Europa y en pocos años tendrá presencia en Sudamérica.

En consecuencia de todo ello, el hijo de HCh y aventajado estudiante de los cursos de adoctrinamiento en la Cuba de los ‘70s., va quedando solo y cada día más prescindible.

Políticamente se le ve aislado y cada vez más “enfermo” de soledad y ostracismo. Aunque hable más que loro de convento. Lo cierto es que la revolución del Siglo XXI, apenas está quedando como una escaramuza, una trágica teleculebra cansona y tediosa, donde cada día la famélica audiencia espera el final, antes que llegue la hambruna.

Creo que los libretistas cubanos en cualquier momento van a colocar el capítulo final y “autosuicidarán” al becerro. Sin mucho protagonismo y cada vez, con menos patrocinantes.

Obviamente los actores han sido terriblemente palurdos, chabacanos y con los años, engordaron. Se convirtieron en becerros, pues.

El final habrá que celebrarlo como debe ser; por estás calles.

(*) [email protected] TW @camilodeasis