Cientos de brasileños reaccionan en las calles al nuevo capítulo de la crisis

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Simpatizantes y detractores de Dilma Rousseff se concentraron en las principales ciudades de Brasil para mostrar su posición ante el proceso de destitución de la mandataria que estos días está analizando el Senado y que el presidente interino de la Cámara de Diputados intentó suspender hoy.

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La convocatoria de las diversas concentraciones fue realizada de manera apresurada por diversos movimientos sociales después de que Valdir Maranhao, quien preside la Cámara de Diputados en sustitución de Eduardo Cunha, suspendiera momentáneamente el proceso para una probable destitución de la mandataria.

En la emblemática Avenida Paulista de Sao Paulo, ciudadanos favorables y contrarios al proceso de ‘impeachment’ se concentraron a escasos metros y llegaron a cortar el tráfico.

Convocados por el movimiento “Vem Pra Rua” y vestidos mayoritariamente de verde y amarillo, los detractores de la presidenta, los llamados “coxinhas”, se reunieron frente a la sede de la Federación de las Industrias del Estado de Sao Paulo (Fiesp), una de las instituciones más combativas frente al actual Gobierno.

A menos de trescientos metros, al amparo del Museo de Arte de Sao Paulo (MASP), los “petralhas” mostraban su apoyo a la decisión de Maranhao y coreaban la ya habitual consigna “no va a haber golpe”.

En Brasilia, ambos bandos se concentraron en la Explanada de los Ministerios, una amplia avenida que reúne los principales edificios del poder público brasileño, incluido el Senado, donde hace semanas se instaló una valla metálica para evitar posibles enfrentamientos entre manifestantes durante el transcurso del juicio político.

Unas horas antes, también en la capital brasileña, cerca de cien militantes de movimientos sociales ocuparon hoy durante unas horas el Salón Noble del edificio de la Presidencia brasileña en un acto en defensa de Rousseff y llegaron a amenazar con permanecer allí por tiempo indefinido.

Brasil atraviesa uno de los momentos más convulsos de la historia de su democracia, con Rousseff ante la posibilidad de un juicio político con miras a su destitución y el presidente de la Cámara Baja apartado del cargo por la Corte Suprema el pasado viernes debido a las acusaciones de corrupción que pesan sobre él.

Precisamente Cunha, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), antaño aliado del Gobierno, fue quien puso en marcha el proceso de destitución de la Jefe de Estado al aceptar a trámite una denuncia contra la mandataria por unas maniobras contables, supuestamente irregulares, realizadas en los últimos años.

Sin embargo este lunes, el proceso vivió una nueva vuelta de tuerca cuando Maranhao, que sucede a Cunha al frente de la Cámara Baja, decidió invalidar la votación en que la Cámara de Diputados le dio vía libre al proceso que puede acabar con el mandato de la Jefe de Estado.

Horas más tarde, el presidente del Senado brasileño, Renán Calheiros, rechazó la suspensión del proceso decidida por su homólogo en la Cámara Baja y determinó la continuidad del proceso.