Tachirenses se adecúan al racionamiento eléctrico

Tachirenses se adecúan al racionamiento eléctrico

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Hasta con velas trabajan quienes no tienen planta; algunos comercios no laboran durante las cuatro horas de aplicación del plan; otros se quejan de que las ventas han bajado. Así lo reseña lanacionweb.com / Marina Sandoval Villamizar

Los sancristobalenses se adecuaron al programa de racionamiento establecido por Corpoelec, por el bajo nivel del caudal de la represa del Guri, que genera electricidad al país. Con gusto o sin él, quizá más con reticencia, en el sector comercial establecieron también su plan e incluso quienes tienen menor capacidad económica y no poseen planta, optaron por una vela.





Lo importante, como dijo la señora Sara Martínez, en un restaurante de La Concordia, es seguir “haciéndole, aquí no nos paramos, no nos podemos parar”.

— ¿Cómo hacía antes y cómo hace ahora?

— Ahorita, con velitas en la cocina. Allá está mi hija, pero no le gusta que le saquen fotografías -respondió-, señalando que en el comedor no necesitan luz y como cobran en efectivo, tampoco les hace falta un punto para tarjeta, de manera que -insistió- “aquí no tenemos problemas.

En la cocina, a la chef le quedó la licuadora llena, lista para hacer la salsa, pero estaba buscando la alternativa. “Ingeniándoselas”, dijo la administradora del restorán.

En La Concordia, entre quienes trabajan con partes, auto periquitos y colocan papel ahumado a los carros, resaltan durante las horas de racionamiento las plantas colocadas en la acera, que son encendidas o apagadas de acuerdo con las necesidades del momento.

—Las prendemos cuando las necesitamos. ¿Para qué vamos a gastar gasolina? Por ejemplo, cuando se va a pasar punto, cuando hay que alumbrar una parte que es oscura dentro del negocio, o cuando se va a hacer una instalación.

Es Hermes Hernández, quien comentó que están cumpliendo (en Corpoelec) con las cuatro horas diarias, pero que están “afectados, porque la situación es difícil. Las ventas están caídas, mire cómo están solos los negocios y la calle, porque sin luz la gente no sale”.

— Claro que nos adecuamos, nos adaptamos, como los venezolanos se adaptan a todo, pero qué podemos hacer. Si nos ponemos a hacerle mente a eso, vamos a dar al hospital con un ACV (accidente cerebrovascular); vamos a caer enfermos -manifestó una comerciante que prefirió no identificarse.

Por su parte, Astrid Reyes se considera de las más afectadas por las fallas de energía, porque tenía una planta pequeña que utilizaba para pasar el punto y la semana pasada “un amigo de lo ajeno” se la llevó.

—El que tiene una plantica pasa el punto cuando no hay luz, pero el que no tiene, no vende. Pero ahorita comprar una planta es difícil, porque una pequeña está entre 350 mil y 400 mil bolívares -dijo la comerciante, quien señaló que por ahora manda al cliente a que pague dos cuadras más adelante, en el negocio de su padre-.

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Y así como algunos utilizan las plantas, otros -como en una rectificadora en San Cristóbal- han optado por no trabajar mientras dura el racionamiento eléctrico: “Si se va en la tarde, trabajamos en la mañana; si se va en la mañana, trabajamos en la tarde, porque el racionamiento sí lo están cumpliendo”, expresó un trabajador que esperaba que llegara la luz para comenzar a laborar, y que comentó que el patrono prefería esa medida, aunque igualmente les pagaba el tiempo que no trabajaban.

En el Museo de Artes Visuales, María Estupiñán quiso informar a la colectividad que el ente no se para. “Cuando no hay luz continuamos trabajando, funcionamiento a tiempo completo, porque mucha gente puede pensar que como en otros organismos no están laborando jueves y viernes, esto está cerrado, y no es así. Cuando no tenemos luz, las computadoras se paran, mi oficina ni con una vela queda alumbrada, pero uno trabaja en otras áreas, donde hay luz; revisamos inventarios, entre otras cosas”.

Durante un recorrido por La Concordia se vio que había establecimientos con apenas una luz encendida, probablemente porque el valor de la luz comercial es más costoso.

Congestionamiento en las intersecciones

Un ciudadano comentó que “cuando usted ve policías en el viaducto, Barrio Obrero, la avenida 19 de Abril, es porque se va a ir la luz ahí. Los envían a las intersecciones para que no haya congestionamiento; al principio se formó cola porque cuatro horas sin semáforo, imagínese cómo se volverá una calle”.

No obstante, en el semáforo de la intersección de la calle 8 con Octava Avenida, a eso del mediodía de ayer, había congestionamiento vehicular.

— Por aquí no se ve a ningún policía orientando el tránsito, y como no hay policía se arma un despelote porque todo el mundo quiere pasar; todo el tiempo hay congestionamiento -dijo Orlando Hernández-, quien comentó que cuando en el mismo lugar se fue la luz del semáforo el miércoles en la tarde, chocaron dos Aveo.

“Nunca por aquí se ve un vigilante y por eso el martes un conductor iba a cruzar y cuando el que venía subiendo paró, el que tenía detrás le llegó, y ahí quedaron los dos chocados. Ni siquiera vino Tránsito; yo creo que llegaron a un acuerdo”.

No todos los entrevistados fueron amables, algunos casi gritaron y no faltó quien señalara que “esto que está pasando es culpa del Gobierno, aquí no ha habido mantenimiento de nada, deja que las cosas pasen, no tuvo previsión”.