Mugabenomics y Maduronomics: Cualquier coincidencia no es casualidad

Mugabenomics y Maduronomics: Cualquier coincidencia no es casualidad

bolivares

 

Publica la revista inglesa The Economist un artículo titulado “Who wants to be a trillionaire?” (en inglés) donde se pasean por lo que ha sido el gobierno del dictador Robert Mugabe en materia de inflación y alertan de las señales que está dando el gobierno del anciano dictador de 92 años de edad para rebrotar la inflación.





Escriben que al igual que los gobernadores del Reichsbank, que mantuvo la aceleración de las máquinas de impresión que sumergió a Alemania en una hiperinflación constante en la década de 1920, insistiendo en que el verdadero problema era la escasez de billetes de banco, el gobierno de Zimbabwe afirmó haber anulado las leyes de la economía durante su propia hiperinflación hace casi una década. Gideon Gono, entonces gobernador del Banco de la Reserva de Zimbabwe, afirmó que “la economía tradicional no se aplican plenamente en este país”, y dijo: “Voy a imprimir y imprimir y firmar el dinero … porque necesitamos el dinero.

El resultado fue un aumento de los precios tan rápido que era casi imposible calcular la tasa de inflación. Según algunas estimaciones alcanzó su punto máximo en 500 mil millones por ciento (500 billion per cent), en la medida que el gobierno imprimía denominaciones cada vez más grandes. Billetes con un valor nominal de 100 mil millones de dólares de Zimbabwe valen mucho más ahora como novedad en eBay (donde se venden por alrededor de 45 dólares estadounidenses) de lo valían en las tiendas de Harare.

Zimbabue finalmente domesticó la inflación en 2009, cuando abandonó el dólar zimbabuense (dólar Zim) y comenzó a usar dólares estadounidenses y otras monedas extranjeras en su lugar. (Se convierte saldos bancarios a dólares estadounidenses, a razón de 1 dólar estadounidense por cada 35 millones de millones de dólares Zim.) Esto trajo alivio inmediato. Pero el gobierno de Robert Mugabe, que ha estado en el poder desde 1980, ha estado de nuevo gastando más de lo que recauda en impuestos, e importando más de lo que exporta. El señor Mugabe destruyó la principal fuente de divisas del país cuando sacó principalmente a los agricultores blancos de sus tierras y se las entregó a los peces gordos del partido gobernante.

Sin dinero para pagar a los funcionarios, en particular a los soldados y policías que mantienen a Mugabe en el poder, el gobierno tiene la intención de empezar a imprimir de nuevo. Esta vez insisten en que no está trayendo de vuelta al vilipendiado “nuevo” dólar Zim, pero están imprimiendo billetes que están “respaldados” por unos 200 millones de dólares estadounidenses que Zimbabue ha tomado prestado del Banco Africano de Exportación e Importación. Sin embargo, parece poco probable que a los tenedores de estos nuevos billetes se les permitirá hacer la conversión a esos dólares verdaderos.

Dado el historial de Mugabe, significa que su valor es propenso a caer en picada muy rápido. Corridas bancarias en cámara lenta ya han comenzado, porque los ahorradores temen que sus dólares estadounidenses sean convertidos a la fuerza en los nuevos billetes. Los bancos han tenido que restringir los retiros de dólares, en algunos casos a tan solo como 20 dólares estadounidenses al día. El último episodio de hiperinflación acabó con los ahorristas y pensionados. Están temerosos de ser robados de nuevo.

El gobernador del Banco de la Reserva, John Mangudya, insiste en que los nuevos billetes serán un “incentivo” para los exportadores, no un retorno a los viejos tiempos. Ni siquiera el gobierno cree esto. No será, por ejemplo, que se utilice para pagar a los funcionarios. En su lugar, se los impusieron a los exportadores que, habiendo pagado sus proveedores y trabajadores en dinero en efectivo, tendrán que aceptar dinero falso por sus ventas. ¿Qué podría salir mal? Muchos van a quebrar, por lo que los ingresos por exportaciones caerán rápidamente. Eddie Cruz, diputado de la oposición, dice que la nueva política podría significar “el colapso final de la economía” de Zimbabue.

Por estas latitudes, no son pocas las coincidencias entre la política económica de Nicolas Maduro, maduronomics, y la de Robert Mugabe, mugabenomics. Venezuela transita por primera vez en su historia la hiperinflación, cuando los precios están subiendo a un ritmo del 15% mensual y acelerándose, y la escasez generalizada de alimentos básicos y medicinas alcanza el 80%.

El Banco Central de Venezuela, en manos de Nelson Merentes, un activista del partido de Maduro, el Psuv, actúa con la lógica del tristemente célebre Gideon Gono: mientras la oferta de bienes y servicios nacionales se contrae (el PIB, creció pírricamente un 1,34% en 2013, se contrajo 3,9% en 2014, cayó 5,7% en 2015 y para 2016 el Fondo Monetario Internacional calcula un derrumbe del 8,0%) por tercer año consecutivo, la peor recesión registrada, la liquidez monetaria (en manos del público) saltó de 768.541.272 miles de bolívares en abril de 2013, mes en que asumió Maduro la presidencia de Venezuela a 4.584.171.942 miles de bolívares en abril de 2016 (4,5 millones de millones de bolívares), es decir, un monumental incremento del 596,% en apenas tres años.

Hoy ni las empresas estatales, a excepción de Pdvsa, pueden exportar. Sidor, la principal acería estatal. se encuentra totalmente paralizada. Han cerrado miles de empresas por las políticas marxistas de controles de precios y de ganancias.

Las principales contratistas de Pdvsa en servicios a pozos, abandonan al país porque Pdvsa no les paga sus servicios. Schlumberger, Weatherford, Baker y Haliburton acumulan más de 2.300 millones de dólares en cuentas por cobrar a la estatal petrolera. La producción petrolera local podría caer este año unos 300 mil barriles diarios, en momentos de bajos precios. Hoy el país depende en 98% de las divisas petroleras.

El ministro de industria Pérez Abad le anuncia al país que las importaciones totales caerán a 15.000 millones de dólares, (apenas 1/3 de los 45.151 millones de dólares en importaciones del año 2013) mientras afirma que pagarán íntegramente el servicio de deuda de unos 16 mil millones de dólares este año. Sin hacerlo explícito, el ministro de electricidad Motta Domínguez da a entender que el país tendrá que conformarse con una oferta eléctrica de 15.000 MW, limitando severamente la capacidad de producir.

Hoy las reservas internacionales de Venezuela en divisas apenas superan los 12 mil millones de dólares cuando en 2013 cerraron sobre los 21.600 millones de dólares.

Zimbabue y Venezuela están muy lejos entre ellas, pero muy cercanas por las desastrosas políticas económicas. Mugabe tiene hoy a John Mangudya al frente del Banco de la Reserva. Maduro tiene a Nelson Merentes en la presidencia del Banco Central. La inflación los hermana (lapatilla.com)