Un mercado al aire libre donde llenan el estómago los maracayeros

Un mercado al aire libre donde llenan el estómago los maracayeros

Foto: El Carabobeño
Foto: El Carabobeño

Allí estaba la bolsa de comida, la que no llega a muchas casas de Maracay o que llega incompleta. A las afueras del Mercado Principal, como el resto de los mercados populares, las bolsas de comida sobran y el estómago apremia. No tienen harina PAN, ni leche.

El Carabobeño

Tampoco el kilo de arroz o pasta, pero tienen verduras y frutas que comenzaron a descomponerse. Con suerte, la bolsa de comida contiene proteína, que aunque no llega a ser el trozo de carne de Mercal, pueden ser pellejos o partes de cortes de tercera que no fueron vendidos y comenzaron a tomar el característico color verdoso.





Para el estómago de hierro de muchos venezolanos, no hay mal olor ni color diferente de la carne de res o pollo que valga cuando de atenuar el hambre se trata. Los sobras de alimentos preparados que colocan en la basura los restaurantes de esos mercados populares también son buenos para darle aunque sea uno de los tres golpes al estómago porque dinero no hay para costear un plato promedio de mil 500 bolívares.

En este nuevo sistema de distribución de alimentos a las afueras de los mercados populares no se hacen colas. Las bolsas de comida están a disposición de quienes deseen tomar los restos de alimentos en ese otro mercado que abastece una de las necesidades básicas del hombre, esa que no satisface Clap alguno.

Ya lo manifestaba el 12 de marzo el delegado de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Marcelo Resende. No había más que felicitar al Gobierno de Venezuela por crear el mejor sistema popular de distribución de alimentos. “Felicito al pueblo de Venezuela y su Gobierno por crear la mejor red pública para distribuir alimentos y también los felicito por lograr una activa participación y organización social de todo su pueblo”, manifestó Resende tras una reunión que sostuvo con el ministro de Alimentación, Rodolfo Marco Torres.

En efecto, no hay mejor red pública de distribución de alimentos que logre activar participación y organización social, porque el sistema popular garantizó la entrega de la bolsa de comida sin distingo de raza, credo o condición social. Están allí a la espera de alguien que las retire antes de que las lleve el camión del aseo.

Trabajadores del Mercado Principal aseguraron que a diario son niños, hombres y mujeres los que acuden a las afueras del centro de abastecimiento tras la hora de cierre, a la espera de las bolsas con desperdicios de comida. Cada vez son más, reveló la fuente.

No se trata de venezolanos que deben hurgar entre la basura para comer, cualquier parecido con la realidad es pura sensación o coincidencia. Allí estaba la bolsa de comida, la que no llega a muchas casas de Maracay o llega incompleta, eso sí… ¡sin colas!