Tienes que entregar un informe al día siguiente temprano en la oficina, pero tu celular no deja de sonar porque tus hijos están pidiéndote que no olvides recogerlos al salir del centro comercial, tu hermano te notifica en otra llamada sobre la barbacoa que va a hacer el próximo sábado, además tienes un alerta en Facebook que te indica las personas que han comentado las fotos que posteaste y te das cuenta que quizás no podrás buscar hoy la ropa en la tintorería, así que debes pedirle a tu esposa lo haga por tí. ¿Así transcurren tus jornadas laborales? ¿Crees que cumples cabalmente con todas?
La gran conectividad que existe en nuestra era, además de la multiplicidad de roles a cumplir, nos envuelve en un maremágnum de actividades y cosas que llaman tu atención al mismo tiempo y parecieran ser urgentes. Sin embargo, recientes estudios llevados a cabo por universidades como Stanford, Ucla y otras, demuestran que aquellas personas que se jactan de poder hacer varias cosas al mismo tiempo como muestra de gran productividad, en realidad hacen lo contrario: Arrojaron resultados deficientes en sus tareas.
La razón es muy sencilla ya que, aunque se pueden hacer varias cosas al mismo tiempo, el cerebro no puede concentrarse en dos cosas con óptimos resultados para ambas cosas. Lo que sucede en realidad es que tardas más tiempo en completar una o las dos tareas, cometes errores producto de la falta de concentración y, en definitiva, tu trabajo no es lo provechoso que supones.
Por si fuera poco, tu salud se resiente. El esforzarte todos los días por cumplir con un sin fin de tareas grandes y pequeñas, puede producir cansancio crónico, estrés, y la frustración de no poder realizar todo lo que pensamos que debemos hacer.
Eso me recuerda a Grace, una asesora inmobiliaria que era una esclava de su teléfono, en cualquier momento contestaba y atendía clientes, sin importar a qué hora o en qué actividad se encontrara. Ella pensaba que eso era productividad. Le recomendé que se leyera el libro “The OneThing”, de Gary Keller, tras lo cual valoró mucho más el tiempo que compartía con sus amistades y familia. Emocionada me dijo que a sus 46 años, por primera vez en su vida, apagó su celular mientras estaba en el cine con sus pequeños hijos y disfrutó ese momento sin estar pendiente de sus correos o mensajes.
Si no sabes cómo comenzar a concentrarte en una cosa puedes intentar esto:
– Apaga el celular mientras estás trabajando, minimizarás el 80% de los factores que te distraen.
– No permitas interrupciones en tu oficina, amablemente dile a la persona que entra que tu lo atenderás en cuanto termines esa tarea.
– Dedica un tiempo específico para revisar y contestar correos, otra para hacer las llamadas que debes hacer, o para otros asuntos.
– Agenda citas con anticipación, no aceptes solicitudes “para este momento”
Estas recomendaciones aplican también en tu tiempo libre. Si estas en una actividad familiar, ¡apaga el celular! ¡Disfruta el momento!¡Los correos o las redes sociales no dejarán de estar ahí!
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