José Luis Zambrano Padauy: Tertulia de autobús y una carta con hambre

José Luis Zambrano Padauy: Tertulia de autobús y una carta con hambre

ThumbnailJoseLuisZambranoPadauyVicente siempre salía impecable de su casa, aromatizado con esencias de Francia o EEUU. Ahora logró bañarse a medias, acomodarse una camisa casi dañada de tanto zurcirse y con las esperanzas al borde del escepticismo. Sus emociones se templaban con los ardores de un sol intenso, en una parada de transporte público atiborrada de usuarios prestos a lanzarle cualquier insulto a quien osase quitarle el puesto en la unidad vehicular.

Vicente absorto en sus cavilaciones sobre la mengua de la economía nacional, siente un repentino brote de angustia;  de huir con sus pareceres, convicciones y educación a otras tierras con un cotidianismo normalizado, sin el vaho de la tragedia y el desconsuelo.

Cuando llega el autobús, la tromba humana arremete por la lucha de un lugar privilegiado, mientras un racimo de personas cuelga de cada una de las entradas. Él increpa, aborda con insultos al chofer y se acomoda como bestia de un trémulo rebaño en el acceso delantero de la unidad. La tertulia citadina aburre con los mismos temas sobre falta de alimentos, abuso de poder, enfermedades sin respuestas medicamentosas y la nueva idea de la OEA de aplicar la Carta Democrática a una nación que olvidó ese concepto en la efervescencia de su sistema de infortunios.





“Si invocan la cartica esa, viviremos como cavernícolas, pues empezará un bloqueo económico para el país”, arguye con tosquedad un pasajero, mientras escrutaba en su bolsillo para cancelar el pasaje. Vicente lo observa con una mirada frenética, pues lo consterna la ignorancia colectiva. Sabe que esta organización internacional requiere de 18 votos de 34 naciones para lograr la aplicación de este estamento. Países como Argentina consideran que no se logrará mucho con esta acción, mientras el secretario Almagro ve con un hálito esperanzador que logre obligarse al gobierno venezolano a cumplir con la constitucionalidad, respetar los poderes y valorizar la posición del pueblo.

“¿Vieron cómo saquearon el supermercado de la esquina? Eso fue anoche, pues el cartelito de no vender más productos regulados generó la rabia de los habitantes del sector. Situaciones parecidas ocurren en Caracas. La necesidad estomacal no tiene color político”, afirma visiblemente consternado un señor mayor, cuya indumentaria fue elegante alguna vez. Los pasajeros, pese a estar despachurrados, fundiendo sudores matinales y perdiendo el equilibrio en cada frenada estrepitosa del automotor, se mostraban visiblemente perturbados por el acaecer de la nación, ensartados en una trepidante desorientación como si fuese fin de mundo.

Vicente teme que cualquier esfuerzo internacional sea infructuoso. Cómo salir de este naufragio de país. ¿Acaso no hay salvavidas para la desdicha? El Socialismo del Siglo XXI no conoce de diálogos, pues su particular idioma es sembrar pobreza y su cosecha es la miseria colectiva.

“Que se sienten a conversar Gobierno y oposición a ver qué sale”, dijo uno con voz apagada, mientras otro le respondió con sorna: “Lo que puede salir es La Sayona o El Silbón”. Vicente no sabe si la aplicación de este instrumento presione para la realización del referéndum revocatorio, si el Consejo Permanente permanecerá en su escandaloso mutis ante el irrespeto a los derechos humanos, a las libertades fundamentales, la pluralidad de los partidos y la separación e independencia de poderes.

Sabe que lo peor sería que Venezuela fuese expulsada de la OEA, para lo cual se requerirá de 24 sufragios en ese hemiciclo internacional. El informe de 132 páginas entregado por Almagro, podría parecerse en otra circunstancia, más un cruento relato de Stephen King que a la explicación pormenorizada de la alteración del orden constitucional y democrático.

Vicente sabe que hoy la carencia tiene una alta implicación en su cartera, con redoblantes escandalosos en su presupuesto, pues apenas son los primeros días del mes y la nevera está ventruda de soledad. Hoy su turbulencia económica le hace el volver a cotejar la emigración como alternativa. Pese al avezado y gran talento ostentad por años de preparación, la maleta es diminuta para llevar el amor sentido por su país.

Quizá esta nueva apuesta de la OEA le haga borrar la fecha del boleto aéreo y le permita soñar con una nación de libertad, justicia y paz.

 

  

MgS. José Luis Zambrano Padauy

Director de la Biblioteca Virtual de Maracaibo “Randa Richani”

[email protected]

@Joseluis5571