Malcorra, la canciller argentina que apoya el terrorismo de Maduro, por Manuel Malaver

thumbnailmanuelmalaverLa canciller argentina, Susana Malcorra, ya es una mancha oscurra-si no sangrienta- en el sentimiento de los demócratas de Venezuela y el mundo, por lo cual, no es solo una vergüenza que sea ministra de Relaciones Exteriores de un país democrático, sino que esté postulándose para ser Secretaria General de la ONU.

Error, el primero, que es de la exclusiva responsabilidad del presidente que la nombró, Mauricio Macri, -quién igualmente debe responder si la mantiene o no en el cargo- y aspiración la segunda que. con toda la seguridad, le será negada, pues sería una catástrofe incalculable que una cómplice del terrorismo presida el foro que congrega la totalidad de los países.

Lo “de cómplice del terrorismo” no es una metáfora, ni una afirmación ambigua sujeta a interpretaciones, sino que, cualquier que lo dude puede buscar las imágenes que recorrieron ayer el globo, y en las cuales, sicarios del régimen de Maduro golpean brutalmente en las puertas del CNE (el organismo electoral venezolano), al diputado opositor, Julio Borges.





Observa la escena que parece fotocopiada de los archivos de la Alemania nazi, un seudo general, Zavarce, asesino cuya misión es proteger criminales para que golpeen opositores indefensos.

Detrás de ellos, también se esconde Susana Malcorra, pues desde que ocupó el cargo en lo único que se ha activado, es defendiendo la dictadura de Maduro y armando reuniones del “Consejo Permanente” de la OEA para que a la segunda dictadura del mundo occidental (la otra es Cuba) no se aplique la Carta Democrática.

Tampoco le gusta a doña Susana el “Referendo Revocatorio” (derecho constitucional que los venezolanos invocan para destituir al dictador) sino que, le gusta el diálogo con garrotes, tubazos, balas y lacrimógenas, que fue el que los amigos de la Malcorra le aplicaron ayer al diputado Borges.

El diálogo con el que son atropellados los que salen a comprar la poca, escasa y en mal estado comida que les permite Maduro, los que se mueren en las calles, sus casas y los hospitales porque no hay medicinas y los expuestos a asaltos para robarles bienes de escaso valor en el madurismo como un par de zapatos, un celular, o la vida.