“Carlos Bemba” y sus 16 años de homicidios sin castigos

“Carlos Bemba” y sus 16 años de homicidios sin castigos

Foto: Archivo
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Durante 16 años la justicia no existió para Carlos Segundo González Castillo (40), apodado “Carlitos Bemba”. La Policía científica acumuló expedientes en su contra desde 2000, pero nunca lo condenaron. Se le acusó de homicidio, violencia de género, extorsión y amenaza, robo de carros y vínculos con mafias carcelarias. La impunidad del sistema judicial la acabó un sicario el pasado lunes, lo liquidó de dos balazos en la cabeza. Así lo reseña laverdad.com / Karoline Valladares

La única sobreviviente del atentado fue su hija, de 12 años. En el interrogatorio, le comentó a los oficiales que su padre sabía que lo seguían desde que la buscó en el colegio, al norte de Maracaibo. En el semáforo del Maczul, el vehículo sospechoso, una camioneta tipo machito, se estacionó cerca y desde la ventanilla del copiloto salieron los proyectiles que lo mataron.

La Policía recordó que empezaron a rastrear sus negocios ilícitos desde 2000. “Trabajaba con bandas dedicadas al robo de vehículos y se involucraba con criminales de la cárcel de Sabaneta”.





En los años posteriores, se le acumularon tres expedientes por homicidio. Por el asesinato de Raiza Carrasquero, a quien mató a balazos en septiembre de 2010, en el barrio Cujicito, lo apresaron, pero el juez le otorgó casa por cárcel. La medida la revocó el Juzgado Noveno de Juicio, pero los oficiales se presentaron en su casa, ya había escapado.

Se mantuvo en el anonimato hasta que ordenó el asesinato de un oficial de la Policía Nacional Bolivariana. En noviembre de 2012 emitieron dos solicitudes en su contra y en diciembre de 2013 circuló otra. Todas por homicidios en Maracaibo. Ninguna se ejecutó. Los funcionarios de los cuerpos de seguridad nunca encontraron su guarida.

“Carlos Bemba” se convirtió en un fantasma hasta el pasado lunes cuando sus enemigos se estacionaron a un lado de su Toyota 4Runner, blanca, placa AB773RL, y lo mataron. En su expediente, se explica que el crimen se trata de una venganza. No se habla de sus enemigos, pero los oficiales sostienen que investigan.

Juramento

El cuerpo de Carlos González se lo llevó su familia hasta la casa de su madre en sector Los Planazos. Le practicaron los rituales Wayuu y juraron venganza, comentó un testigo.

Una comisión de la Policía científica se trasladó a la barriada, recogió el cadáver para llevarlo hasta la morgue forense.

Los González no negociaron. Simplemente le advirtieron a los funcionarios que podían llevarse el cadáver, pero la Toyota 4Runner les pertenecía. No permitieron que la revisaran.