Gonzalo Himiob Santomé: Cada cual a lo suyo

Gonzalo Himiob Santomé: Cada cual a lo suyo

thumbnailgonzalohimiobImaginemos que esta noche recibo una llamada de Maduro. Imaginemos ahora que en dicha llamada me dice que necesita de mi trabajo y de mi compromiso con el país. En esa llamada imaginaria, Maduro divagaría unos instantes sobre los sacrificios que debemos hacer todos por nuestra atribulada nación, soltaría dos o tres de esas frases hechas a las que son dados los políticos y, al final, me dispararía a quemarropa su propuesta: Me pediría que me ocupe de preparar los planes y de dirigir al equipo de ingenieros, urbanistas y arquitectos que, en ese mundo imaginario que planteo, reconstruirán la virtualmente en ruinas infraestructura nacional.

Me hablaría de reparar represas, puentes y autopistas. También me pediría que rediseñase toda la estructura ferroviaria nacional y que le proyecte una nueva ciudad capital, con nuevas vías de acceso y de circulación y con una mejor distribución de los servicios públicos, de manera que hagamos de Caracas un modelo a seguir a nivel mundial. Y así seguiría, enumerándome cada una de las que serían mis obligaciones en ese cargo que, por supuesto, habría creado especialmente para mí.

En este ejercicio imaginario, todo sonaría muy bien, quizás hasta idílico (esas son las licencias que nos permite la imaginación) salvo por una contundente y demoledora razón que me llevaría, de plano, a negarme a aceptar la oferta: Soy abogado y prospecto de escritor, así que no tengo la más mínima, remota o distante idea de cómo carrizo se construye ni una pared de ladrillos. A veces ni hasta cambiar un bombillo en mi casa se me da, así que no estaría, ni de lejos, capacitado para asumir esa inmensa responsabilidad imaginaria.





Lo lógico, hasta por el bien de Venezuela, sería que declinara la propuesta y que le pidiera a Maduro que buscase a otras personas, que las hay mucho mejor capacitadas que yo, para que se ocupasen de tal encomienda. En todo caso, le diría (recordemos, estamos jugando con la imaginación) que si desea que le ayude a reconstruir Venezuela, existen otros ámbitos en los que tanto mi conocimiento como mi experiencia en general sí tendrían mejor cauce y serían mucho más provechosos.

Seguramente, tras terminar la llamada y si ese escenario imaginario se diera, alguien me diría que debería haber aceptado. Algunos por razones altruistas, pero muchos otros por “la golilla”, que así le decimos acá, que significaría poder ser dueño y señor del dedo todopoderoso que adjudicaría a diestra y siniestra todos los contratos y adquisiciones que vendrían de la mano de la titánica labor encomendada

Y ese es precisamente el punto. No todos están dispuestos a ocuparse de lo que sí manejan, de lo suyo, ni a “pelar esos boches”, incluso a costa de muchas vidas y de la estabilidad general de nuestro país. Sobre todo en el mundo político, no todos conocen sus límites, y muchos creen que, cual si fueran “hombres orquesta”, pueden dar la talla a todo lo que les venga. Lo importante, para muchos, es “estar donde haya”, sin importarles si pueden o no con las responsabilidades que todo cargo público implica.

Es absolutamente inaceptable que primero Chávez, y ahora Maduro, se empeñen en colocar en cargos de absoluta importancia nacional a personas que no tienen ni la más elemental idea de lo que se debe hacer para que las cosas funcionen. De esto tenemos muchos ejemplos, en materia de educación, en materia penitenciaria, en materia de seguridad, pero la guinda de la torta la tenemos ahora en materia alimentaria y de abastecimiento en general ¿De dónde saca Maduro que Padrino López tiene capacidad para manejar la distribución nacional de alimentos y medicinas? No sé si es un militar capaz o no, en las artes de la guerra que es lo que le toca, pero nada indica que tenga experiencia o conocimiento de las formas y vericuetos de las cadenas de producción, importación, distribución y comercialización de alimentos o medicinas. Estoy seguro de que en nuestro país, incluso en el mismo oficialismo, hay mucha gente mucho mejor preparada y con mucha más experiencia lista y al bate para asumir las responsabilidades que Maduro le asignó recientemente a Padrino López.

Pero las prioridades siguen torcidas. Al parecer más importante que la eficiencia, más importante que solucionar de verdad los problemas, es seguir manteniendo a muchos militares felices y viviendo en un mundo, tan alejado de la dura realidad del resto de los venezolanos, que se parece mucho a ese mundo imaginario e imposible en el que Maduro nos llamaría, a mí o a cualquier otro “escuálido”, para que nos ocupásemos de cualquier tarea por el bien del país.

@HimiobSantome