La crisis golpea a los padres y azota a los niños

La crisis golpea a los padres y azota a los niños

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En un pasado, lamentablemente cada vez más lejano, las vacaciones escolares eran sinónimo de ocio y de entretenimiento para los niños. Se hacían planes familiares y viajes en los que se “botaba la casa por la ventana para los reyes del hogar”. Hoy, por el contrario, la crisis impone en tal período un motivo de preocupación para los padres y tristeza entre los hijos.

Economistas como Anabella Abadi, adscrita a la firma ODH, consultora de políticas públicas y desarrollo gerencial, destacan que aunque el esparcimiento y la cultura integran también la canasta básica, son sus actividades las que suelen sacrificarse con el precario presupuesto familiar actual, recordando que se requieren 18.4 salarios mínimos (15.051,15 bolívares) para poder adquirir la cesta, para una familia de cinco miembros.





“Cuando sube la inflación y los sueldos no alcanzan – el precio de la canasta alimentaria aumentó 766,3% en un año, cotizándose en Bs. 277.432,88, según informe del Cendas del mes de junio -, eso parece ser lo primero que se recorta o elimina. Hemos observado que los padres reducen primero su propia recreación para poder ofrecérsela a sus hijos; pero, ahora, el ingreso no alcanza ni para eso”, manifestó al ser entrevistada, en Caracas, por el equipo de Reporte Unidad Venezuela. Así lo reseña Prensa Unidad Venezuela

“Toda persona que gane su sueldo en bolívares se queda corto, porque la inflación se lo come rápidamente. Eso quiere decir que todos los venezolanos que ganamos en bolívares somos pobres antes de cobrar ese sueldo. Y por supuesto, cuando llega la época de vacaciones, es muy difícil poder ofrecerles entretenimiento a los hijos”, aseveró.

¿Es grato el retorno a clases?

Otra arista mortificante en un país que, en el mejor de los escenarios, culminará 2016 con una inflación superior al 700 % – según el Fondo Monetario Internacional (FMI) -, la constituye lo relativo a la matrícula en los centros pedagógicos, los útiles y uniformes, por referir lo prioritario en cuanto a la enseñanza.

“Los colegios están haciendo ajustes en matrícula más de una vez en el lapso de doce meses: a principios de año te avisan que van a hacer ajustes ya sea en diciembre, marzo o julio; entonces, los padres están avisados pero, aun así, no saben si van a poder pagar”, expresó la profesional en investigación sectorial.

Acotó que, apenas se inicia el lapso escolar en los colegios privados, se solicita una contribución especial única. “Es decir, al tramitar la inscripción en el plantel hay que dar un dinero especial que va a un fondo de padres y representantes, y que se distribuye durante la vida académica. Eso resulta complicado porque el monto puede ser bastante elevado”, mencionó.

“Los colegios privados atraviesan también una situación muy difícil. Sabemos que muchos padres tienen dificultades para cubrir la matricula, pero también sabemos que si los colegios no ajustan esas tarifas no van a poder pagar buenos sueldos y salarios a sus profesores. Ya hemos visto una gran deserción por parte del personal docente. La crisis la están viviendo tanto los colegios como los padres de los estudiantes”, agregó.

Lo pertinente a los útiles, uniformes y calzados escolares, es otro dolor de cabeza. “Antes los niños podían tener sus cinco camisas y sus cinco pantalones: ahora, por lo costoso, los más pequeños usan la que fue la ropa del mayor”, aseveró, en lo que pareciera ser jocoso pero que revela, en realidad, otro drama.

Tiempo libre en las colas

Sostener que la crisis ha conllevado a la madurez prematura de los niños es tan cierto como admitir que los párvulos “están creciendo en las colas”.

“Hay padres que llevan a sus hijos a las colas porque no tienen con quien dejarlos, o no tienen dinero para pagar una guardería, o tal vez porque ya tienen 12 años y si tienen cédula pueden ayudar a comprar bienes de primera necesidad que están regulados y que venden según el número de cédula”, espetó en referencia a una imagen cotidiana en el país.

“Me atrevo a decir que los niños en Venezuela están creciendo más rápido de lo que deberían. Si bien los padres quieren protegerlos de este caos, llega un punto en que no se lo pueden esconder porque es una realidad que ven en la calle apenas salen de sus casas, amén de que manejan Twitter, Instagram, observan las noticias en televisión… Estamos atravesando una crisis – todo el mundo en la calle anda de mal humor – que hasta los niños también están sufriendo”, puntualizó.

Qué hacer frente a la crisis

Por más difícil que sea la situación siempre hay opciones que los padres pueden tomar para que los niños disfruten, en la medida de lo posible, de sus vacaciones escolares. He aquí algunas recomendaciones de la economista:

Explíquele la situación a sus hijos. “Es importante hacerlo con honestidad, aunque tampoco hay que darles todos los detalles porque siguen siendo niños; pero sí hacerles entender que la realidad ha cambiado y que por ello, aunque harán sus mejores esfuerzos, tal vez no los van a poder complacer como antes”.

Si la empresa donde trabaja alguno de los padres ofrece planes vacacionales para los hijos, no dude en inscribirlos.

Para los fines de semana busque funciones teatrales o de cine gratuitas que se organizan en distintas partes de las ciudades del país.

Llévelos a playas y/o parques públicos y prepare la comida o merienda en casa, pues resulta más económico.

Organice sesiones de cine en casa, aunque sea con películas “quemadas”.

Y para enfrentar el nuevo año escolar y la crisis en general, también nos brinda estos consejos:

Al momento de pagar la matrícula del año escolar que comenzará, pregunte en el colegio si existen planes de financiamiento o algún otro tipo de trato especial.

Planifíquese con base en escenarios y en un presupuesto más ajustado del que debería ser. “Es difícil hacerlo, incluso para las empresas, pero es necesario aunque sea para que nos sirva de guía de vuelo. Una familia deber tener por escrito cuáles son sus gastos básicos mensuales para saber cuánto es lo mínimo que debe traer al hogar para cubrirlos”.

Ahorita resulta muy difícil tener un colchón para las emergencias, porque nadie puede ahorrar, todo se gasta. “Aun así hay que estar preparados para los imprevistos. Una buena opción es tener la tarjeta de crédito disponible. Si tiene varias, dejar al menos una para estos casos.”