Jesús Peñalver: Niño de pecho

Jesús Peñalver: Niño de pecho

thumbnailJesusPeñalver“…pero no hay nada más puro
ni mejor para mirarlo
que un pecho fuera del pecho
y un niño al lado”

Andrés Eloy Blanco

 





Vuelve a amenazarnos impunemente y en cadena nacional, el Herodes de origen desconocido. Ese extraño y perverso sucesor de la barbarie chavista, ha vuelto a vomitar sus insultos y ha arremetido con su consabida torpeza y marcado odio, espetando –terrible anuncio- que   “Erdogan quedará como niño de pecho, si la oposición intenta otro golpe”.

El que preside en mala hora la República, en la fatídica continuación de la peste que instauró el milico megalómano y golpista Chávez, lanzó tal advertencia a la oposición política del país, haciendo alusión a las recientes acciones acometidas por su homólogo de Turquía, Tayyip Erdogan.

No es poca cosa tal despropósito, si vemos como siguen inventando golpes, invasiones y magnicidios, los mismos que pontificaban sobre la salud del enfermo terminal más sano del mundo.

Como se sabe y lo hemos dicho, ni héroe ni mártir, Nicolast Maduro es un títere dejado allí por el muerto golpista, con la anuencia de la siniestra dupla cubana.

Así como el milico golpista fue un enemigo de la democracia, pésimo administrador, un militarista desquiciado que acabó fragmentando con su odio a toda una sociedad, hoy quien ocupa desgraciadamente su lugar ha seguido en su afán por destruir lo que nos queda de país.

Mientras tanto, los otros poderes encargados de controlarlo, permanecen en la complicidad del silencio, o le rezan a aquel cuyo poder tuvo un origen democrático, y en su ejercicio se volvió un dictador.

Comparar al muerto Chávez con Maduro, para exculpar de algún modo al difunto, es una barrabasada, otra torpeza.

 

Es evidente que en manos del usurpador sigue reunida la suma del poder público, a excepción de la Asamblea Nacional, y a cada instante demuestra ser otro enemigo declarado de los DD. HH, que criminaliza a los defensores de estos y sigue judicializando la protesta social pacífica, al tiempo que persigue penalmente a los disidentes políticos.

Así como el muerto Chávez fue tan grosero, que hasta sus apuros intestinales los describía en cadena nacional, y ofrecía “dar lo suyo” a su mujer de entonces, hoy el aposentado en Miraflores no escatima en insultar, dando muestras de su ignorancia e ineficiencia en el mando. Porque aquí no se gobierna, se manda. Y por si fuera poco, ahora nos amenaza de muerte.

La barbarie prefiere espejos complacientes, y no el de la madrastra que le diga la verdad sobre sus fechorías y fealdades. Vivimos una terrible realidad, la padecemos.

El sufrimiento es una miseria y exaltarlo una perversión más. Sufrir es malo en sí mismo y punto. En eso incurre el chavismo desgraciado, incapaz de entender lo detestable, la vergüenza que es decir que “aquí nadie hace cola, la gente se organiza en grupo para salir a comprar”.

El pueblo no manda haciendo colas y muriendo de mengua en los hospitales. Tampoco haciendo cambalache de medicinas, exponiéndose en colas por un paquete de harina o pote de leche y pariendo por medicamentos.

La peste se burla de toda convención del derecho, despoja de su propiedad a innúmeros ciudadanos honestos, nos insulta y nos escarnece en sus deleznables y obligadas cadenas nacionales de radio y TV, y sigue enajenando nuestra soberanía a los designios de la oprobiosa dictadura cubana.

Ni malo ni pésimo, el de Chávez ha sido el peor gobierno de nuestra historia republicana, y la barbarie le pisa las patas, no para lavarlas.

Espero estar vivo el uno de septiembre, y pasar la prueba de esa jornada pacífica y democrática.

Jesús Peñalver