Calles del hambre, calles de protesta… por @ovidiolozada

Calles del hambre, calles de protesta… por @ovidiolozada

Hoy las calles de Venezuela delatan la incapacidad del gobierno o peor aún la ausencia total de gobierno.

Cualquier cristiano, que experimente un paseo en carro blindado o en moto china para camufleajearse e ir seguro, u ose en salir a pie o en bicicleta por estas calles de Caracas para observar y escuchar lo que nos está pasando en el tuétano de nuestra verdad real, y no solo vea y oiga el ruidoso paisaje de nuestra verdad aparente, podrá comprender el fondo de la necesidad histórica e impostergable de cambiar de gobierno y de “modelo de desarrollo”.

Supongamos un ejercicio sociológico o de trabajo social en el que contratamos de otro país a un profesional de estas ramas del saber, para que evalúe lo que nos está pasando y nos sugiera ¿Qué hacer?

Si comenzamos por taparle los ojos y lo colocamos en cualquier calle residencial y popular de la Caracas de hoy (Libertador) sin decirle en que parte del mundo se encuentra, posiblemente al develar sus ojos nos confunda con Haití o alguna potencia de la pobreza africana, a no ser por los ojitos de Chávez que desde alguna deteriorada pared lo estará mirando y en consecuencia, sin saberlo, comenzará su análisis por el final, ya que automáticamente reconocerá la omnipresencia del responsable de lo que está por apreciar.

En las calles del hambre…

Dígame… ¿qué observa? Basura, indigencia, pedigüeños, largas colas frente a los abastos con gente desganada y con cara de rabia e impotencia, gente hurgando entre las bolsas de basura amontonada por doquier, gente enferma deambulando, malos olores, revendedores (bachaqueros) llevándose la poca mercancía o especulando impunemente, muchos motorizados y peatones en actitud sospechosa o con cara de delincuencia, algunos pocos uniformados con porte de complicidad deteniendo a incautos y con rostros semejantes a los anteriores.

También observa muchos comercios cerrados y otros abiertos con ninguna o escasa clientela, alguna gente con sus chamos caminando con paso incierto, viendo con impotencia las vitrinas con aquello que quisieran tener pero que no tienen con que comprarlo, ya se aprecia mucha gente muy delgada, casi desnutrida, otros sentados en las aceras comiendo en una viandita algo que pudieron llevar de casa pero sin su tradicional trozo de carne, pollo o pescado y lanzando sus desperdicios a la calle, una que otra madre mayoritariamente precoz dando lactancia entre las colas y en alguna esquina un grupito de jíbaros (consumidores y/o micro traficantes) o un toldo escuálido de militantes asalariados o funcionarios del gobierno con un pendón del PSUV, la cara de Chávez o de Maduro ofreciendo las supuestas bondades del Socialismo, las mismas de 17 años atrás, pero ya sin seguidores o con gente que pasa ignorándolos, viéndolos con malestar o como gallinas comiendo sal.

El murmullo popular…

¿Qué escucha? Gente quejándose, muchas groserías, mucha rabia, muchos desesperanzados,  algunos algo esperanzados… frases repetidas, a veces sueltas y otras veces extendidas con discursos apasionados: ¿hasta cuándo esto? ¿Qué vamos hacer?, ¿Qué va a pasar?, ¡Algo tenemos que hacer!, ¡la gente está arrecha!, ¡aquí tiene que pasar algo!, ¡esta vaina va a explotar!, etc…

Y desde los negocios… ¿qué escucha? ¡NO HAY!, haga la cola, déjeme pasar que estoy enferma, embarazada o muy viejita y enseguida la respuesta: eso era antes señora “ahora todos somos iguales” haga su cola si quiere comprar y llevarse alguito pa´la casa. ¡Otra vez subieron los precios!, la plata no alcanza para nada, tengo 5, 8 y hasta 12 horas en esta cola, estoy en esta cola desde la madrugada, etc…

¿Y la respuesta del gobierno?

No reconoce lo que pasa o no suficientemente, pareciera restarle importancia, busca culpables externos en el país o fuera de este, no da respuesta o cuando las da, termina aplicando las mismas respuestas que no han solucionado esos mismos problemas por tanto tiempo, platea una eterna diatriba o conflicto con sus adversarios políticos, enroca a sus ministros, dejando siempre a los mismos en el centro de toma de decisiones del gobierno nacional que son los mismos que dirigen el partido de gobierno desde que Chávez estaba vivo y a pesar de la aplastante derrota del pasado 6D/2015 que hizo que la Asamblea esté dirigida hoy por la oposición.

También observa del gobierno que las buenas obras que adelantó yacen deterioradas, abandonadas o no las atiende debidamente, solo alguna que otra, no hace ni dice nada sobre las denuncias de corrupción de sus altos funcionarios, llueven las denuncias de estar metido en negocios con el narcotráfico y lavado de dinero, pierde credibilidad dentro y fuera del país, sus antiguos aliados externos tienden a marcar distancia y hasta oponerse, solo quedan pocos aliados de extrema izquierda, no tiene plata, no tiene divisas ya que se las gastaron y derrocharon cuando había abundancia y ahora que bajaron los precios del petróleo no tienen para reactivar el mercado en el que no creen pero si para mantener sus lujos, la producción está paralizada, nadie quiere invertir en este país quebrado, ni prestarle dinero por falta de garantías, no hay seguridad personal, ni seguridad jurídica…

Ante este difícil panorama se han venido asomando y multiplicando acciones de protesta desde sectores vecinales, gremiales y partidistas. Todos los días se registran innumerables protestas en todo el país y por múltiples y justificadas razones pero aun aisladas, no interconectadas ni lideradas desde un mismo centro. Además la decisión del gobierno es aprovechar lo que han llamado la unión cívico militar (Colectivos + Fuerzas Armadas) para reprimir la protesta democrática hasta acallarla, cosa que ha sido medianamente aplacada pero no suficientemente a pesar del control mediático, la sangre derramada y los presos políticos.

Frente a ese panorama, ¿Qué hacemos?

Hacer que las calles del hambre se animen a transformarse en calles de protesta hasta que la presión social sea tal que, antes que explote un polvorín social con consecuencias dramáticas, se conquiste una salida democrática, constitucional, pacífica y electoral supervisada por la observación internacional que permita que todos los venezolanos se expresen y drenen toda su ansiedad social para legitimar la institucionalidad democrática y vuelva la tranquilidad a las calles de Caracas y del resto de Venezuela.

Recomendación: Asistir masivamente y con mucho espíritu democrático y esperanzador a las gran Toma de Caracas este 1ro de septiembre y comprometer a la dirigencia opositora a acompañar organizada y permanentemente las calles de la protesta democrática hasta que se acuerde la fecha del Referendo Revocatorio en el 2016, de lo contrario, todo  esto se apreciará como una burla y el país explotará, lamentablemente más temprano que tarde explotará.

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